el chacachá del Gasteiztxo anuncia su vuelta desde la calle Herrería. Para en la Virgen Blanca. Son las doce menos cuarto de la mañana. Acaba de terminar el primero de los siete viajes del día. Hasta los topes. De la tercera fila de asientos desembarcan José López, su mujer y dos hijos universitarios, madrileños de los que dicen egque. Se les ve entusiasmados. “Ha sido una gran forma de aproximarnos de manera general a la ciudad. Ahora, tenemos muchas ganas de adentrarnos a pie en el Casco Viejo y detenernos en algunos edificios”, afirma el pater familias.
Un hispalense que dice apodarse el Chipis, con el que los gatos han hecho buenas migas durante el trayecto, jalea la proposición. Aunque “Sevilla es mucha Sevilla”, la Vitoria que acaba de descubrir a bordo del tren turístico le ha sorprendido muchísimo. “Sinceramente, no me la esperaba tan bonita. Y si encima se come tan bien como dicen...”. Deja la frase abierta, mientras con la mirada busca un bar. Las pocas personas que a esa hora están sentadas en las terrazas de la plaza son, como él, turistas.
El grupo pide café y varios bocadillitos de atún con mayonesa y jamón mientras, plano en ristre, estudia la ruta que a continuación seguirá. “En la Oficina de Información de Turismo nos han dicho que no nos podemos perder la Catedral Vieja, que está abierta por obras y que Ken Follet se inspiró en ella al escribir su última novela”, explica con repentino ánimo el hijo mayor de José, Antonio. “Estudio Historia en la Complutense”, apuntilla, como si hubiera previsto cuál iba a ser la siguiente pregunta. También se maneja con el inglés. Cuando dos extranjeros, aparentemente británicos, se acercan a la mesa donde está sentado con su familia para preguntar por la salida del Gasteiztxo, aclara sus dudas sin problemas. “Right there. It’s going now”, dice, señalando hacia el centro de la plaza.
Ya sólo faltan cinco minutos para las doce del mediodía y al menos veinte personas aguardan a la nueva salida del tren turístico. Otra vez se llenará. “La parte de los juzgados y de la avenida grande es un poco aburrida, no tiene especial atractivo, pero la zona del Ensanche resulta interesante y subir las cuestas del Casco Viejo es muy divertido. ¡Pensábamos que no iba a poder, que nos íbamos para abajo!”, comenta la familia madrileña.
El Gasteiztxo sale de la plaza de la Virgen Blanca, gira hacia Mateo de Moraza, continúa por Olaguibel, dobla en Fueros, entra en General Álava , sigue por Cadena y Eleta, con vistas a la Catedral Nueva y el parque de La Florida, continúa por la Avenida de Gasteiz para observar los juzgados, dobla por Madre Vedruna hasta Lovaina, penetra en la colina, cruza Correría y Cantón de las Carnicerías para ver la Catedral Vieja y el Escoriaza-Esquível, y vuelve por Herrería, escenario de bonitos palacios y de la iglesia de San Pedro, hasta el punto de partida.
No se ven ni de lejos a lo largo del trayecto todas las joyas de Vitoria, como las que atesora la ladera este del Casco Viejo, parte del Ensanche decimonónico o el Anillo Verde, pero la gente suele quedarse a gusto con el recorrido como un primer acercamiento. El Gasteiztxo va acompañado, además, de un sistema de audio que da oportunas explicaciones sobre los principales hitos, edificios o lugares que van surgiendo a lo largo del viaje. También es trilingüe. La información se ofrece en castellano, inglés y euskera, idiomas que manejan bien la mayoría de los turistas más habituales de la capital alavesa: catalanes, vascos, andaluces, madrileños, valencianos, franceses, ingleses, italianos y holandeses. Gente que antes venía de visita a pasar el día y ahora ya se queda al menos una noche en la ciudad.
más pernoctaciones “Hemos reservado hotel para hoy, pero igual nos quedamos más. Nos han dicho en la Oficina de Turismo que merece mucho la pena hacer una escapada a Rioja Alavesa”, señalan Rosa y Andreu, catalanes, al bajar del tren. La plaza de las Burullerías les ha dejado impactados. “Esa combinación de los edificios tan medievales, con el mural y las lámparas modernas... Nos ha parecido un rincón precioso y apenas hemos tenido tiempo de sacar fotos, así que luego nos pasaremos”, cuentan. El precio pagado por el descubrimiento, eso sí, “ha merecido la pena”. El Gasteiztxo cuesta, por 45 minutos de recorrido, 4,5 euros en el caso de los adultos y tres para los niños. “Un poco cara la entrada infantil en comparación, aunque la verdad es que los críos se lo pasan muy bien, sobre todo en el Casco, no hace falta ni la bruja del chuchú”, bromea un matrimonio de León, con dos pequeñajos que no dudan en pedir a sus padres “otra vuelta”.
El Gasteiztxo, que empezó a funcionar el 11 de julio, seguirá saliendo a la calle hasta finales de septiembre con siete recorridos diarios: por la mañana a las 11.00, 12.00 y 13.00 horas y por la tarde a las 17.00; 18.00, 19.00 y 20.00 horas.
Recorrido. El Gasteiztxo sale de la Virgen Blanca, gira hacia Mateo de Moraza, continúa por Olaguibel, dobla en Fueros, entra en General Álava, sigue por Cadena y Eleta, con vistas a la Catedral Nueva y el parque de La Florida, continúa por la Avenida de Gasteiz para observar los juzgados, dobla por Madre Vedruna hasta Lovaina, penetra en la colina, cruza Correría y Cantón de las Carnicerías para ver la Catedral Vieja y el Escoriaza-Esquível, y vuelve por Herrería hasta el punto de partida.
Horarios y tarifas. El tren turístico surca las calles de Gasteiz a las 11.00, 12.00 y 13.00 horas y por la tarde a las 17.00; 18.00, 19.00 y 20.00 horas, en recorridos de 45 minutos. Cuesta 4,5 euros para los adultos y tres para los niños.
Este turista madrileño ha acudido a la ciudad acompañado por su mujer y sus hijos.
Visitante sevillano, también apasionado de la gastronomía.