vitoria - Todo el mundo sabe que el Zadorra no está limpio. De lo que no se habían tenido noticias hasta ahora es que en la zona de Vitoria, aguas abajo, el río lleva al menos tres años arrastrando un pesticida tóxico y cancerígeno, persistente y bioacumulable, prohibido por sus riesgos en la UE. Se llama lindano, nombre comercial del hexaclorociclohexano, creado como insecticida en la agricultura, contra los parásitos en la ganadería y para el tratamiento de piojos y sarna en los seres humanos, tan eficaz en las funciones prescritas como para generar residuos altamente contaminantes, dañinas para el medio ambiente y amenazantes para las personas en altas concentraciones. La Confederación Hidrográfica del Ebro lo detectó en 2013, dentro de los estudios mensuales y anuales que realiza para encontrar sustancias peligrosas a lo largo de la cuenca del Ebro, pero no fue hasta 2015 cuando se descubrió el foco del problema. Según todos los indicios, se encuentra en el vertedero municipal de Gardelegi. Dónde exactamente, dentro de la gran montaña de basura, todavía es un misterio.

La dificultad de dar con una tecnología que permita identificar un compuesto tan volátil como el del HCH es el que explica, según el Ayuntamiento de Vitoria, que aún no se haya actuado. “Ahora bien, el vertido tiene que ser anterior a los noventa, no existe ningún riesgo para la salud de las personas y estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance desde el momento en que hemos tenido conocimiento de la situación”, afirmaron ayer desde el equipo de gobierno municipal, en un intento de transmitir calma, tras conocerse el enésimo contratiempo medioambiental del Zadorra. La CHE le ha dedicado un capítulo específico dentro de su último informe sobre la situación de los ríos, en el que desvela que fue el pasado mes de marzo cuando instó a tomar medidas correctoras para evitar que esos residuos procedentes del vertedero de Gardelegi no acaben en el río tras pasar por la depuradora -en este caso ineficaz- de Crispijana.

La alarma, no obstante, saltó bastante antes, durante los controles de 2013 y 2014. A lo largo de esos dos años se detectaron en el punto de control de Vitoria-Trespuentes, en siete de los 23 muestreos realizados, niveles de HCH en el agua superiores a la concentración máxima admisible; en concreto, de entre 0,049 y 0,139 microgramos por litro, cuando el límite es, según las normas de calidad ambiental, de 0,04. Cantidades que obligaron a preguntarse por la procedencia del contaminante, hasta ese momento desconocida. El primer paso para desvelar la incógnita fue comunicar los resultados, en enero de 2015, al Departamento vasco de Medio Ambiente y al Área de Control de Vertidos de la Confederación. En junio de ese año, técnicos de ambas administraciones celebraron una reunión en la sede de la Agencia Vasca del Agua (URA), donde se acordó efectuar controles periódicos intensivos por parte de los dos organismos en distintos puntos del Zadorra y del entorno de Vitoria, en el entorno del vertido final de la depuradora y en otros posibles focos de contaminación, dada la importante presencia de industrias en la zona.

Como resultado de las inspecciones efectuadas, a lo largo de un 2015 en el que por otras cuatro veces se superó la concentración máxima permitida de HCH, la Agencia Vasca del Agua concluyó que los residuos procedían del vertedero de Gardelegi, cuyo lixiviado está conectado a la estación de Crispijana. Además, se descubrió que esos contaminantes no se detectaban cuando el río bajaba con más de mil litros por segundo, lo que llevó a determinar que el vertido de lindano “es continuo” aunque con determinados caudales no se vean y parezca que la situación está bajo control. Así pues, con esa sentencia en la mano, mediante una resolución del 10 de marzo de 2016, la CHE instó al Ayuntamiento de Vitoria a presentar “un programa de medidas correctoras para evitar la entrada de los cuatro isómeros de HCH a la red de colectores de la depuradora y su posterior presencia aguas abajo, así como la definición de los plazos previstos para su ejecución”.

Y en esas está ahora el gabinete de Gorka Urtaran, tratando de superar varias complicaciones para pasar a la acción. “Si hubiera una confirmación analítica permanente de niveles por encima de los admitidos sería más fácil determinar el origen preciso, pero las lecturas son irregulares, unas veces muy altas y otras anecdóticas. Además, al tratarse lo más seguro de un vertido industrial, ilegal y anterior a los noventa, no tenemos documentación que permita identificar el posicionamiento exacto”, explicaron. Por otro lado, tras hablar con IHOBE del Gobierno Vasco para intentar encontrar la técnica más adecuada de localización del depósito, el Ayuntamiento está “pendiente de saber si existen equipos móviles que permitan detectar vapores de lindano, ya que se trata de un compuesto altamente volátil”. El mensaje final, no obstante, fue de tranquilidad. Según el equipo de gobierno, “la legislación permite una presencia global de plaguicidas en las muestras que es la suma de varios parámetros, y en el caso del Zadorra se supera uno y puntualmente”.

Irabazi, primer grupo en hacerse eco del informe, se adelantó a las justificaciones. “La CHE ya apunta a que el vertido es continuado. La depuradora no es capaz de detectar ni depurar dicha sustancia con caudales superiores a los mil litros por segundo, por lo que finalmente acaba en el Zadorra contaminando su fauna y provocando una grave afección al ecosistema en un río que está declarado como Zona de Especial Protección de la Red Natura 2000”, advirtió el concejal del grupo, Óscar Fernández. Por eso, a su juicio, la situación “no se puede demorar” por más tiempo. El gobierno de Maroto “ya miró para otro lado en el pasado”, cuando la CHE dio el primer toque, “y no queremos que el de Urtaran caiga en el mismo error”. El edil tiene claro que hay que actuar ya conforme a los valores que defiende Gasteiz en materia medioambiental y recuperar la gestión directa de Crispijana, adjudicada por Amvisa a la empresa Inima hasta 2019. - DNA

En el agua. El informe también advierte de la detección en tres ocasiones de altas concentraciones de nonilfenol en Trespuentes.

En los sedimentos. Se han encontrado elevadas concentraciones de antraceno, fluoranteno, cobre, cromo y zinc en el punto de control de Agurain, así como cadmio en Trespuentes.

En los peces. Altísimas concentraciones de mercurio en percas, barbos y madrillas en Agurain y Trespuentes, y de HCH en madrillas en Trespuentes.

El concejal de Irabazi, grupo municipal que se hizo eco del informe de la CHE, reprochó que el gobierno de Javier Maroto no hubiera adoptado medidas tras las concentraciones de HCH detectadas desde 2013 y conminó al gabinete de Gorka Urtaran a actuar ya en esta Zona de Especial Conservación.

El representante de Zadorra Bizirik, plataforma creada por personas preocupadas por la situación ecológica de los ríos, no se mostró sorprendido por los resultados del informe. “No estamos haciendo todo lo que hay que hacer, aunque con la ZEC haya que tomar medidas serias”. Pasan los años y, ya sea por una cosa u otra, “siempre hay una alta presencia” de sustancias contaminantes en Trespuentes y Agurain.