vitoria - De puro sencilla, puede interpretarse como una idea menor. Nada más lejos de la realidad. Abrir un agujero en la pared correcta para ir a dar al lugar adecuado y hacerse con el material que se busca no está al alcance de cualquier delincuente. De hecho, los butroneros pertenecen a una categoría respetada dentro del colectivo criminal. Los profesionales del muro horadado acostumbran a visitar Álava con cierta regularidad, ya que los polígonos industriales son uno de sus objetivos principales. La mayor parte de los que pisan territorio alavés pertenece a grupos llegados de Europa del Este, según atestiguan los agentes encargados de darles caza. Recientemente se han reactivado los robos por este procedimiento en Jundiz, con media docena de nuevos casos en cuestión de dos semanas y las investigaciones de la Ertzaintza se han vuelto a poner en marcha. Las empresas son conscientes de que deben extremar, una vez más, las precauciones y los responsables policiales advierten de que, por la forma en la que se han llevado a cabo todos estos nuevos robos, los autores no sólo conocen bien Jundiz, sino que además disponen de información de primera mano sobre las compañías en las que han actuado.

Hace ya algunos años, los investigadores de la Ertzaintza llegaron a la conclusión de que muchos de los butroneros que actúan en Álava son de nacionalidad albanokosovar, aunque también aparecen individuos de otras nacionalidades del Este europeo. El goteo de robos y actuaciones policiales, las evidencias que se han ido acumulando y la experiencia de los agentes han permitido dibujar un pequeño mapa de las especializaciones delictivas de cada grupo criminal en función de su origen. Así, mientras los albanokosovares parecen haberse especializado en la ejecución de butrones para desvalijar empresas, las bandas de georgianos se han convertido en expertos atracadores de pisos y los grupos de norteafricanos parecen decantarse más por el robo en trasteros de viviendas.

Los integrantes de todos estos grupos saben bien cómo funcionan los operativos policiales. Por eso suelen golpear y retirarse a tiempo, antes de cometer un error que permita a los agentes seguirles la pista. Actúan como bandas itinerantes y van cambiando de provincia o de comunidad autónoma, perfectamente conscientes de que cada cuerpo policial trabaja de forma independiente y de que es muy poco probable que crucen datos entre sí de forma casual.

La excepción, sin embargo, ha tenido lugar recientemente con la oleada de asaltos a domicilios particulares. Durante más de un mes, diferentes grupos criminales asolaron la ciudad dejando un rastro de robos inédito hasta la fecha. La profesionalidad de estas bandas hacía tremendamente complicado seguirles el rastro, pero un golpe de suerte en forma de vecina atenta que salió en persecución de un ladrón descubierto in fraganti puso fin a la avalancha de atracos. Tanto los efectivos de la Policía Local como los de la Ertzaintza estaban preparados para capturar al ladrón y finalmente fueron éstos primeros quienes procedieron al arresto del ciudadano de origen georgiano que huía de la escena del delito en posesión de herramientas habitualmente empleadas en los robos y de varios objetos robados. A continuación, se produjo la identificación múltiple de compatriotas del primer detenido y los asaltos cesaron. El resto de los grupos que operaba en Vitoria captó rápidamente el mensaje policial y buscó lugares más tranquilos en los que poder seguir ejerciendo su profesión sin verse sometidos a tanta presión.

Las bandas, tanto las especializadas en butrones como en robos a viviendas, suelen estar compuestas por cuatro individuos. Muchos de sus integrantes cuentan con formación militar recibida en Europa del Este y la aplican a la hora de planificar sus robos. Como sucede en el caso de los últimos atracos registrados en Jundiz, estudian al detalle los emplazamientos, conocen los protocolos policiales de vigilancia para la zona, analizan los sistemas de seguridad, ven qué muros son más vulnerables, comprueban que pueden vender sin problemas la mercancía que se guarda tras la pared y ejecutan el golpe. Generalmente huyen de todo tipo de contacto. No quieren que se produzca violencia ni agresiones de ningún tipo. Son profesionales y prefieren que los golpes sean lo más limpios posibles.

robos por encargo Los objetivos de los butroneros son de lo más variado. Pueden llevarse desde maquinaria especializada hasta electrodomésticos, pasando por el material industrial más diverso. Precisamente por ello, los investigadores sospechan que en muchas ocasiones pueden trabajar por encargo. El tipo de máquinas que han llegado a robar, pesadas, voluminosas y con una funcionalidad muy concreta, confirma esta teoría. Y cuando han desaparecido aparatos electrónicos con números de serie rastreables nunca han aparecido. Como si tuvieran prefijado un destino concreto fuera del radio de acción de la Ertzaintza.

La especialización en butrones no se obtiene de la noche a la mañana. Muchos de estos butroneros empezaron en el negocio de chavales, hace más de una década, y ahora se han convertido en auténticos maestros del delito. El producto de sus robos les permite llevar un tren de vida muy elevado y, puesto que como ya se ha dicho huyen de todo tipo de violencia, el riesgo que corren es muy bajo.

En caso de ser detenidos, no suelen oponer resistencia a los agentes. Quedan en libertad provisional a la espera de que se programe el juicio y mientras tanto acostumbran a seguir actuando para continuar aumentando las ganancias. A menos de que hayan sido cazados con las manos en la masa resulta bastante complicado demostrar su participación en los hechos, así que la probabilidad de salir absueltos es elevada. En caso de ser condenados, las penas impuestas no son excesivamente severas, ya que no se produce violencia. Reservan grandes cantidades para disponer de efectivo que les permita hacer frente a cualquier imprevisto, así que en caso de necesidad se costean los mejores abogados y asesores fiscales. Garantizarse penas leves y blanquear el dinero para no dejar huellas forma parte de este lucrativo negocio. - DNA / Foto: DNA

empresas. Durante esta última tanda de robos, los butroneros han robado en media docena de empresas radicadas en el polígono industrial de Jundiz.

semanas. Las primeras denuncias se presentaron a comienzos de julio, coincidiendo con el arranque del horario de verano en muchas empresas.