vitoria - Justo ayer hace 47 años comenzó a escribirse la historia de la liberación del colectivo LGTBI+ en la ciudad de Nueva York, cuando una violenta redada policial en el pub Stonewall, frecuentado por esta comunidad, provocó un levantamiento popular sin precedentes que terminó por encender la llama de lo que hoy medio mundo conoce como Orgullo. Gasteiz se tiñó con los colores del arcoíris para conmemorar este histórico acontecimiento y reivindicar la igualdad real, como todos los 28 de junio, pero también para hacer autocrítica, la de un activismo local que se pregunta si durante todo este tiempo ha hecho lo suficiente para mantener vivo el “legado” de aquel valiente grupo que gritó hasta aquí. “Gracias Stonewall, y disculpa. Nos morimos de vergüenza”, clamó la Plataforma Transbollomari tras la manifestación que recorrió las calles de la capital alavesa. El lema elegido para este año ha sido Suéltate de la violencia cisheteropatriarcal, un mensaje que volvió a alertar sobre el creciente goteo de los delitos de odio contra el colectivo LGTBI+.
“Las microviolencias son la base de las macroviolencias. La base está en el día a día. La gente se escandaliza con lo que sucedió en Orlando, pero es sólo la punta del iceberg, porque en el resto del mundo son agredidas y mueren muchísimas personas todos los días”, contextualiza la activista Zuri Estívariz, del colectivo 7menos20, aludiendo a la reciente masacre en el club Pulse de la ciudad de Florida, frecuentado por la comunidad homosexual. Una idea clave sobre la que giró el manifiesto de la plataforma. “¿Estamos dando el callo? ¿O estamos dando las gracias y no recogemos el legado? El legado implica cambiar el eje de rotación, el punto de vista, la perspectiva. Observar la lluvia, los afluentes, los arroyos, los manantiales que van a dar al río. Pararse a mirar las orillas, los sedimentos, los fósiles, el caudal de agua. Pararse a pensar. Pensar antes de que el río llegue al mar y de ahí al océano. Orlando es el océano”, incidió el colectivo.
La marcha del Orgullo, recuperada tras una celebración de 2015 en la que la Virgen Blanca se convirtió en una suerte de parque temático, partió pasadas las 20.00 horas desde este mismo punto, recorrió distintas calles del centro de la ciudad y terminó, como suele ser habitual, de nuevo en la Virgen Blanca. No faltaron las consignas, las pancartas y las reivindicaciones en un aniversario donde, a nivel estatal, se ha querido reivindicar la visibilidad bisexual en la diversidad y la promulgación de nuevas leyes “por la igualdad real”.
La fiesta continuó después en el Gaztetxe, en un Casco Viejo que celebra su semana grande de la mano de Zaharraz Harro!!, donde se celebró una performance. No sin antes incidir en esa autocrítica. “Reconozcamos que vamos sin dirección, que estamos perdidas, que la movilización no puede estar en las agendas de lo que ocurre en los océanos (...) Ninguna es una broma, no te pongas así, sin respuesta”, alentó la Plataforma Transbollomari.