Vitoria - Las dos chicas que denunciaron haber sido víctimas de una agresión sexual el pasado día 5 de junio durante las fiestas de Arana pudieron ser drogadas por sus atacantes. Ante las supuestas dudas surgidas en torno a la veracidad de su versión, las portavoces del Movimiento Feminista de Vitoria explicaron ayer que la ausencia de pruebas pudo deberse a que las dos jóvenes tomaron, sin saberlo, algún tipo de sustancia que afectó a su libre albedrío. “Sospechamos que en este caso, como en otros, los agresores han utilizado alguna droga inhibidora de la voluntad, aumentando aún más la confusión de las agredidas”, precisaron. Por ello, exigieron “que se respete su palabra y se pongan de una vez en marcha las medidas necesarias para evitar este tipo de casos”. Según las víctimas, los hechos tuvieron lugar en la madrugada del día cinco cuando dos varones jóvenes les sometieron a tocamientos en contra de su voluntad en un aparcamiento público de la zona de Arana. Las denuncias no se tramitaron hasta varios días después.

Las representantes de la plataforma denunciaron que la atención prestada por las instituciones -Ertzaintza, Policía Local y Osakidetza- a las jóvenes, de las cuales una es menor de edad, no fue adecuada ni ajustada a protocolo. “Se ha culpabilizado a las mujeres agredidas, juzgándolas y quitando importancia a todo lo ocurrido”, explicaron. “Se jactan de sus unidades especializadas de violencia de género y de sus protocolos de atención ante agresiones, pero la verdad está muy alejada de lo que nos venden a través de la publicidad institucional en relación a la asistencia en casos de agresiones sexistas”, añadieron.

A la hora de valorar la ayuda prestada, las representantes feministas denunciaron “tanto a los agresores como la no actuación de las instituciones”. Cuestionados por estas acusaciones, los portavoces del Departamento vasco de Seguridad declinaron realizar declaraciones y se limitaron a recordar que “la investigación continúa abierta”.

Por otra parte, los responsables de la Policía Local informaron ayer de dos arrestos relacionados con quebrantamientos de órdenes de alejamiento. En el primero, una vecina de la calle Pablo Picasso requirió el jueves ayuda policial debido a que su expareja se encontraba en su piso y la había agredido físicamente. Ella reconoció que a pesar de la orden de alejamiento que tenía, le había permitido vivir en su domicilio para darle una oportunidad. No obstante, la agredió, amenazó y le agarró por el cuello, por lo que la patrulla le detuvo.

Finalmente, un hombre de 35 años fue arrestado el jueves por la misma razón. Una mujer solicitó a la Policía Local que acudiera a la calle Agirrelanda ya que su expareja estaba molestándola y llamando al portero automático de su casa. La mujer explicó que el varón tenía una orden de alejamiento y los agentes le localizaron poco después en la calle Francisco Javier de Landaburu. Cuando le identificaron, le explicaron que iba a ser detenido por un presunto quebrantamiento de orden judicial .