Gasteiz - El Ayuntamiento de Vitoria hará inventario sobre el estado de conservación de las viviendas del Casco Viejo para determinar tanto las necesidades de los edificios del barrio como sus posibilidades futuras de rehabilitación y mejora, explican desde Urbanismo. Esta tarea va a ser gestionada por la sociedad Ensanche 21 dentro de sus nuevas labores de restauración de viejas casas. Para ello, la sociedad municipal aprobó en su último consejo de administración sacar a concurso la adjudicación de este estudio en tres lotes diferenciados de 15.000 euros cada uno. El primero para estudiar los bloques de la ladera este, zona sur; el segundo los de la ladera oeste, zona norte, y el tercero los de la ladera oeste, zona sur. En total, invertirá 45.000 euros en extraer unos datos que engrosarán su base de documentación. Las empresas interesadas tienen de plazo hasta el 3 de junio para concurrir con sus ofertas.
El análisis de los pisos se focalizará en el estado de la edificación; la accesibilidad, con recogida de datos sobre condiciones de los núcleos de escalera y sus posibilidades de transformación; las edificaciones que se encuentran fuera de ordenación urbana, estudiando las anchuras de caño establecidas en el Plan Especial de Rehabilitación Integral (PERI) y la afección a las viviendas que supondría su derribo, y las condiciones de habitabilidad de las casas, así como sus posibilidades de arreglo.
El conjunto monumental del Casco Medieval de Gasteiz tiene un valor histórico y urbanístico innegable -dice Ensanche 21-, como ciudad trazada siguiendo criterios racionales de adaptación a la topografía de la colina en la que se asienta. Su estructura ha ido transformándose y colmatándose a lo largo de la historia, demostrándose eficaz para resolver las necesidades de sus habitantes durante más de 800 años. No obstante, los cambios sociales y urbanísticos acaecidos en la ciudad desde finales del siglo XIX (industrialización, aumento de la población, derribo de la segunda muralla y desarrollo de la ciudad extramuros), hacen que, objetivamente, la ciudad histórica tenga mayores dificultades para dar servicio a las exigencias de la población que el resto de la urbe. Así, los vecinos se encuentran a menudo con problemas de accesibilidad, con la necesidad de tener que utilizar el coche para sus desplazamientos diarios y con falta de aparcamientos, parque o zonas de esparcimiento cercanas debido a la alta densidad de edificación. A esas dificultades, inherentes a la propia estructura urbana del barrio, que por su valor cultural es un bien a preservar, se añade la problemática específica de la edificación, que de una forma más temporal ocupa y rellena la estructura urbana, apuntan desde Ensanche 21. De ahí que este inventario vaya a poner el foco, precisamente, en la esfera de la edificación, con el objetivo de examinar las posibilidades de transformación de los edificios, de forma que, manteniendo las características de su estructura urbana (manzana y división en parcelas), se puedan proponer tanto iniciativas de gestión de la rehabilitación, como estrategias a medio o largo plazo que den respuesta a la evolución de las necesidades de los vecinos que residen en el Casco Viejo.
Por tanto, primero se analizará la edificación, para conocer el estado y características de los edificios, y una vez recopilados los datos, introducirlos en una base preparada a dichos efectos. Los datos se obtendrán, tanto de las visitas de campo a todos y cada uno de los inmuebles, como de la información que se dispone ya de los edificios. Después se catalogará el grado de necesidad de rehabilitación atendiendo a las características de las casas: si son de madera, hormigón o acero; si disponen de gas, ascensor, portero automático, contadores individuales o protección contra incendios. Y como conclusión se clasificará el estado de las casas en: excelente, bueno, regular y malo. También se analizarán los inmuebles fuera de ordenación urbana, esto es, de las normas urbanísticas del Casco Medieval, para establecer cuáles convendría tirar abajo si, por ejemplo, interrumpen el paso por los caños etc, así como las afecciones que un derribo tendría en los edificios de al lado, además de las condiciones de habitabilidad de los pisos.
No es la primera vez que el Ayuntamiento pone sobre la mesa la necesidad de estudiar el estado de conservación de los edificios del Casco Viejo. En junio de hace dos años ya anunció una actuación de estas características, a petición de EH Bildu, y el exedil de Urbanismo Miguel Garnica explicó que se constituiría un equipo técnico compuesto por dos arquitectos, dos aparejadores y un sociólogo. El objetivo de aquel estudio también era abordar la situación del patrimonio construido para determinar las obras a realizar a largo plazo. Y es que, pese a las rehabilitaciones de los últimos años, en el barrio sigue habiendo numerosas casas con deficiencias de diverso tipo y problemas de habitabilidad, inmuebles en ruina y edificios que llevan años vacíos. La coalición soberanista ya denunciaba en 2014 que Vitoria concedía ayudas a la rehabilitación, pero seguía sin disponer de un plan o estrategia pública para completar el arreglo de las viviendas del Casco Viejo desde una perspectiva social, y centrándose únicamente en mejorar la imagen del barrio de cara al turismo.
Hasta la desaparición de la Agencia de Rehabilitación del Casco Histórico era la Arich la encargada de las ayudas a la rehabilitación. Tras su cierre, y con la llegada de Urtaran a la Alcaldía, el Ayuntamiento ha dispuesto que sea Ensanche 21 quien lidere estas tareas una vez culminada la expansión de Gasteiz por los nuevos barrios.