zuazo de Kuartango - Los misioneros vascos que han trabajado en Ecuador se reunirán hoy en Vitoria para hacer un llamamiento a la solidaridad con las víctimas del terremoto que asoló una parte de Ecuador. Entre los que estarán en la reunión se encuentra el párroco de Kuartango, Juan Ramón Etxebarria, que ha sido misionero durante 40 años, 30 de ellos en aquel país americano y siete años concretamente en una de las zonas más castigadas por ese desastre natural: en la ciudad de Pedernales, en la comarca de Manabí, donde han fallecido más de cien personas.
El párroco del valle de Kuartango explica que aquélla era una zona muy pobre, en la que habitaban unas 2.000 personas, con las que tanto él como otros misioneros y misioneras trabajaron para crear infraestructuras sanitarias, de abastecimiento de agua y depuración, telefonía y carreteras. También se dedicaron a impulsar actividades generadoras de empleo creando comunidades y cooperativas. Hace muy pocos años se detectó en la ría la existencia de camarones y su puesta en valor hizo que se crearan muchas camaroneras. Aquello propició el crecimiento de población hasta los 40.000 habitantes.
Etxebarria rememora que una de las obras de las que guarda muy buen recuerdo en la parroquia, que es uno de los edificios más dañados, aunque los que más han sufrido han sido las casas. De hecho, se ha derrumbado el 60% del caserío y las infraestructuras hoteleras han quedado prácticamente arrasadas, al destruirse en un 90%.
Precisamente poco antes del terremoto, Juan Ramón Etxebarria estaba preparando un viaje a Ecuador, a esa zona de Manabí, donde el día 11 de mayo tenía previsto presentar el libro El corazón de África, en el museo de la Bahía de Caráquez. Tras el desastre el viaje se mantiene, pero evidentemente el objetivo de la visita no será la presentación, sino la visita a la zona para prestar ayuda y conocer las necesidades de sus gentes.
Al cantón de Manabí, al igual que a otros cercanos y también muy dañados acuden desde hace muchos años misioneros de Euskadi, que han llevado su pastoral pero también proyectos e impulsos “para elevar la dignidad de la gente, para que fueran los protagonistas de su vida”. Por esa razón en Ecuador se tiene en gran estima a los que acuden a trabajar por y con ellos desde el País Vasco, desde Álava, principalmente. Para Etxebarria, Pedernales “era mi pueblo, mi familia, el lugar donde me sentía tan feliz como en Kuartango.
Por esa razón mantiene la programación del viaje y así lo hará saber hoy en la reunión que mantendrán los misioneros alaveses y vascos que han estado por aquellas tierras. Y para impulsar actitudes de solidaridad ha decidido difundir a través de las redes sociales un mensaje, con el que recuerda que Somos manabas. Estamos de juto. En el llamamiento a la solidaridad destaca que “nos sentimos sobrecogidos. No tenemos palabras. Sólo queremos llorar. Manabí fue nuestra patria para muchos amigos, misioneros y misioneras, que compartimos allá profundas experiencias. Siempre sembrando solidaridad y espíritu de servicio al hermano, en especial al más necesitado. Nosotros también estamos destruidos moralmente, junto a ese pueblo que ha sido destruido”.
Recuerda que “Pedernales fue mi casa, fue mi familia, donde pasé mis mejores años. Y lo mismo que Pedernales, también lo fueron: Cojimíes, Jama, San Isidro, San Vicente, Bahía de Caráquez y otros muchos lugares de Manabí. Conozco todos sus rincones, sus caminos y llegué a las últimas casas. Y en aquella convivencia, nos hicimos profundamente cercanos y amigos. Nos sentimos cercanos a cada uno de ustedes, hermanos manabitas. Quisiéramos estar ahí, arrimando el hombro. Que sientan nuestro consuelo”.
En el mensaje anticipa a los vecinos de Pedernales y otros municipios que “vamos a estar muy cerca, de verdad, de todas las formas posibles: con la cercanía humana, con la solidaridad, en el espíritu, con la oración, con el apoyo moral, con el apoyo económico” y a los vecinos de Kuartango, de Álava y de Euskadi les reclama que “es el tiempo de la solidaridad. Siempre lo ha sido; cada momento que compartimos con ustedes, lo fue. No entendemos la vida de otra forma. Pero, ahora lo es más que nunca”.