San Prudencio está a la vuelta de la esquina y con él la posibilidad de disfrutar de unos días de asueto fuera de las tierras patronales del santo meón. Las agencias de turismo alavesas como cada año por estas fechas ya han echado el resto para saciar una demanda viajera cada vez más innovadora. Pocas son ya las touroperadoras de la capital alavesa que a su clásica oferta de circuitos internacionales o cruceros se resisten a incorporar trayectos diversificados por actividades que se escapan de lo convencional. Así, por ejemplo, se pueden encontrar propuestas de lo más sorprendentes, como irse a correr el Running Ibiza el próximo 1 de mayo, como ofrece Zafiro Tours; bucear en la Riviera Maya, como sugiere Viajes Guria, o hacer descenso de barrancos en Asturias, como recomienda la agencia Samarkanda.
Otro ejemplo de la capacidad que esperan los clientes lo constituyen las agencias que han dado un paso más al especializarse en un nicho en concreto. Es el caso de las centradas en Álava como destino turístico, como ejemplifica la empresa Álavavita destino turístico, que ofrece planes cerrados y a medida para conocer los rincones de este territorio, o las que apuestan por hacerlo desde vista de pájaro, como sucede con Álava en globo. La lista de los periplos diseñados a medida se completa con los desplazamientos activos de Actívate Travel, dedicada en exclusiva al esquí, clicloturismo o enogastronomía, o los de Ongi Etorri, que programa rutas culturales, con tintes literarios, paisajísticos, históricos o arqueológicos para dar a conocer el patrimonio de los destinos.
Mención aparte en este capítulo a la hora de hablar de revolución en el sector turístico merece Agrotravel, que además de atender los deseos de sus clientes, también se entrega a la hora de satisfacer las necesidades de las comunidades locales que visita, con el fin de potenciar la economía local y conocer de primera mano las costumbres del destino, intentando minimizar en la medida de lo posible el impacto negativo de cada viaje. Es lo que se conoce como turismo responsable, un concepto que va más allá del sostenible, y en el que ha sido pionera esta agencia, que empezó a funcionar en Vitoria en febrero de 2010 y que ahora trabaja en todo el Estado proponiendo cerca de 50 países de todos los continentes, además de las rutas por todas las comarcas alavesas como destino sostenible. El objetivo es moverse más despacio y disfrutar más de cada lugar. Y eso se puede aplicar a toda clase de viajes: de empresa, luna de miel, voluntariado, solidarios... Incluso a destinos clásicos del turismo de masas como el Caribe mexicano, en los que proponen otra forma de visitarlo, descubriendo lugares alejados de los resorts de todo incluido, sin que intervengan grandes touroperadores, ni multinacionales, con la intención de generar emprendimiento local.
“Viajando de esta forma el precio es más justo y lo que pagas tiene una repercusión mucho mayor. Imagínate un viaje a Rivera Maya por 800 euros, con vuelo con una multinacional con un hotel, donde los empleados ganan un sueldo mísero, con algo que no tiene nada que ver. Nosotros trabajamos con comunidades mayas, apoyándoles con proyectos que desarrollan ellos mismos”, dice su directora, la gasteiztarra Susana Conde, una ingeniera agrícola y máster en Turismo Sostenible, que decidió cambiar de rumbo laboral al quedarse en paro para poner en marcha este original operador turístico, que como novedoso que es, también se dedica a asesorar en la materia a organizaciones turísticas, medios de comunicación y administraciones locales.
El tiempo transcurrido le dice a esta empresa, nominada como mejor Touroperador Local en los Virgin Awards de Turismo Responsable de 2011 y 2012, que van por el buen camino. En 2013 se internacionalizaron, al montar en México otra empresa de turismo responsable Totonal (que significa nuestra energía, nuestro sol, en Náhuatl). Y ahora esperan hacer lo mismo en Barcelona, si bien la filosofía de trabajo de todas ellas siempre es la misma. Todos los itinerarios que proponen los conocen de primera mano porque antes se han desplazado hasta ellos, “sino es uno u otro del equipo”, porque, como dicen, de lo contrario sería imposible asegurar que lo que ofrecen está en consonancia con hacer viajes respetuosos. “Algo importante de lo que nos diferencia es que intentamos ser muy honestos con la filosofía de turismo responsable”. Tanto es así que hay destinos con los que no trabajan por convicciones éticas, lo que les ha llevado a perder ventas: Irán, Arabia Saudí, China... Son un ejemplos de los lugares que ponen en cuarentena por vulnerar la protección de los Derechos Humanos, aunque no son los únicos. “De nuestros viajes retiramos avistamientos de cetáceos, porque se hacen con un barco que contamina o les molesta, nadar con delfines o los paseos con elefantes. Todo lo que sea actividades con animales analizamos muy mucho en qué condiciones se desarrolla”, puntualiza Conde.
También examinan con lupa cuánta contaminación conlleva cada desplazamiento. Es por eso que también ofrecen servicios innovadores, como compensar las emisiones de dióxido de carbono mediante el apadrinamiento de árboles, que ahora hacen con el proyecto Reserva de la Biosfera Sierra Gorda de Querétaro (México).
Más solicitados India, Senegal, Perú, Marruecos, Costa Rica, Kenia, Escocia, Bulgaria, Grecia, Argentina o Tailandia son los destinos más solicitados por el cliente con nacionalidad española, aunque aún queda mucho por recorrer, puesto que el porcentaje que representa el turismo responsable respecto al conjunto del sector es minoritario. “El mercado español no demanda un turismo responsable. Ni lo conoce, ni está dispuesto a pagar lo que vale. No es que sea más caro, es que no se puede comparar. Un viaje así te va a aportar mucho más, y eso tiene que tener un precio justo”, remarca la directora de Agrotravel. ¿Pero qué viajero se plantea eso? “Nuestros clientes del mercado español son muchas mujeres, en un 80% ó 90%, con poder adquisitivo y cultural medio-alto y con una edad a partir de 30-35 hasta 60 años”, matiza Conde.
Una de ellas es Itziar del Río (Vitoria, 32 años). Su primer viaje fue a Kenia, en 2012, para realizar un safari con un guía local. “Elegí el turismo responsable porque es una medida muy recomendable para conocer gente y vivir experiencias con guías locales que no tienes posibilidad de hacer de otra forma”, relata esta gasteiztarra. Un medio de unión entre los distintos pueblos y culturas, que al enfocarse al interior del país, posibilita, según ella, “conocer mejor los usos y costumbres de las diferentes naciones, al tiempo que la economía que dejas, se queda en el país”, explica esta joven, que de la media docena de trayectos que ha hecho con Agrotravel, se queda con el de la India, realizado el pasado mes de agosto. “Visité cinco ciudades diferentes, pero también estuvimos con varios niños recuperadores de basuras (de la ONG Semillas por el Cambio que desarrolla su labor en Varanasi), visitando los slums con los que trabajan y sus madres”, dice Del Río quien, después de haberse ido en diciembre a Marruecos, ya tiene la vista puesta rumbo a Grecia, el próximo recorrido que hará en agosto, “donde haremos un curso de cocina con gente de allí para conocer sus costumbres locales”. En su caso viaja acompañada por su pareja, su marido David, aunque en Agrotravel también ofrecen la posibilidad de apuntarse en solitario.
La vitoriana Alba Solloa, de 33 años, en cambio, la primera vez que hizo turismo responsable lo hizo con dos amigas. Fue en julio de 2010 a Senegal, al igual que la segunda vez, en febrero de 2011, donde se fue a Marruecos con su cuadrilla y la última, en 2012, en su viaje de novios a EEUU y Hawai. “Los dos primeros viajes fueron de inmersión total en los países que visitamos con contacto muy cercano con la gente local a través de nuestros guías. Creo que es lo más destacable de este tipo de viajes, el poder conocer de primera mano su día a día, sus costumbres y saber que a ellos también les aportas al alojarte en establecimientos regentados por ellos mismos”, destaca esta gasteiztarra, quien afirma que es una experiencia “totalmente diferente” a los viajes estándar de turismo. “No es solo ir, ver y sacar fotos. Es aprender, compartir, sentir y experimentar”. Su maternidad en 2014 es lo que ha impedido continuar con este tipo de desplazamientos, aunque espera poder retomarlos pronto con su familia.