gasteiz - “Muchas gracias a cuantos me habéis estimado y me habéis estimulado en la fidelidad a Dios. Rezaré diariamente a Santa María, Madre de Misericordia, por todos vosotros. Rezad por mí”. Con estas palabras, Miguel José Asurmendi puso ayer el broche final a sus más de 20 años como obispo de Vitoria, durante una concurrida ceremonia en la Catedral Nueva de la capital alavesa. Miembros de la comunidad diocesana local, de sus parroquias, movimientos y asociaciones, así como religiosos y religiosas y sacerdotes, participaron en la homilía, que se produce justo una semana antes del relevo de Asurmendi por el también navarro Juan Carlos Elizalde, el nuevo obispo electo de la ciudad.

Asurmendi destacó durante la ceremonia varios momentos fundamentales de su trayectoria, entre ellos el trabajo de la Asamblea Diocesana de 1991, que puso los pilares para la elaboración y puesta en marcha posterior de los dos Planes Diocesanos de Evangelización, que marcaron las líneas de trabajo de la comunidad diocesana local desde 2002.

Otro de los puntos destacados por el todavía obispo fue el trabajo realizado por su Iglesia con los pobres, tanto dentro del territorio alavés como en otros países en vías de desarrollo. Asurmendi realizó expresas referencias al trabajo de Cáritas y de las comunidades cristianas en diferentes proyectos de acogida, talleres ocupacionales con personas presas o inmigrantes, e invitó a los presentes a optar “por los pobres” como estilo de vida.

Asurmendi tampoco pasó por alto los momentos “más duros” de su obispado, sobre todo debido a la acción armada de ETA, y recordó el compromiso de la Diócesis de Gasteiz “con la paz y la reconciliación”. De esta forma, quiso hacer referencia a algunas de las afirmaciones realizadas por Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián, en torno a esta construcción de la paz: “sufrir con todo el pueblo; sostener su esperanza debilitada; decir una palabra de libertad; realizar gestos y acciones pacificadoras; educar para la paz; orar por la paz”, recordó.

Antes de finalizar la celebración, Fernando Gonzalo Bilbao, vicario general de la Diócesis de Vitoria, quiso dirigir también unas palabras de agradecimiento a los años de Asurmendi de servicio pastoral destacando algunos de sus hitos. Entre otros, la creación de nuevos servicios pastorales, como el Servicio Diocesano del Laicado y el Servicio de Animación Bíblica de la Pastoral, la incorporación de la mujer en servicios y tareas de responsabilidad eclesial, la apertura del Museo Diocesano de Arte Sacro, la constitución de la Fundación Catedral Santa María, el nacimiento de Egibide como resultado de la fusión de Jesús Obrero y Diocesanas, las Cartas Pastorales conjuntas de los obispos del País Vasco y Navarra, la creación de nuevas parroquias en la ciudad, la adecución de estructuras pastorales, el trabajo con Misiones Diocesanas Vascas en Ecuador y Angola, o la beatificación del Pedro de Asúa.

Entre otras personalidades de la Iglesia, Asurmendi estuvo acompañado durante la homilía por el arzobispo de Burgos, ya que la Diócesis de Vitoria forma parte de esta provincia eclesiástica. El todavía obispo ofició la ceremonia con el salesiano Monseñor Miguel Angel Olaverri, obispo de la diócesis de Punta Negra en la República Africana del Congo, y más de cien sacerdotes de la diócesis local.

Finalmente, Gonzalo Bilbao recordó que ayer mismo se cumplieron 49 años de la ordenación de Asurmendi como sacerdote y que justo hoy cumple 76 años, por lo que animó a todos los presentes a entonar un emotivo Zorionak zuri.