Gasteiz - Una de las tareas pendientes del Ayuntamiento vitoriano en materia de Medio Ambiente es el cierre del Anillo Verde por Lasarte, en unos terrenos propiedad de Kutxabank -y también de otros particulares-, agentes con los que el Consistorio estaba negociando para adquirir las parcelas o que se las cedieran, y además de habilitar un parque periurbano, construir unas balsas que recojan el agua de los ríos del sur. Actualmente dichos cauces desembocan en la red de saneamiento, lo que implica más riesgo de inundaciones y el despilfarro que supone enviar agua limpia a la depuradora de Crispijana.
Ahora el acceso a esas parcelas ya no es el principal escollo para materializar el proyecto. El Ayuntamiento ha realizado catas en dichos terrenos y se ha llevado la desagradable sorpresa de que el mismo está trufado de focos dispersos de contaminación por residuos tóxicos e industriales, que han obligado a renunciar al emplazamiento original de las balsas y que además generan dudas sobre dónde instalarlas.
Según señaló ayer el concejal de Medio Ambiente, Borja Belandia, en comisión, en función de la fotografía que dejen dichas catas se verá cuánto cuesta incorporar el área de Lasarte al Anillo Verde, no ya por el precio de compra o cesión de los terrenos, cuyo valor decrecerá por su estado de contaminación, sino por los trabajos de adecuación que habrá que realizar. Lo normal en estos casos es utilizar los restos de escombros y desechos varios que hay en la zona -tradicional ubicación de vertederos ilegales que aparecen y desaparecen aquí y allá-, pero si esos escombros están contaminados, en lugar de darles un uso, habrá que llevárselos y traer otros materiales para habilitar las balsas, lo que puede multiplicar el coste de la obra. “Si es necesario aplicar un tratamiento como el del lindane -sustancia altamente contaminante-, el terreno te puede costar un millón, por poner una cifra, pero te tienes que gastar ocho en sanearlo”, señaló el edil.
Belandia respondía así a una pregunta de la concejal del PP Leticia Comerón, quien quiso conocer el estado de “un proyecto redondo” por su doble vertiente de cerrar el Anillo Verde y despejar la red de saneamiento de la ciudad.
Ahora dicho proyecto, cuya redacción iba suponer sólo tres meses, está paralizado, y no hay fechas concretas para su reactivación, pues primero hay que saber dónde está toda la contaminación y qué se puede hacer con dichos residuos. En todo caso, Belandia confió en que este proceso “termine rápidamente”.
El descubrimiento de estas materias tóxicas supone todo un mazazo para el Centro de Estudios Ambientales, que tenía en el proyecto de las graveras de Lasarte uno de sus objetivos más ambiciosos. Durante años no se pudo actuar en la zona porque Kutxabank compró buena parte de las parcelas para edificar allí en un futuro, aunque la crisis dejó estas ambiciones inmobiliarias en un cajón. Además, sendas sentencias del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y del Supremo, de 2007 y de 2011, respectivamente, se pronunciaron contra la recalificación de este espacio, alegando que si se trata de un área degradada es precisamente por la intervención del ser humano y que no cabe por tanto premiar esas malas prácticas con una barra libre urbanística.
La costumbre de ir allí a cambiar el aceite al coche, de depositar desechos de obra o de tener perros en pésimas condiciones ha seguido vigente para desesperación de los grupos políticos y de los últimos gobiernos municipales. Además, el carácter móvil y transitorio de estos vertederos no sólo ha impedido su correcta persecución por parte de la Policía Local y los técnicos de Medio Ambiente, sino que además ha provocado la dispersión de contaminantes por toda la zona.
Este periódico avanzó a finales del pasado mes de octubre las negociaciones que mantenía el equipo de gobierno para obtener derechos de uso sobre los 385.000 metros cuadrados de este entorno, constituido por fincas agrícolas en desuso, pequeños bosquetes y los citados vertederos ilegales.
emisiones electromagnéticas Por otro lado, Belandia anunció que el Ayuntamiento contratará el mantenimiento, la calibración y el software de los seis equipos instalados en la ciudad para medir las emisiones de ondas electromagnéticas. Así lo señaló el edil en respuesta al portavoz de Podemos, Jorge Hinojal, quien afirmó que en el último año la potencia de estas emisiones ha aumentado en la ciudad. Gasteiz vivió un intenso debate en torno a esta materia después de que los padres y madres de la ikastola Ibaiondo denunciaran anomalías en la salud de sus hijos que achacaron a estas radiaciones. En virtud del principio de precaución reclamaron que no se superen en Vitoria los 0,1 microvatios por centímetro cuadrado que recomienda el Consejo de Europa, y el Pleno municipal incluso redactó una nueva ordenanza de antenas para dar respuesta a estas inquietudes. Sin embargo, dicha ordenanza fue recurrida y actualmente está suspendida. A pesar de ello, Hinojal pidió al equipo de gobierno que procure cumplir con la ordenanza, aunque no esté en vigor, pues según dijo en Vitoria todavía hay antenas al borde de los tejados, por ejemplo.
En lo relativo a las mediciones que apuntó el concejal de Podemos, Belandia presentó otras diferentes, pero al haber utilizado otras unidades de medida ambos acordaron revisar los datos recogidos. El concejal de Medio Ambiente afirmó que los valores medios se han reducido en todos los medidores excepto en el de la ikastola Odón de Apraiz. Los valores máximos han subido también en este centro, así como en la haurreskola Henrike Knörr. En Lakua se mantiene y en el resto las emisiones han bajado.