vitoria va a contar el año que viene con el Presupuesto municipal más escaso de los últimos diez años, 342,9 millones de euros a los que además hay que restar dos millones que se van a dejar de recaudar por la congelación impositiva fruto de la falta de consenso en el Pleno para aprobar las ordenanzas, otros 15 millones del déficit que ha dejado el PP en 2015 y que se han cargado al próximo ejercicio, y más de siete millones de euros que dejarán de pagar los empresarios merced a la contención de la subida del IAE pactada entre PNV, PSE, PP y SEA Empresarios Alaveses.
En 2016, además de sufrir los rigores propios de una crisis económica que no acaba de quedarse atrás, se arrastran los efectos de las sentencias judiciales perdidas por el Ayuntamiento en el pasado y que hay que pagar, y hay que pagar también las deudas contraídas con las entidades financieras. Encima, para hacer frente a esta situación ha habido que pedir más financiación externa, con lo que la serpiente se muerde la cola, aunque la intención, la tendencia y la obligación legal sea no meterse en una escalada de endeudamiento.
Las cosas, como se ve a simple vista con echar un vistazo a los grandes números de las cuentas de 2016, están mal, y ello se traduce en que la ciudad apenas tendrá en 2016 22 millones de euros para invertir, una cantidad que se irá principalmente en ir rematando el centro cívico del barrio de Zabalgana, que con cuatro millones de euros se lleva la partida más cuantiosa del Presupuesto en lo que a inversiones se refiere. El dinero apenas llega para que el Ayuntamiento no se pare y los ciudadanos se encuentren las oficinas municipales abiertas y a alguien al otro lado de la mesa cuando vayan a realizar sus gestiones.
Tan poquito hay para gastar, que prácticamente todos los departamentos municipales van a sufrir recortes de mayor o menor cuantía, los técnicos municipales tienen orden de priorizar y descartar o minimizar aquellas acciones que consideren menos urgentes, y los convenios y subvenciones también se van a ver reducidos de forma drástica. Se ha hecho un esfuerzo para recuperar partidas eliminadas por el gobierno de Javier Maroto, como la de Gauekoak o la de Cooperación al Desarrollo, que en todo caso será del 0,7% del total del Presupuesto, y no del 1%, pero en general va a tocar apretarse el cinturón. En Tuvisa bien lo saben, pues la congelación de las tarifas y la insuficiente financiación desde el Ayuntamiento impedirán renovar la flota de autobuses. También, por ejemplo, se va a reducir a la mitad la dotación del plan de nevadas, que el año que viene contará con tan sólo 150.00 euros.
plan de legislatura El gobierno municipal del PNV, en todo caso, trazó un plan de legislatura que pasa por impulsar el transporte sostenible en la ciudad o regenerar el centro, tras el traslado de las oficinas municipales a San Martín. El alcalde Urtaran se ha comprometido a llevar el tranvía a la Universidad y a Salburua (con la ayuda económica del Gobierno Vasco, principal inversor en este proyecto, y de la Diputación), a crear una línea periférica de autobuses eléctricos, y a regenerar la plaza de Santa Bárbara, dentro del plan Bost Enparantza. También se regenerará el barrio de Coronación, en este caso con la ayuda económica de la Unión Europea.
En 2016 se sentarán las bases para poner en marcha todos estos proyectos; habrá estudios, trabajo técnico, comunicaciones con los vecinos y, en definitiva, se preparará todo para que a partir de 2017 se empiecen a ver los nuevos raíles del tranvía, las primeras bicis eléctricas, el BRT o las primeras reformas de Coronación.
El Ayuntamiento, así, hará de la necesidad virtud y aprovechará este año de vacas flacas para dejar listo todo lo necesario para poner en marcha los grandes proyectos de la legislatura. Valga como ejemplo la partida de apenas 100.000 euros con la que se van a cubrir las necesidades del Bost Enparantza en 2016, los 50.000 euros reservados para el plan del barrio de Coronación o los 200.000 que costará este año ir preparando la ampliación del tranvía y la implantación del Bus Rapid Transfer.
También se van a inspeccionar las áreas industriales de la capital alavesa para detectar carencias que abordar cuando la situación económica mejore, y se reforzarán en este año los mecanismos para controlar a la contrata de limpieza de la ciudad.
ponencia de fiscalidad En el plano más filosófico hay también mucho trabajo por hacer, y también la ventaja en este caso es que las tareas pendientes apenas cuestan dinero. Cuando EH Bildu, Irabazi y Sumando-Hemen Gaude apoyaron la investidura de Gorka Urtaran como alcalde le emplazaron a transformar la ciudad para hacerla más transparente, participativa, sensible desde el punto de vista social y sostenible.
En 2016 se adoptarán varias medidas para lograr este objetivo. A principios de año arrancará la ponencia de fiscalidad en la que los grupos municipales diseñarán los futuros tributos de la capital alavesa al alimón, para evitar disputas como la que este año ha girado en torno al IAE, y que ha llegado a neutralizar el proyecto municipal de ordenanzas, y puede que incluso el propio Presupuesto de 2016. La idea es dibujar unos impuestos sin grandes oscilaciones de un año a otro y más justos, por ejemplo, a la hora de tributar por la basura que se genera.
También se va a invertir poco dinero y mucho tiempo en la redacción del nuevo Plan General de Ordenación Urbana. 200.000 euros costará “ponerle solución a la falta de actualización de esta herramienta que, hoy por hoy, no responde a las necesidades del modelo de ciudad sostenible en el que cree el Ayuntamiento de Vitoria”, según dijo el viernes el concejal de Hacienda, Borja Belandia. Además, en 2016 se regularán las consultas populares, según dijo el alcalde, Gorka Urtaran, para preguntar a los ciudadanos por proyectos estratégicos o polémicos. Serán consultas no vinculantes, pero con el compromiso municipal de atender a sus resultados.