vitoria- El gobierno de Ramiro González ya ha puesto las cartas sobre la mesa. Sin órdagos porque lo que quiere, y debe, es negociar. Se trata de un proyecto presupuestario de un total de 438,2 millones de euros, un 3,04% más que el año anterior, repartidos de tal forma que no hay discusión posible sobre cuáles son las prioridades del nuevo ejecutivo foral. Recuperar las políticas públicas y sociales, reactivar la economía y el empleo a través de la innovación, el tejido industrial y con infraestructuras logísticas, y garantizar el equilibrio territorial para que todos los alaveses cuenten con la misma calidad de servicios y oportunidades independientemente de donde vivan. Ahora, lo que está por ver es si encontrará aliados dispuestos a trabajar sobre el documento y si podrá aceptar sus exigencias. Con EH Bildu hay buena sintonía, aunque no hayan llegado a alcanzar un acuerdo en el plazo que se habían fijado. También existe con Podemos, sólo que en este caso el guiño no está tan claro.

Y eso que el diputado general, al presentar el proyecto de las cuentas de 2016, recurrió a esa palabra que tan bien resume la filosofía del partido que nació de la indignación ciudadana: cambio. “Éste es el primer presupuesto de un cambio de ciclo, cambio no sólo económico sino también político. Es un presupuesto muy diferente al del gobierno foral anterior y que expresa con claridad las necesidades de Álava”, subrayó González. La idea era que reflejara la actual coyuntura económica, “que muestra indicios de recuperación pera también incertidumbre”, y de ahí que se haya intentado evitar esa tendencia tan habitual de las épocas de vacas flacas de pedir prestado con los ojos cerrados. Se ha optado por recurrir a un endeudamiento de 45,9 millones de euros, lo que supone un incremento de 6,35, muy por debajo de los 16,36 del año 2015 de los 84,04 del primer ejercicio de la pasada legislatura popular.

“Hay que tener muy presente que el endeudamiento debe servir para financiar inversiones, no para gasto corriente y dentro de los límites impuestos por la estabilidad presupuestaria”, apuntilló el diputado general. Y eso incluye diseñar el documento teniendo en cuenta que los ingresos planteados son reales. En este caso, la mayor parte viene de los tributos concertados, que subirán un 4,6%. El resultado, 2.104,4 millones de euros de dinero fresco de los 2.285 que supone en cifras globales el presupuesto total. Los 438,2 millones mencionados anteriormente, con los que va a contar la Diputación, salen una vez que se atienden las obligaciones con el Estado y se aportan al Gobierno Vasco y a las entidades locales alavesas las cantidades derivadas del modelo de distribución de recursos recogido en la Ley de Aportaciones.

Entrando en harina, si hay que empezar por un área esa es la de las políticas para la recuperación de los servicios públicos y sociales. “Es el momento de recuperar el terreno perdido en estas materias puesto que hablamos de los recursos que protegen precisamente a los más afectados por la crisis y a los que más necesitan de la actuación de la Administración y que siguen siendo muchísimos”, subrayó González. Las partidas más destacables corresponden al Instituto Foral de Bienestar Social, tan necesitado de concordia, que mejora un 4,5% hasta alcanzar los 184,2 millones de euros, de los que 21 van para el desarrollo de la Ley de Dependencia, y más de un millón al Plan contra la Violencia de Género, casi duplicando (un 98,3%) la dotación del ejercicio anterior. Además, están las políticas de cooperación al desarrollo, que superan el 0,7% de cortesía al sumar un total de 1,1 millones de euros.

La segunda de las prioridades del proyecto de presupuesto del PNV-PSE habla del impulso para la reactivación económica y del empleo, dedicando a este eje estratégico 18,2 millones de euros. El apoyo al emprendimiento se lleva 1,1 millones. Las áreas de innovación y mejora de la competitividad reciben 2,9. Suelo, infraestructura y energía, 6,5. Y hay una partida de 3.1 millones para el fomento del eje Arasur-Jundiz-Foronda. No podía faltar. Es uno de los proyectos fetiche de los nacionalistas desde la campaña.

El tercer y último eje enclavado dentro de las prioridades del gobierno foral se centra en garantizar las dotaciones que son esenciales para conseguir el equilibrio territorial de manera que todos los alaveses y alavesas cuenten con la misma calidad de servicios y oportunidades independientemente de dónde residan. Para lograrlo, el proyecto presupuestario incide en la financiación incondicional de las entidades locales, el Fofel, que sube un 4,41% y alcanza los 198 millones, y la financiación condicionada, el Plan Foral de Obras y Servicios, que con un incremento del 14,8% dispondrá de 17 millones. Además, se dedican 8,8 a la prevención y extinción de incendios, 24,5 a infraestructuras viarias y 4,3 a las agrarias.

Una partida que puede resultar interesantes para acercar posturas con EH Bildu es el Plan Estratégico del Euskera, a cuyo desarrollo el gabinete de González quiere dedicar 1,3 millones de euros, lo que supone un incremento del 35% respecto a este ejercicio. Esa partida forma parte de los 21,4 millones dedicados al departamento de Euskera, Cultura y Deporte, que dentro del proyecto presupuestario es el penúltimo de la fila. Sólo Medio Ambiente y Urbanismo tiene menos peso en las cuentas.