los portavoces de la sociedad micológica Arriola de Amurrio estaban ayer contentos, y no era para menos. De hecho, pese al viento sur que ha reinado esta semana en la comarca ayalesa y el Alto Nervión, habían logrado acercar a la cancha del frontón municipal una heterogénea muestra de 640 especies de setas y hongos, lo que supuso poner un auténtico broche de oro a la décimo segunda edición del Mikoturismo Egunak que ha estado acogiendo el municipio desde el pasado 17 de octubre.
“El monte, en materia micológica, estaba mejor la semana pasada, y se nota en la calidad de algunos ejemplares. Con todo, la campaña está siendo mucho mejor que las dos anteriores, dadas las lluvias de las semanas precedentes, y al final tenemos 192 especies más que el año pasado, y muchas de ellas son de nuestra zona. El resto las hemos recolectado en áreas de Navarra, La Rioja, Bizkaia, Álava o Gipuzkoa, así como en el Páramo de Masa en Burgos, donde hemos encontrado el ejemplar más raro de la muestra de este año”, explicó a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Fernando Eguiluz, presidente de la entidad, en referencia a la Sowerbiella imperialis. Una especie bastante llamativa de la familia de las Pezizaceas y poco común que “está protegida a nivel europeo, por su escasez, y que sería comestible, pero dado su rareza, se la califica como sin valor culinario”, matizó el experto Alberto Villanueva Zarama, que volvió a ayudar a Arriola en la clasificación de las especies recolectadas.
No fue la única curiosidad presente en la muestra, ya que a las archiconocidas y comestibles especies de la zona, tales como los boletus edulis, negro, pinícola y reticulatus -en cuanto a hongos-, o las galanpernas y Cantharellus lutescens “tanto de sombrero marrón como amarillo”, por citar alguna exquisita seta, se les sumaron un raro ejemplar de Cordyceps militaris “que parasita la oruga de la procesionaria del pino”, u otro de Favolaschia calocera. Una especie originaria de Madagascar que “ha llegado con las plantas exóticas y no autóctonas de jardín”. Se dató por primera vez en Galicia en 2010, “y en Euskadi la localicé yo por primera vez en 2013. Es una seta que se diseca con el calor y que con nada de agua vuelve a vivir. Toda una curiosidad”, destacó Villanueva.
La exposición también contó con una nutrida representación de especies venenosas, tóxicas, e incluso mortales, de las que “tendremos unas quince, y la más peligrosa, por su rápido efecto, y la causante de los envenenamientos más comunes, por su parecido con la Gibel urdin o la Russula virescens, que es de verano, es sin duda la Amanita phalloides. 40 gramos de ella y te vas al otro barrio”, aseguraron.
De hecho, en la exposición primaba la tarjeta roja, que es la que utilizan los de Arriola para señalar las especies no comestibles e incluso tóxicas y mortales, pese a que ha englobado una más que interesante selección de la riqueza micológica alavesa, tanto comestible como con escaso valor culinario. “Es normal, en el monte lo que más abunda son las setas venenosas o no comestibles. Por ello hemos intentado organizarlas este año poniendo los ejemplares comestibles junto con los tóxicos a los que se asemejan por apariencia, para que la gente aprenda a diferenciarlas y no las confunda”, señalaron.
Con todo, ante la menor duda, lo mejor es dejarlas en el monte y, en caso de cogerlas, preguntar a los expertos antes de cocinarlas e ingerirlas, para no tener que lamentar males mayores. Los propios miembros de Arriola, una vez logrado que el Ayuntamiento les ceda el ansiado local, también han puesto en marcha su prometido servicio de información en torno a la micología.
“Estaremos hasta mediados de diciembre, todos los lunes, de 16.30 a 20.00 horas en la Casa de Cultura, para solventar dudas, identificar especies y prestando nuestro material bibliográfico a quien nos lo solicite”, recordó Eguiluz, que también se acercará hasta la infraestructura cultural fuera de ese horario “siempre que haya algún vecino que se presente otro día preguntando por nosotros, ya que nos lo comunican los trabajadores de la casa de cultura”. De momento, el servicio “esta dando sus primeros pasos, aunque ya hemos atendido a varias personas”, sentencian desde Arriola, que cuenta con un fondo documental con más de 1.500 fichas de especies, recién actualizadas a la nueva nomenclatura.
La clausura de las jornadas micológicas de Amurrio tuvo su realce con el transcurso de la marcha Gorobel que, desde hace 29 años, organiza el club de montaña local Mendiko Lagunak. Un total de 830 montañeros, venidos de todos los rincones de Euskal Herria secundaron este ya tradicional recorrido de 35 kilómetros por las cumbres de Sierra Salvada en el que, esta edición además, “ha acompañado por fin el buen tiempo”, según apuntaron desde la organización.