Silenciosa y medio vacía de políticos abrió ayer sus puertas la Casa Consistorial. La mayoría optó por calzarse las botas de monte, agarrar el bastón y caminar algunos de los mojones que separan la Vitoria urbana de la rural. “Este año el recorrido es fácil, llano, nada que ver con el del año que viene, el peor”, valora uno de los habituales, el concejal Antxon Belakortu, que este año se ha quedado en el despacho por culpa de un tirón en la espalda. Media hora antes, la Corporación, encabezada por el alcalde, Gorka Urtaran, y animada por la banda de txistularis, ha partido de la Plaza Nueva para visitar los hitos de Subijana, Zumelzu, Aríñez, Margarita, Mendoza y Estarrona, y comprobar que permanecen en su sitio y que nadie los ha movido para comer terreno a otro. Una tradición que nace a finales del siglo XVI, aunque fue en 1860 cuando se estableció esta fecha. Una jornada de confraternización entre la capital y sus pueblos en la que Ayuntamiento y concejos se sientan en la misma mesa. Y una jornada que pone fin a las vacaciones de verano y marca el inicio de curso político en el Consistorio. Inicio de curso que este año cobra más importancia, si cabe, al coincidir prácticamente con el inicio de la legislatura puesto que tras las elecciones de mayo y la investidura de Urtaran, la actividad municipal fue mínima debido a que el verano se echó encima.

Pero la de ayer no sólo es una jornada de mojones y políticos sino también de romería para todos los gasteiztarras que celebran este día de fiesta tan laboral subiendo a las campas de Olarizu para disfrutar de la alubiada, los bailables, la cucaña, kalejira y exhibición de deporte rural antes de bailar el txulalai y el baile de la era con los que también despiden el verano y dan la bienvenida a su particular curso lectivo.

Y a partir de hoy, a hincar los codos. Ahora sí, arranca una legislatura que va estar marcada por las estrecheces económicas, por una mayor pluralidad en el Pleno, tras la entrada de Sumando-Hemen Gaude e Irabazi, y por la minoría del PNV en el gobierno. Además, a finales de semana, Urtaran cumple sus primeros cien días como alcalde de Gasteiz, periodo de gracia que suele dar la oposición a todo nuevo gobierno antes de tirársele a la yugular. Antes de que llegue esa fecha, el alcalde quiere desgranar sus políticas a los partidos de la oposición en una maratoniana semana de comisiones que empieza hoy con Urbanismo, Medio Ambiente y Salud Pública; mañana se presentarán las líneas maestras de Hacienda, Promoción del Empleo, Desarrollo Económico Sostenible y Sociedades Públicas, y Políticas Sociales. El jueves se debatirá sobre Euskera, Cultura y Educación, y Función Pública, y el viernes se finalizará con Servicios a la Ciudadanía y Participación Ciudadana. Materias todas ellas que los jeltzales deberán gestionar con sólo cuatro concejales delegados, la mitad de los que trabajaron con Javier Maroto la anterior legislatura. Todo ello sin olvidar las circunstancias en que se produjo la elección del alcalde cuando todos los partidos -salvo el PP- coincidieron en la necesidad de desbancar a Maroto de la Alcaldía a raíz de su campaña contra determinados colectivos de inmigrantes, de sus polémicas declaraciones y de la ruptura social que propició en Gasteiz. Ahora sí, arranca la legislatura.

Día de Olarizu. Arranca con el recorrido de los mojones, diez kilómetros por los términos de Subijana de Álava, Zumelzu, Aríñez, Margarita, Mendoza y Estarrona. Encabeza la comitiva municipal, el alcalde, Gorka Urtaran. Tras ser recibido por los presidentes de las juntas administrativas con los que luego la Corporación se sentará a la mesa, se dirigen a Olarizu, al igual que los vitorianos que acuden en romería para disfrutar de alubiada, danzas, deporte rural, cucaña, kalejira, txistularis etc.