Gasteiz - Al igual que en películas infantiles, como Babe, el cerdito valiente o En busca del rey sol, los animales viajan al centro de la ciudad para regocijo de los niños. Y los no tan niños, puesto que entre los asistentes a la feria ganadera de ayer había mucha gente mayor, quizá nostálgica de tiempos menos urbanitas que los actuales. La zona de las universidades de Vitoria se llenó de decenas de animales, todos ellos de granja, pero de muy diverso tamaño. Se podían encontrar desde las vacas cárnicas más pesadas hasta las más diminutas abejas de los apicultores. Entre medias, bestias como las vacas lecheras, los pottokas y los asnos, acompañados de cerdos, ovejas, cabras, ocas, gallinas...

En la sección de gorrinos, los niños se aventuraban a tocar a los cochinillos más apacibles. Mientras, el especimen más grande embistió la valla de la jaula contenedora, casi levantándola del todo. “Este podría volcar hasta un coche”, exclamó Jesús Mari García de Iturraspe, su ganadero. El granjero ni se acuerda cuántos años lleva trayendo a su fauna a Gasteiz el día de Santiago: “unos treinta años fácil”. Respecto a la polémica de la carrera de asnos, Jesús Mari se lamenta del cauce que está tomando. “Los ganaderos nos podemos quedar debajo de un puente, pero sólo se presta atención al uso que se hace del burro”.

Los animales son siempre el centro de atención de la feria ganadera, por encima de los puestos de venta de productos artesanos. Pero mientras estos se llevaban la fama, otros cardaban la lana. Enfrente de la Facultad de Letras, la gente se detenía a ver a Marian Mayo confeccionar hilo de este pelaje ovejuno. “La lana de latxa es muy dura, por lo que, tras cortarla, hay que ablandarla bien”, explica la aldeana mientras muestra la maquinaria usada para tal proceso. Luego, la carda y la hila con una rueca.