las Juntas Generales de Álava iniciaron el jueves una nueva era. A la espera de delimitar el gobierno de coalición de la Diputación, con Ramiro González como diputado general y el PSE como compañero de viaje durante la legislatura -algo que en principio se oficializará esta semana-, los futuros representantes forales tendrán en su mano una ardua labor no sólo a la hora de trasladar sus programas del papel a la realidad, sino para reconstruir las relaciones con asociaciones, colectivos o instituciones con los que el ejecutivo de Javier de Andrés ha tenido sus más y sus menos durante los últimos cuatro años. Y es que muchos de los diputados que han ejercido de mano derecha de De Andrés no se han caracterizado, precisa y curiosamente, por su mano derecha. Empezando por el diputado de Administración Local, Javier Ruiz de Arbulo, siguiendo con la representante de Servicios Sociales, Marta Alaña, y finalizando, por último pero no menos importante, con Borja Monje, exdiputado de Agricultura y nuevo alcalde de Baños de Ebro.
Que la Diputación no se ha entendido durante estos años con colectivos y asociaciones de toda índole, tamaño y condición es un hecho. Conocida y reconocida, al menos por una de las dos partes, ha sido la problemática relación que Ruiz de Arbulo -que por cierto continúa como juntero del grupo popular- ha mantenido con Eudel, la Asociación de Municipios Vascos, y el resto de representantes de ayuntamientos y cuadrillas en las reuniones del Consejo Territorial de Administración Local. Eudel llegó a calificar la relación como “insostenible”, especialmente tras una reunión que colmó el vaso en la que, según los presentes, Arbulo y el diputado de Hacienda, Aitor Uribesalgo, se despacharon a gusto contra los presentes.
“El trato que nos dispensan es una falta de respeto a nosotros, los cargos electos, y al propio Consejo”, explicaba después la entonces alcaldesa de Artziniega, Agurtzane Llano. Reconducir las relaciones con la Asociación Vasca de Municipios será una de las labores del próximo gobierno foral de Ramiro González, que también deberá hacer lo propio con los concejos alaveses. Especialmente beligerantes con la gestión de Javier de Andrés, al que en varias ocasiones han acusado de querer “cargarse” definitivamente los que son los últimos modelos de gestión y democracia directa, los concejos del territorio histórico tendrán ahora nuevos interlocutores con los que discutir el futuro de las entidades locales, sobre cuyas cabezas nunca ha dejado de sobrevolar la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local ideada por Mariano Rajoy.
La Asociación de Concejos de Álava (ACOA) pedía a los partidos durante la campaña electoral que, de llegar a la Diputación “trabajaran para defender de forma activa la vigencia” de los las administraciones locales, además de “comprometerse a modificar el Fondo Foral de Financiación de las Entidades Locales (Fofel) para reconocer a los concejos una participación en concepto de gastos de funcionamiento que les permita atender debidamente las obligaciones administrativas”. Poner orden en el complicado caos de Arabako Lanak, acción que pasa por entenderse con los trabajadores de la sociedad foral, o retomar las conversaciones con los bomberos de las Unidades Comarcales de Extinción de Incendios (Uceis), que desde hace tiempo reclaman medidas de urgencia para poder realizar su trabajo en condiciones, serán también otros de los puentes que el gabinete del jeltzale Ramiro González deberá levantar de nuevo.
Pero si derruidas están las relaciones con muchas de las asociaciones y colectivos que han tenido que verse las caras esta legislatura con el departamento de Administración Local, no mucho mejor se encuentra la situación en el departamento de Servicios Sociales, donde Marta Alaña ha elevado a arte su enfrentamiento con los trabajadores del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS), que han acumulado encierros y manifestaciones por doquier.
rioja alavesa “El arte del engaño tiene un límite y este gobierno, con De Andrés y Marta Alaña a la cabeza, hace tiempo que lo ha sobrepasado”, rezaba el encabezado de uno de los últimos comunicado de los empleados del IFBS para evidenciar lo que consideraban la degradación definitiva de un departamento que absorbe el 42% del presupuesto foral y del que depende la atención de las personas mayores, de los menores no acompañados, de los dependientes o de las personas con discapacidad, entre otros. Revertir la nula relación entre las partes y negociar algunas de las peticiones del IFBS, como el retorno de la jornada laboral de 1.592 horas, la recuperación completa de la paga extraordinaria de 2012 y un plan de recursos humanos y medidas urgentes para la creación de empleo son algunos de los puntos con los que el nuevo -o la nueva- diputada de Servicios Sociales tendrá que lidiar.
Además, su departamento debería coger el toro por los cuernos en el centro de menores extranjeros no acompañados Bideberria, donde educadores y cuidadores llevan meses esperando para poder reunirse con la Diputación para exponerles los problemas de convivencia con los chavales que sufren a diario. El que también deja más de un cadáver -metafóricamente hablando- tras su labor como diputado de Agricultura es Borja Monje. La Unión Agroganadera de Álava (UAGA), que también estrena representante para los próximos cuatro años en la figura de Javier Torres, ha tenido sus más y sus menos con el gobierno foral del Partido Popular, pero ahora habrá caras nuevas tanto a uno como al otro lado de la mesa.
Los ataques de La Rioja hacia Rioja Alavesa en la figura de su ahora expresidente Pedro Sanz y en temas como la asistencia sanitaria de los residentes riojanoalaveses y la polémica sobre el etiquetado de los vinos de la Denominación de Origen Calificada han copado las críticas hacia De Andrés y Monje hasta hace bien poco. En lo que al etiquetado de Rioja Alavesa respecta, el nuevo diputado de Agricultura deberá así encauzar las relaciones con la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA) o la propia UAGA. En definitiva, los puentes por reconstruir son muchos y variados, pero por tiempo no será.