Vitoria - No hubo espacio para la autocrítica ni para aceptar el fracaso. “Encajaríamos la derrota si hubiéramos perdido”, espetó Alfonso Alonso, presidente del PP en Álava. Apenas media hora antes el PNV había anunciado la presentación de la candidatura de Gorka Urtaran a la Alcaldía de Vitoria de la mano del PSE, con el apoyo implícito de EH Bildu y Sumando. La confirmación de que el jeltzale sería finalmente el primer edil y no Javier Maroto. Y el enfado era grande. Lo suficiente como para afear el acuerdo de los grupos de la oposición recurriendo al archiconocido discurso del terrorismo de ETA. “Habíamos ofrecido una alternativa de respeto y convivencia a nacionalistas y socialistas. Y no por necesidad, sino por ambición, van a echar a Maroto con los votos de una organización política que no condenó el asesinato de Buesa para consumar lo que es una vergüenza y un desprecio a las urnas”, afirmó.
Alonso tiene claro que Urtaran no está legitimado para ser alcalde porque “cuantas más veces se ha presentado a las elecciones, más votos ha perdido”. Y, sin embargo, el PNV ha decidido sumarse a una estrategia que “es la de Bildu para sacar al PP de las instituciones”. De la izquierda abertzale se esperaba un frente así, al parecer, “pues jamás condenó a los que nos aniquilaban físicamente y ahora nos quieren aniquiliar políticamente”. Pero de los nacionalistas hubiera imaginado otra decisión, en vez de dos semanas dedicadas a “jugar al ocultamiento para alimentar el fraude”.
Resultó curioso que Alonso utilizara ese término que tantos réditos le ha dado a Maroto, aunque cambiando el ámbito. A su juicio, el PNV ha engañado a la ciudadanía por lo que defendió en campaña y lo que finalmente ha hecho. “Dijo que el proyecto de EH Bildu era el de San Sebastián, el de colgar basuras en las puertas. ¿Y por qué ahora es bueno para Vitoria y no lo es para San Sebastián?”, inquirió. Tampoco pintó bonito al PSE, al que recriminó que pasara por alto los asesinatos terroristas, ni a Pedro Sánchez, al que le acusó de confeccionar “la alternativa de la vergüenza”. Ni por un instante se planteó que la unión de la mayoría política de Vitoria contra su compañero se haya debido a la necesidad de un gobierno que recuperase la convivencia dinamitada por la polémica campaña de la RGI. Todo, para él, es pura “ambición”.
“Hay mucho miedo a Maroto. Es un alcalde que se ha atrevido a decir la verdad y eso tiene un coste político muy alto en el País Vasco porque a veces la verdad es incómoda. Podía ser un Azkuna y les daba miedo”, subrayó. Ahora, no obstante, podrá hacerlo desde la oposición por lo que consideran “una mayoría social”.