Vitoria - Los caminos de la burocracia son inescrutables, y muchas veces un tanto ridículos. Una vecina de Vitoria se topó recientemente con la noticia de que el Ayuntamiento había emitido una diligencia de embargo a su entidad bancaria para que le retuvieran 122 euros. Sorprendida al desconocer por completo el motivo de dicho requerimiento, no tuvo más remedio que acercarse a la oficina de atención ciudadana a preguntar por qué. Allí le dijeron el motivo: tenía una multa de tráfico sin pagar.

La sorpresa se elevó al cuadrado cuando pidió una copia del documento con la sanción. Efectivamente, le habían puesto una multa, pero lo desconocía porque el Ayuntamiento le había enviado las notificaciones no a su casa, en el portal nº 33 de la calle en la que reside, sino al portal nº 13. Evidentemente, la carta nunca llegó a sus manos y se quedó como “ausente en reparto”. Al no poder efectuarse el envío, la notificación de su multa y su reclamación se publicó en el Boletín Oficial del Territorio Histórico de Álava (BOTHA).

Tras ser consciente de la multa, la conductora pagó los 122 euros de forma inmediata para evitar recargos e intereses de demora. Además, se dirigió a Hacienda para informar de que el domicilio al que le habían enviado la multa no era el suyo, pero no le dieron ninguna alternativa, aunque en el padrón municipal constaba su dirección correcta. Ante tanto desatino, el Síndico emitió ayer una resolución en la que pide que “se anule la resolución que incoa procedimiento sancionador y la providencia de apremio para el cobro de la sanción”. - D.O.