Ni el frío de la mañana ni el temor a la lluvia, que al final no hizo acto de presencia, arredró a una verdadera multitud de personas para acudir a los actos de la IV Fiesta del Aceite de Oliva de Rioja Alavesa que ayer se celebró en Moreda.
El visitante que salió más contento fue un vecino de Logroño, Eliseo, casado con una joven de Moreda que, como otras muchas personas, había adquirido un boleto solidario para optar al premio de Tu peso en aceite. Su número fue el que resultó premiado y a la hora de realizar el pesaje en calle, ante los asistentes, dio 102 kilos, cantidad que se llevó en kilos de aceite en medio de muchas bromas, ya que el ganador del año pasado tan sólo pesaba 84.
Las celebraciones de la fiesta habían comenzado oficialmente a las doce del mediodía. A esa hora se subieron al pequeño escenario de la plaza el alcalde, Miguel Ángel Bujanda; el viceconsejero de Agricultura, Bittor Oroz; el diputado de Agricultura, Borja Monje; el presidente de la Cuadrilla de Rioja Alavesa, Jokin Villanueva; la concejala del Ayuntamiento de Oion, Dolores Ruiz; el presidente de la Mesa del Aceite y el Olivo, Gorka Mauleón, y el anterior presidente, Fernando Martínez Bujanda. Mauleón fue el encargado de presentar la fiesta y animar a los vecinos y visitantes a disfrutar de la jornada, así como de anunciar la entrega del premio de Amigo del Aceite de Rioja Alavesa a Fernando Martínez Bujanda, “una persona clave para entender el despegue del aceite de nuestra comarca y su promoción”.
El ya jubilado técnico de la Diputación agradeció la distinción y afirmó que “creo que no merezco, dado que tengo la sensación personal que me ha dado mucho más a mí el sector del aceite de Rioja Alavesa que lo que yo le he podido aportar”. Martínez Bujanda dijo que “la pequeña producción agrícola, la economía vinculada al territorio, los artesanos de los alimentos, pueden ser los verdaderos protagonistas de la convivencia” y que la “máxima expresión de esta convivencia se manifiesta en una relación consciente de los consumidores respecto a los productores. Nuestros consumidores de aceite de Rioja Alavesa no son consumidores pasivos sino coproductores conscientes y responsables”. En ese ejercicio de la convivencia también incluyó “la transmisión de los saberes entre generaciones” porque “pensar en nuestros olivos de más de 300 años y los consejos de padres a hijos sobre su cultivo, es un acto de convivencia”. El homenajeado terminó reclamando “un homenaje a nuestras y nuestros olivicultores, a nuestra gente que con gran esfuerzo ha mantenido vivos los trujales; confiemos en la juventud y su empuje en el sector; veamos al aceite no sólo como un producto agrícola de gran valor, sino también como un elemento fundamental de cohesión de Rioja Alavesa, ejemplo de solidaridad y transversalidad, como lo demuestra el Proyecto Oleum”.
Tras ello comenzó el recorrido por los diferentes espacios en los que se había repartido la fiesta. El más llamativo, sin duda, fue el del trujal La Equidad. Todos los años permanece con las puertas abiertas. Pero en esta ocasión fue una verdadera multitud la que se agolpó para entrar y ver las instalaciones. El grupo de unas veinte personas iba entrando en las diferentes estancias, desde el lugar donde se conserva la antigua maquinaria, la tradicional, del trujal, hasta la sala de depósitos, pasado por el lugar de recepción de las aceitunas, la zona de limpieza, la prensa mecanizada o la sala de decantación. Los propios cooperativistas hicieron de anfitriones respondiendo a numerosas preguntas e interesándose por las diferentes clases de aceite que se elaboran. Ecológico, con label de calidad y de autoconsumo; preguntando por si había proyectos como el aceite ahumado, o nuevos sistemas de decantación, los porqués de la elaboración en frío si había exportación de aceite de Rioja Alavesa.
En la calle, atendiendo a numerosos visitantes, como la consejera de Interior, Estefanía Beltrán de Heredia, o el portavoz jetzale, Ramiro González, bodegueros y representantes de muchos municipios, estuvo el presidente de la Mesa del Aceite, anfitrión del acto. Gorka Mauleón comentó a DNA la valoración del aceite de este año, contando que “los análisis de cata nos están diciendo que es un aceite de muy buena calidad, con acideces muy buenas, parámetros organolépticos muy buenos y excelentes resultados de amargores y picantes. Pero la buena noticia es que no hemos tocado techo y podemos seguir avanzando en calidad”.
Otro aspecto importante que destacó Mauleón es que los agricultores, por vez primera, están aumentando de forma importante las cantidades de aceite que se destinan a la venta, ya que el resto es para autoconsumo. “El agricultor se está dando cuenta de que lo que se trata es de valorizar el producto y sacarle un rendimiento económico”. Sobre el futuro, y preguntado por ello, Mauleón se refirió a la propuesta inicial de hace años para que Gipuzkoa también estuviera en este label de calidad. El presidente de la Mesa confirmó que el asunto está sobre la mesa porque hay una petición de una persona concreta, que tiene un olivar muy importante, y durante este año se abordará en la Mesa del Aceite. También sobre el futuro habló Alberto Alecha, el técnico que comenzó casi en solitario, al principio de los años 2000, impulsando este cultivo a través de ADORA. Ante un año tan extraño climatológicamente aconsejó a los agricultores “abonar de forma proporcionada a las necesidades del olivo, que son muy diferentes a las de la viña; una buena poda adecuada a la edad y formación y quitando poco, y seguir los boletines que emitimos periódicamente desde la Mesa del Aceite”.
En la travesía y en la plaza se habían instalado numerosos puestos de artesanos agroalimentarios, donde los visitantes pudieron untar trozos de pan en aceite de oliva virgen. Un matrimonio, Maite y Eusebio, de Vitoria, disfrutaba, embelesado, de los sabores que sacaba: “tiene un sabor a un aceite del que no ves en casa, distinto, contaba él, mientras que su esposa añadía que “sabe como a frutas, dicen que a alcachofa, pero a mí me sabe a fruta”. Quienes mejor sacaron los sabores fueron las personas que acudieron a las catas de aceite organizadas por Enoaventura, una empresa local que realiza actividades en la comarca, tanto en torno al aceite como al vino y los recursos naturales. Esta empresa, que dirige Héctor Eraso, también se dedicó en la mañana de ayer a llevar a los visitantes al lugar donde se encuentran los olivos centenarios más antiguos.
También hubo quien se animó a subir al salón de usos múltiples del Ayuntamiento. Con la sala completamente desbordada de personas, sentadas y en pie, Alberto López de Ipiña, junto a otros colaboradores del Slow Food Araba impartió un laboratorio del gusto donde explicó la filosofía de la asociación y sus objetivos y a continuación fue dando paso a Iker Díaz de Cerio, técnico de formación en la Mesa del Aceite que explicó el trabajo que desarrollan en la comarca; a Juan Luis Bujanda, como productor de aceite, momento en el que fueron sacando los pintxos que se habían preparado para ilustrar el Laboratorio: cremita de verduras y pan con aceite de Rioja Alavesa, unos embutidos nuevos que acaban de aparecer en Villaverde de porcino ecológico y setas ecológicas; también participó el promotor del papamovil una camioneta que prepara patatas rellenas para consumir, pero que son de Montaña Alavesa, y en cuanto a los vinos estuvo el bodeguero de Piérola, que hizo la presentación de sus caldos y una cerveza ecológica alavesa, Bayas.
Con las últimas horas de la mañana, el alcalde hizo balance de la jornada afirmando que este año se ha consolidado la feria. La mayor abundancia de visitantes al trujal no pasó desapercibida para el alcalde, quien dijo que “el mundo del aceite es muy desconocido. Ahora es cuando se están interesando. Creo que hay mucha cultura del vino, pero todavía no se ha consolidado una del aceite porque no se sabe como se moltura, cómo se extrae, las diferentes calidades que hay y eso es lo que pueden ver en una simple visita al trujal. Además, aquí tenemos la suerte de contar con la maquinaria tradicional y la moderna”. Y si los consumidores se interesan por estos aspectos, los jóvenes también. “El aceite está teniendo auge y la gente de mi generación se está dando cuenta de que es un valor en alza y de que es un cultivo, como puede ser la viña, que tiene rentabilidad si lo llevas de una manera adecuada”. Los últimos coletazos de la fiesta se vivieron en el frontón con paella, música y baile. l