amurrio - Se llaman Andrea Vidal, Estíbaliz Domínguez, Belén Diego, Rubén Bermúdez y Ane Miren Calongue. Cinco personas, residentes en municipios de todo el Valle de Ayala como Luiaondo, Respaldiza o Amurrio, que se conocieron por su labor de voluntarias en diversas asociaciones y ONGs vascas que trabajan con los animales, que para ellos representan la auténtica pasión de sus vidas: los gatos. Hace pocos meses se lanzaron a crear su propia protectora, Amukatu, con el objetivo de controlar las colonias de gatos callejeros en los municipios de su entorno, así como rescatar de las calles a los más adoptables y encontrarles un hogar. Hasta el momento lo han logrado con cinco, en su mayoría crías, cuyos nuevos amos han tenido que firmar un contrato por el que se comprometen a tenerlos atendidos, alimentados, no cortarles las uñas, esterilizarlos y, sobre todo, a no abandonarlos.
Sin embargo, aún quedan en áreas urbanas y rurales de toda la comarca muchas colonias felinas que estas personas se han propuesto localizar y censar, para después someterlas al sistema de seguimiento CES (captura, esterilización y suelta) que “se ha demostrado es el único eficaz para controlar el crecimiento de la población de los gatos callejeros, ya que el número disminuye gradualmente y se evita que mueran por inanición, frío, atropellos, venenos o sacrificados cruelmente en las perreras”, apunta Estíbaliz Domínguez.
Hasta ahora los métodos más utilizados para frenar la proliferación de estos animales han ido desde el uso de rodenticidas -con efectos nefastos para el medio ambiente- pasando por la prohibición de darles de comer y hasta su recogida y eutanasia. Una medida extrema, esta última, que no solo supone a los Ayuntamientos un gasto de algo más de cien euros de media por animal, sino que “no resuelve el problema, ya que exterminar a este depredador natural, como bien saben los gobiernos de todas las naciones en cada continente y desde la Edad Media, supone acelerar la expansión de ratas y otros roedores”, recuerda Rubén Bermúdez.
No obstante, matiza Belén Diego, “tampoco se trata de alimentarles con sobras de comida que producen insalubridad y malos olores, sino de tener controlada su alimentación mediante recipientes higiénico-sanitarios y piensos que eviten estos problemas, sumado a la esterilización y eliminación del celo, que evita molestias al vecindario por ruidos de peleas, maullidos y marcaje del territorio con orina”. “Se trata, en definitiva, de mejorar su calidad de vida, reforzar sus defensas naturales, y lograr colonias controladas de gatos sanos”.
costes De lo eficaz de este método, recomendado por la OMS al estar más en consonancia con los cambios que en este siglo XXI pide la sociedad para encontrar el equilibrio humano-animal, ya saben algo en Vitoria gracias a CESCA Álava. Un grupo financiado mediante teaming (aportaciones mensuales de socios) e integrado por las protectoras Apasos y Esperanza Felina, que llevan casi dos años aunando esfuerzos con el fin común de esterilizar los gatos callejeros de Álava para controlar su población y mejorar sus condiciones de vida.
Los miembros de Amukatu, en cambio -y de momento- sufragan todos los gastos de sus bolsillos, aunque “estamos a la espera de que nos otorguen el CIF para abrir una cuenta para donativos, así como aplicar el método teaming a nuestros socios, de modo que aporten a la causa un euro mensual que además desgrava y es muy transparente, ya que quien colabora tiene opción de ver los movimientos bancarios y a qué se destinan”, apuntan desde Akumatu.
A nadie se le escapa que capturar a los gatos de una comunidad, esterilizarlos y sanearlos higiénico-sanitariamente, además de acondicionar el lugar donde viven habitualmente para que, tras soltarlos, dispongan de comederos higiénicos, no es precisamente barato. “Una de nuestras integrantes llevaba años controlando una colonia de gatos callejeros en Amurrio que no paraba de crecer, y se gastaba mucho dinero en pienso. Es la primera sobre la que hemos actuado y de ahí el nombre de Amukatu (amurrioko katuak), aunque queramos extender la actividad a toda la comarca. Hemos pedido presupuesto a un veterinario de lo que supone esterilizar a una colonia de 20 hembras y 15 machos y son 1.850 euros. Por eso necesitamos la implicación de los Ayuntamientos”, subrayan.
otros animales Hasta el momento han mantenido reuniones con el Consistorio de Amurrrio, del que esperan respuesta, y con el de Orduña, que “no sólo ha mostrado mucha disposición para cedernos un local en el que habilitar un refugio para atender a los gatos hasta su suelta o adopción sino que también quieren ampliar el servicio de acogida a otras razas y rescindir el contrato con la empresa externa que tienen ahora para la recogida, ya que les preocupa el no tener constancia del destino de los animales que retiran de las calles”, explica Belén Diego. De hecho, este problema no es exclusivo de los gatos: “Pasa con caballos abandonados, como el caso reciente de la hípica en quiebra de Okondo, con perros, palomas, e incluso con burros, tras desaparecer la subvención que animó a criarlos”.
Amukatu también necesitará de la colaboración vecinal. “Es imposible que nosotros cinco solos podamos con todo el proyecto. Por ello, intentaremos implicar a la juventud para hacer turnos de limpieza del local, así como poner en marcha acciones de concienciación social tales como salidas a protectoras con niños y similar”, adelantan. Con todo, el apoyo del Ayuntamiento de Orduña a sus animales callejeros no puede destinarse, por motivos obvios, al del resto de municipios del valle, por lo que los integrantes de Amukatu seguirán intentando que el resto de Ayuntamientos se sume al proyecto.