el que viene no va a ser un año cualquiera, ni en el Ayuntamiento de Vitoria ni en ningún otro. En mayo se celebran elecciones municipales y el curso se va a cortar en seco a la mitad, pero en todo caso la ciudad debe seguir funcionando y por ello el actual equipo de gobierno ha establecido las reglas del juego para 2015. No en lo presupuestario, pues Maroto no ha podido tejer las complicidades necesarias con el PNV para reeditar el pacto de los dos años anteriores, pero sí en lo relativo a los impuestos.
El alcalde ha buscado apoyos puntuales para sacar adelante unos gravámenes no muy diferentes a los del ejercicio anterior salvo por la espectacular subida del Impuesto de Actividades Económicas, del 41%, que ha desatado la guerra total y abierta con el empresariado alavés, una pugna que comenzó hace dos años. La patronal del territorio llevó a los tribunales al Ayuntamiento por su decisión de modificar en 2013 el callejero con el que se calculan los impuestos, un cambio que buscaba recaudar más en concepto de IAE. Los empresarios acudieron a la Justicia, ganaron, y obligaron al Consistorio a rectificar la medida pactada por PP y EH Bildu, lo que enfrentó a los populares con el tejido productivo. Contrariado por la importante pérdida de recaudación que iba a suponer el fallo judicial, el alcalde Maroto no dudó en acusar a los empresarios de recurrir a “argucias legales” para vulnerar las normas municipales.
El primer edil se ha servido la revancha en plato frío. Para 2015 ha pactado con EH Bildu el citado incremento impositivo a las empresas que superan los dos millones de euros de facturación (el resto están exentas de pagar el gravamen). Maroto lanzó un órdago en toda regla con su propuesta, y después se sentó con los empresarios para pactar un aumento de únicamente el 10% con el que atraer al PNV al pacto presupuestario, pero los jeltzales sólo aceptaban la congelación y el acuerdo con SEA se convirtió en papel mojado.
La patronal alavesa dibuja un panorama casi apocalíptico ante la decisión del alcalde, llamativa en un mandatario de centro derecha, pero entendible por cuanto estamos en periodo electoral, y también por el malestar que generó en el alcalde que SEA lo llevara a los tribunales.
Las palabras que le ha dedicado la patronal a Maroto son notablemente claras e incisivas para el habitual lenguaje comedido y prudente de los empresarios, más incluso que las que les ha dedicado el alcalde a “las grandes corporaciones” de la ciudad. Y no sólo se trata de palabras. Si el Ayuntamiento no rectifica y rebaja la subida a un 10%, los empresarios amenazan con mantener el recurso interpuesto contra el IAE de 2013 y presentarán además una demanda en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco contra el gravamen de 2015 “en base a la vulneración de los principios de proporcionalidad y de capacidad económica, que cualquier incremento impositivo ha de respetar”.
Para SEA, la “desorbitada subida” del Impuesto de Actividades Económicas “es un ataque sin precedentes a la solvencia y credibilidad económica de nuestro tejido productivo y rompe con la trayectoria fiscal de esta ciudad y de esta provincia, antes atractivas para la inversión y la implantación de nuevas empresas y ahora lamentablemente lastradas por una carga fiscal que desmotiva nuevos proyectos y desincentiva posibles implantaciones”.
La patronal acusó a Maroto de incumplir el acuerdo alcanzado para suavizar el incremento del impuesto, un “mal menor” que demostró, dijeron, el “compromiso por parte empresarial”, pese a que el IAE “no grava las ganancias obtenidas por la empresa, sino que se fija exclusivamente en la facturación de hace dos años para cobrar un impuesto en el presente aunque no haya tenido beneficios sino todo lo contrario”.
El SEA tachó al alcalde de “populista” por decir que el IAE sólo grava a las grandes corporaciones, cuando afecta a 2.000 empresas en Vitoria, una ciudad donde 9 de cada diez sociedades son pymes y autónomos. “Esta es la realidad y no otra”, dicen los empresarios, para quienes “multiplicar prácticamente por dos un impuesto como éste” va contra el interés general y no responde al objetivo de las instituciones de incentivar “la actividad económica y generar empleo”.
La patronal advierte además a Maroto de que la subida impositiva “hace caso omiso de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que condenó al Consistorio vitoriano y en la que se decía que en un contexto de crisis económica de notable gravedad es irrazonable plantear incrementos”.
El Comité Ejecutivo y la Junta Rectora de SEA Empresarios Alaveses se reunieron de urgencia el día de Nochevieja para consensuar este duro comunicado y anunciar que si no hay marcha atrás empresarios y Ayuntamiento volverán a verse las caras en los tribunales.
La advertencia ha surtido efecto. Nada más comenzar el nuevo año, el alcalde anunció su intención de volverse a reunir con el SEA y de buscar que el Pleno le apoye en el establecimiento de un incremento menos agresivo, según señaló Efe. Maroto tendrá que ganarse la confianza de PNV o PSE, ya que EH Bildu es el máximo valedor de la subida del 41%. No lo tendrá fácil, pues los jeltzales ya dijeron públicamente que no respaldarían ninguna medida que vaya más allá de la congelación del IAE, y con el PSE las relaciones están prácticamente rotas. En todo caso, la oposición tiene en esta polémica la oportunidad de capitalizar la rectificación de Maroto, cuyas relaciones con el empresariado, pase lo que pase finalmente con el IAE, van en lo sucesivo a estar marcadas por la tirantez.
La subida del 41% es especialmente significativa habida cuenta de que en el resto de impuestos municipales o no hay incremento o éste es testimonial. Así, el precio del agua, de las basuras, de los centros cívicos y del abono a las piscinas municipales sube un 0,25% en este 2015, pues el PP, que había propuesto un incremento del 1%, aceptó la propuesta del PSE al respecto.
Por su parte, la cuota de las escuelas infantiles se congela, también a propuesta de los socialistas, así como los servicios para la tercera edad, los programas de vacaciones y los cursos de formación.