gasteiz - María Ángeles Jiménez es una de las pocas personas propietarias de pisos que siguen en Errekaleor, aunque cada vez tiene menos ganas de quedarse. “Ya faltan muchas cosas, no hay autobús, no hay escuela, no hay bar, esto está un poco dejado de la mano de Dios”, señala la mujer, vecina del barrio desde hace más de una década. María Ángeles echa de menos el Errekaleor de antaño, cuando todo el mundo se conocía. Aunque Errekaleor Bizirik trata de revivir aquella convivencia, a ella la nueva comunidad del barrio le es ajena.
“Antes sabías quiénes eran los vecinos, estabas a gusto y tranquilo y todos estábamos unidos; ahora ves chavales por la calle que no sabes quiénes son, y hay de todo. Ya no hacemos vida en el barrio; es llegar, aparcar y punto”, afirma. Eso sí, “la gente que ha venido no ha dado problemas; hay viviendas libres y gente que no tiene... me parece medio normal”, afirma.
Por su parte, desde Errekaleor Bizirik aseguran que la plataforma ha tenido “una muy buena relación con la gran mayoría de los vecinos, aunque cada vez quedan menos”, según señala Félix. “En todo momento -asegura el joven- hemos dado la cara y hemos sido sinceros sobre lo que queríamos hacer aquí, se lo hemos dicho a los vecinos desde siempre”.
diez años de litigios Ahora los residentes que quedan, señala, están agotados desde el punto de vista “físico y económico”, tras una década de litigios, y por ello considera que su ocupación del barrio ha sido, en general, bien vista por los vecinos de siempre.
“Se han sentido acorralados por el Ayuntamiento, y ahora viene sangre joven a ayudar a su lucha, a mejorar el barrio y a darle color, y creo que lo han agradecido. Después de diez años de lucha es entendible”, apunta Félix, quien afirma no entender por qué se fuerza el desalojo cuando “no sabes qué quieres hacer aquí; es una falta de respeto por parte del equipo de gobierno de esta legislatura y también las anteriores”. - T.D.