vitoria - Donde no llega el sistema, aparece Berakah. Y cada vez lo hace más. Por vocación, pero también por obligación. La crisis escribe cada día nuevos dramas y agrava los que ya existían. Historias de familias que no se preocupan por llegar a fin de mes porque ni siquiera pueden comenzarlo, abocadas a la más absoluta pobreza, necesitadas como ninguna otra del aliento que ofrece el programa impulsado por las cuatro parroquias que componen la Unidad Pastoral del Casco Viejo. Un proyecto capaz de atender a los sectores más excluidos con el esfuerzo de la voluntad y el sentido de la misericordia, valores que muy pronto se materializarán con la apertura de un nuevo hogar. Esta vez, para padres, madres e hijos sin techo, en colaboración con Bizitza Berria, la asociación nacida para dar una oportunidad a las personas indigentes.

“Si las obras siguen el ritmo actual, las dos primeras familias podrán pasar allí la Navidad”, cuenta Vicente García, voluntario de Berakah. El hogar, al estilo de la residencia Ain Karem para mujeres solas con hijos, está en pleno proceso de adaptación para albergar “cuatro o cinco viviendas”. Algunas serán cien por cien independientes y otras compartirán el salón comedor y la cocina, aunque el resto de servicios tendrá privacidad. Por eso mismo, desde el colectivo también se están definiendo las normas de uso. Y lo están haciendo rápido, porque demanda ya hay. “Berakah llega donde no llegan las instituciones. Cuando esas personas no cumplen los requisitos de la Cruz Roja, del Ayuntamiento, de la Diputación... Entramos nosotros. Siempre ha sido así y lo vamos a seguir haciendo. Vamos a continuar atendiendo a quienes se han ganado el derecho a ser atendidos con el sudor de sus penurias, a los más necesitados. Y más ahora, porque la situación socioeconómica de la ciudad sigue siendo crítica”, subraya el colaborador.

Uno de los indicadores clave de la pobreza en que vive sumida ya parte de Vitoria son los comedores municipales. Servicios cada vez más demandados. “Los vales que se reparten desde la parroquia de Santa María se están agotando”, alerta García. No es de extrañar. También el Banco de Alimentos ha pasado horas muy bajas, aunque ahora está a la espera de llenar todas las estanterías gracias a la recogida masiva de productos que arrancó ayer y concluirá hoy. El programa ha llegado a sesenta supermercados de Gasteiz y a una decena más en localidades alavesas como Llodio, Amurrio, Agurain, Rivabellosa, Oion o Laguardia. La forma de echar una mano es muy sencilla. En cada establecimiento estarán presentes voluntarios que recogerán la comida que los clientes quieran aportar después de realizar sus compras. En el primer día, no dieron abasto.