trebiño - Desde el año 1646 los trebiñeses tratan de desatar las ataduras que unen el enclave con Burgos para poder ser plenamente alaveses. Unas ligaduras que comenzaron en el año 1200 y que se trataron de romper porque los vecinos ya entonces soportaban una gran carga fiscal por parte de los monarcas de los Austrias. Como ahora, tuvieron un escasísimo apoyo por parte de las instituciones del Estado. Aquella iniciativa no prosperó, como tampoco lo lograron otras realizadas en 1880 y en 1918. La primera fue conocida como la propuesta Sangrador. La segunda se llevó a cabo por impulso de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Álava.

A éstas se añade la liderada en plena Guerra Civil por Venancio Arrieta, a la sazón alcalde de Trebiño, y por Miguel Ortiz de Latierro, alcalde de La Puebla de Arganzón, y que Franco tiró a la basura. Los primeros pasos se dieron en 1938, pero el estado del país aconsejó esperar al fin de la contienda. Así, en 1940 los primeros ediles se fueron a ver al gobernador civil de Burgos para plantearle que había mucha gente en el enclave que no entendía porque se mantenía la entelequia de pertenecer territorialmente a Castilla, cuando estaban en pleno corazón de Álava. Cosas de aquellos tiempos hicieron que el gobernador no se lo pensara y le dijera: “Pues nada, realiza una consulta entre los vecinos y si la decisión es mayoritaria me traes el acuerdo para resolverlo”. El alcalde consultó a su pueblo y los trebiñeses apoyaron mayoritariamente la integración en Álava. El acuerdo se trasladó al gobernador. No obstante, ya entonces éste había sido aleccionado por la Administración central. “Aquellos papeles fueron a parar a la basura y el tema tapado so pena de fusilamiento”, según recuerda el hijo de uno de aquellos pioneros.

Un último intento se dio en 1958, casi por una falta de perspectiva del entonces gobernador civil de Burgos y del Ministerio de Gobernación. A raíz del proyecto de firma del Concordato del Gobierno central con la Santa Sede se planificó que se hicieran coincidir los límites geográficos con los eclesiásticos. Uno de los lugares del país donde no coincidían era en Trebiño. Se envió carta a los dos alcaldes preguntándoles si querían hacer coincidir las provincias eclesiástica y civil y éstos lo interpretaron como una consulta sobre si se querían integrar en Álava. Al comenzar las consultas en las Juntas, el gobernador civil se dio cuenta de lo que se había preparado, ya que de todos los núcleos consultados sólo Añastro, Mesanza y Pariza querían seguir en Burgos. Se paró todo el proceso. Después llegó el silencio y la espera hasta que en 1980 y 1998 hubo nuevos intentos y hasta una consulta, en el último año citado, para saber cuál era el deseo de los trebiñeses. Pero en ningún caso logró pasar de un intento fallido.

Así hasta la iniciativa que ahora se trata de poner en marcha. El origen de esta última propuesta viene desde el mes de agosto del año 2012, cuando la Agrupación Independiente de Condado de Trebiño planteó en el Pleno de ese Ayuntamiento, que entonces presidía la popular Inmaculada Renedo, que se pidiera a un experto un informe con conclusiones que pudieran ser vinculantes para poder iniciar un proceso de integración del enclave burgalés en Álava. A pesar de la oposición del PP, la propuesta salió adelante con los demás votos presentes en el Consistorio de Trebiño.

Se encargó el trabajo al jurista Iñaki Lagasabaster. Éste preparó la argumentación jurídica y diseñó varias alternativas de trabajo, entre ellas una como último recurso en la que se podría solicitar que continuase la tramitación de las dos anteriores peticiones de segregación, presentadas en 1980 y 1998, ya que en ambos casos se paralizó el expediente cuando la Junta de Castilla y León informó de forma negativa. Sin embargo, según los informes, la última palabra en estos procedimientos la debería haber tenido el Parlamento nacional, al que nunca llegó la solicitud, por lo que podrían pedir que finalice esa tramitación.

El camino se inició en marzo de 2013, cuando los dos ayuntamientos celebraron sendos plenos para poner en marcha las conclusiones del Informe Lagasabaster, que contemplaban varias vías. Una de ellas fue la solicitud a la Diputación de Burgos y a la Junta de Castilla y León, que fue rechazada con peregrinas argumentaciones sobre las vinculaciones históricas por parte de los equipos de gobierno del Partido Popular tanto en Burgos como en el Gobierno castellano. Después llegó la vía del Parlamento Vasco y de las Cortes Generales. Desde los ayuntamientos se dialogó con los grupos de la Cámara y finalmente fueron PNV, EH Bildu y PSE quienes actuaron conjuntamente.

El primer paso que dieron los portavoces de los tres grupos fue presentar en el Registro del Parlamento Vasco un mismo escrito, pero con la propuesta de cada grupo, que había sido preparado por los ayuntamientos de Trebiño, solicitando que la Cámara tramitara ante las Cortes Generales un proyecto de ley orgánica para modificar los límites provinciales de Castilla y León y País Vasco, de tal forma que Trebiño quedara anexionado a Euskadi en la provincia de Álava.

Según explica el documento, esa posibilidad queda recogida en el ordenamiento jurídico, concretamente en el artículo 141.1 de la Constitución española y basta la decisión de las Cortes Generales para que Trebiño sea parte de Álava. Tras la presentación de la iniciativa, acto al que no acudieron los representantes de UPyD y PP, a pesar de que en manifestaciones anteriores se habían posicionado a favor de que el enclave se anexionara a Euskadi, Xabier Agirre, portavoz de PNV, manifestó su confianza de que esta fórmula fuera positiva para resolver el conflicto, porque se trata de “una solución nueva”. Hasta ayer.