la Declaración Universal de los Derechos Humanos es como una de esas historias felices que sólo se escriben en los cuentos. La igualdad de las personas, esa gran aspiración entre los buenos, no existe mucho más allá del concepto. Y, sin embargo, al menos a pie de calle, allí donde no se toman las grandes decisiones que dirigen el mundo pero sí se construye la simplicidad del día a día, se producen gestos que ayudan a tejer realidades más justas. Pequeños cometidos como, por ejemplo, el que puso en marcha Gasteiz On gracias al acuerdo firmado con Cruz Roja y el Instituto para la Inclusión Social de Álava para ayudar a personas de colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión a realizar prácticas profesionales. Gente con serias dificultades para acceder al mercado laboral que han encontrado en la principal asociación de comerciantes de Vitoria una oportunidad para derribar muros a golpe de currículo y de experiencias.
Ahora mismo, en este mes de noviembre, son 23 las personas que se están beneficiando del acuerdo, aprendiendo a ser cocineros, camareros y dependientes en otros tantos establecimientos asociados a Gasteiz On. De ésos, 16 proceden de los cursos de formación básicos impartidos por Cruz Roja dentro de su plan de empleo destinado a inmigrantes, jóvenes y mujeres. Ocho están realizando las prácticas detrás de las barras. Los otros ocho, entre fogones. Los siete restantes han empezado a descubrir los secretos de la gestión de un mostrador en siete comercios de la ciudad mientras realizan un curso del Servicio de Inserción Social del Ayuntamiento de Vitoria destinado a gente en situación de vulnerabilidad.
La solidaridad tú a tú es una herramienta clave para, desde abajo, favorecer escenarios que caminen hacia una desigualdad menor. También lo es para visibilizar las causas de los más débiles y fortalecerlas. En ese afán, 16 locales de Gasteiz On están colaborando en la campaña Iniciativas Solidarias Isekin mediante la recaudación de fondos para la lucha contra el Síndrome de San Filippo. Lo hacen a través de la venta del cuento Araitz, Ixone y Unai en el parque de los cuentos. El objetivo es ayudar a las personas y familias aquejadas por esta grave enfermedad degenerativa. En Euskadi, hay cuatro niños que la sufren.