Alas nueve y cuarto, el parking al aire libre había comenzado a empacharse, decenas de clientes formaban inquietas colas junto a las puertas y los primeros carritos enfilaban en procesión de fe hacia la cumbre de la calle Alto de Armentia. Media hora después, los pasillos de las instalaciones estaban abarrotados, las cajas operaban a todo trapo, los coches buscaban sitio en el estacionamiento cubierto y seguían llegando compradores. Lo del Mercadona es un fenómeno sociológico digno de estudio. Tal vez ya se haya realizado alguna tesis. Supermercado que el gigante valenciano pone en marcha, sea donde sea, supermercado que desata la expectación y triunfa. Vitoria no podía ser la excepción. Así que no lo fue. La inauguración del primer local de la cadena en Euskadi se convirtió en, como diría el alcalde gasteiztarra, un evento de ciudad. De hecho, el propio Javier Maroto acudió a las instalaciones en visita oficial nada más levantarse la persiana. Paseó, pero también picó. Su adquisición fue una crema de rosa mosqueta para tratar de mejorar la cicatriz que le dejó la peritonitis. Es un hombre coqueto. Y se ve que mira el euro.

Una excelente relación calidad-precio combinada con seductores productos únicos de marca propia constituyen los pilares del éxito de Mercadona. Hacendado en comida, Bosque Verde en productos de limpieza y Deliplús en higiene y cosmética son una referencia para los consumidores, incluso para quienes no cuentan con un supermercado de esta cadena en su ciudad. Javier Blanco ya conocía las marcas de la empresa valenciana, aunque en su caso lo de menos ayer fue completar la cesta de la compra. “Me había apostado con mi hijo de doce años que iba a ser el primero en entrar y lo he conseguido. Llevo desde las ocho esperando”, confesó. No fue el único que madrugó para arrogarse el mérito de pisar antes que muchos otros vitorianos las nuevas instalaciones. Mertxe Gallego, con un exiguo café en el estómago, había tomado dos autobuses urbanos desde Zaramaga para disfrutar del estreno desde primerísima hora. Ella ya era clienta fiel del establecimiento que Mercadona tiene en Miranda de Ebro y llevaba mucho tiempo “esperando con ganas locas” que la firma extendiera sus tentáculos hasta Gasteiz.

Siempre se ha dicho que el motivo por el que ha tardado tanto el desembarco respondía a un convenio de no agresión con Eroski, al fin diluido. Sin embargo, preguntada por dicha cuestión en la rueda de prensa inaugural, la directora territorial de Mercadona en Euskadi, Patricia Cortizas, atribuyó la demora a la decisión de realizar una extensión progresiva desde la cuna de la empresa, junto a cuestiones logísticas y de instalaciones. No era día para polémicas. En representación de las instituciones, el director de Comercio del Gobierno Vasco, Jon Andoni Zárate, y el propio Maroto destacaron que la llegada de este coloso va a favorecer el consumo gracias al aumento de la competencia. No se equivocan. Otras cadenas ya han realizado mejoras en sus instalaciones y aplicado rebajas, aunque también es verdad que los pequeños comercios de barrio llevan tiempo temblando. La que sí es buena noticia, se mire por donde se mire, es la creación de empleo asociada al gigante valenciano. El supermercado de Alto de Armentia ha dado trabajo a cuarenta personas, pero muy pronto serán más. Los locales de Ali y Olárizu abrirán este mes y un cuarto lo hará en 2015 en la zona de Salburua, año en que la firma continuará su expansión por Barakaldo y Basauri. De cara a 2016 y 2017, los objetivos serán Bilbao e Irun. Al final, acabarán funcionando 25 tiendas y se habrán generado mil empleos estables, gracias a una inversión de 150 millones de euros.

“Va a ser algo bueno para todos en esta crisis tan grande que no termina”, subrayó Esther Cabezudo, tras pelearse con decenas de compradores en la pescadería y hacer acopio de los codiciados botes de hidratante corporal. “Teniendo en cuenta la calidad de los productos, los precios son muy buenos, aunque se echa de menos que no haya descuentos especiales por ser el primer día”, apostilló. Otros clientes también lamentaron la falta de promociones por la inauguración, si bien no fue un hándicap para llenar el carro. La política comercial que Mercadona utiliza de forma exclusiva consiste en garantizar el menor precio unitario de los productos de forma permanente. “Y eso para nosotros, que sólo somos dos en casa y no necesitamos comprar mucho de cada cosa, nos viene de maravilla”, aplaudieron José Monreal y Arrate García. La pareja reconoció estar entusiasmados por tener el súper enfrente de casa, “ya que vivimos a desmano de casi todo y por aquí no hay demasiada oferta ”. Que encima sea de Mercadona “es el remate del tomate”.

Las instalaciones se sitúan al final de Mariturri, en la salida a Madrid, una zona dominada por los concesionarios y salpicada de alguna que otra VPO, donde hasta ahora sólo había un supermercado, el Lidl, firma alemana que decidió derribar sus instalaciones y levantarlas de nuevo para plantar cara al nuevo competidor. “Es que Mercadona es mucho Mercadona, y eso que las instalaciones son de lo más sencillas”, señaló Alberto Ruiz, otro cliente madrugador. Sobre una estética sin grandes alharacas aunque eficiente, que permitirá reducir hasta un 20% el consumo energético, se extienden 1.500 metros cuadrados de superficie en los que se ubican todas las secciones habituales de la firma: carnicería, charcutería, perfumería, alimentación envasada, bebidas, droguería... Destaca, no obstante, la zona destinada a productos frescos, como la pescadería con su género llegado directamente de la lonja -una de las que más jaleo registró ayer por la mañana-, la del horno a granel y el apartado de fruta y verdura, donde Mercadona apuesta por el producto de proximidad. El establecimiento dispone también de zonas de descanso y vestuarios para los trabajadores, además de una sala destinada a la formación continua de la plantilla. Fuera, los clientes disponen de 260 plazas para aparcar. Tal vez a partir de hoy sean más que suficientes. En las primeras horas de la jornada inaugural, sin embargo, casi se quedaron pequeñas. Y eso que hubo día de sobra para descubrir el nuevo súper, gracias a su amplio horario: de nueve y cuarto de la mañana a nueve y cuarto de la noche.