Y que (no) cumplas muchos más
IKA Gasteiz ya tiene un cuarto de siglo. Al mirar hacia atrás, siente la alegría de haber contribuido a la euskaldunización de la sociedad. Al brindar, lo hace por no tener que trabajar otros 25 años. Significaría que Vitoria “vive al fin en euskera”.
Cuando IKA abrió sus puertas en Álava y Navarra, el indecente muro de Berlín acababa de caer. También a IKA le tocaría derribar tabiques y luchar contra las vergüenzas. Corría el año 1989 y apenas el 4% de los gasteiztarras dominaba el euskera. Menos aún lo hablaban. Veinticinco veranos después, esa red de euskaltegis que comenzó a asomarse a las calles a través de sus letreros amarillo chillón mira hacia atrás y se muestra satisfecha. Todavía queda un largo recorrido para enseñar, fomentar y normalizar el uso de la lengua vasca, pero las estadísticas revelan avances. “Más personas la conocen. Ahora hace falta que muchas de ellas la vivan. Ojalá un día podamos cerrar, jubilarnos, porque eso significará que ya no se nos necesita”, afirma Gurutze Sarasola, responsable de la delegación vitoriana y una de sus integrantes desde los orígenes de la coordinadora.
La irakasle habla con la alegría de haber ayudado a transformar el último cuarto de siglo. Ni siquiera la crisis, que ha hecho descender durante los últimos ejercicios las matriculaciones en todos los centros donde se imparte euskera, le borra la sonrisa. Los ajetreados 25 años de trayectoria bien se merecen una dosis de optimismo, como lo demuestran las muchas novedades que se han incorporado a la oferta académica 2014-2015. IKA Gasteiz ha incluido cursos de dos horas y media semanales en todos los grados para concentrar las clases de lunes a jueves, así como otros de bastante menos duración e intensidad para quienes apenas disponen de tiempo libre. También se han incluido módulos de autoaprendizaje, con trabajos individuales, sesiones orales y tutorías, además de la modalidad on line. El remate son los cursillos que se impartirán a lo largo de la temporada dedicados tanto a la gente que quiere saber aún más, como la que necesita cierta especialización o la que desearía poder usar al menos unas pocas palabras en euskera sin sentir apuro. Para esas personas, y muchas más, se han diseñado Hitanoa, Trabajando la expresión oral, Mis primeras palabras en euskera, Taller de canto y juegos para padres y madres, Curso para monitores de tiempo libre, Lectura en voz alta, Recursos tecnológicos para aprender euskera y Corrección de textos orales y escritos.
IKA no ha dejado demasiado margen a aquéllos que se excusan por falta de tiempo. “Queremos llegar a todo el mundo”, subraya Gurutze. La responsable reconoce, no obstante, que el dinero continúa siendo una traba para unos cuantos alumnos potenciales. “En los últimos años hemos congelado los precios y hemos hecho descuentos de fidelización en febrero y verano, pero es verdad que son tiempos difíciles. Deberían darse más facilidades de las que ahora hay a la gente”, apostilla la profesora, refiriéndose seguramente al papel de las instituciones alavesas, cuya apuesta por la lengua vasca ha languidecido desde las vacas flacas. Por eso mismo, esta coordinadora es de las que anima fehacientemente a todos sus estudiantes a conseguir alguna acreditación una vez que inician la aventura de aprender y dominar el euskera. “Es algo positivo para ellos desde un punto de vista económico”, explica Mikel Elosegi, profesor del euskaltegi, “ya que el Gobierno Vasco da una subvención, que no es mucha pero permite recuperar algo de la inversión”.
El perfil tradicional de IKA ha sido el del gasteiztarra que quería prosperar mediante unas oposiciones, perspectivas que le obligaban a aprender euskera y obtener un título. De ahí que, en gran parte, bajaran las matriculaciones con el bofetón de la crisis. La lengua vasca ha dejado de ser una inversión segura porque apenas hay salidas laborales en el ámbito público y menos aún en el privado, un proceso que ha avanzado de forma paralela a la pérdida de poder adquisitivo. “Que la motivación para venir al euskaltegi fuera el trabajo es lógico, porque es algo primordial para vivir, pero esa motivación ya no es tan fuerte, así que se ha notado ese descenso. Además, muchos jóvenes se están marchando al extranjero, por lo que el inglés está ganando terreno”, reconoce Sarasola. Aun así, su discurso suena tranquilo. También el de Mikel. La experiencia les dice que, al mismo tiempo, son cada vez más las personas que acuden a IKA por el simple deseo de conocer el pilar fundamental de la cultura vasca y poder comunicarse en ese idioma con quienes les rodean. Y esa es una fuerza tan ajena al simple pragmatismo que no puede enflaquecer. “Incluso el que únicamente venía por el título, sin ganas en realidad de aprender, ha acabado cambiando de actitud”, sostienen.
Los euskaltegis se han convertido en un punto clave de aprendizaje para los adultos, pero también de encuentro y relaciones humanas. Más allá de los motivos iniciales que impulsan a los estudiantes a matricularse, la realidad es que todos ellos acaban estrechando lazos de amistad con sus compañeros y construyendo un círculo euskaldun del que ya no quieren salir. “En ese sentido, los cursillos que hemos preparado para este año son muy interesantes. Gente que sabía euskera nos solía decir que no tenía con quién relacionarse en ese idioma porque su entorno original era castellanoparlante. Así, esas personas tienen una gran oportunidad de usarlo sin tener que realizar un curso de aprendizaje enfocado a lograr un título”, señala Gurutze. Mikel está convencido de que pueden funcionar, aunque también opina que es preciso un cambio de chip a pie de calle. “Muchos gasteiztarras están deseando hablar en euskera pero como no están acostumbrados a hacerlo y creen que no obtendrán la respuesta esperada, se retraen. Y, sin embargo, se sorprenderían si se animaran a dar el paso”, apostilla el irakasle.
El idioma es como los músculos. Si no se entrena, se atrofia. Por eso, desde IKA animan a los estudiantes a perder la vergüenza y darle a la mojada, sea cual sea el nivel de cada uno. “El euskera se utiliza mucho menos de lo que se sabe y está en manos de todos nosotros que se use más, porque tenemos muchas más posibilidades de hablarlo de lo que podemos pensar”, insisten Gurutze y Mikel. En ese afán, la metodología empleada por este colectivo resulta clave. Su germen se remonta al año 1984, cinco antes de que quienes forman IKA se constituyeran en una sola entidad, cuando el Equipo Didáctico de Araba desarrolló una línea basada en la comunicación con la intención de mejorar los parámetros aplicados hasta ese momento. Ese sistema, todavía vigente, establece la comunicación como eje central y objetivo primordial de las clases, da prioridad a la expresividad frente a los esquemas tradicionales que primaban la corrección y da preferencia a la gramática operativa en la expresión lingüística.
IKA confía en poner fin un día a esa brecha todavía amplia entre conocimiento y utilización, a la vez que trata de llegar “a esas personas que no saben nada de nada, porque son las más difíciles de convencer”. Tal vez con su esfuerzo y el de otros colectivos euskaltzales, Álava acabe viviendo un día en la lengua vasca. “Ojalá, sería una gran noticia que nos pudiéramos jubilar”, afirma Gurutze. Por ahora, sin embargo, toca estar al pie del cañón. De hecho, la academia de idiomas Zabaldu, en el barrio de Zabalgana, ha solicitado su colaboración para impartir clases. “Hoy en día no se pueden abrir más euskaltegis. Tendríamos que cerrar uno de los tres que tenemos en Badaia, Adriano VI y Reyes Católicos para abrir otro, y es algo que ahora no barajamos. No obstante, nos han pedido ayuda y hemos aceptado, así que quienes estudien allí recibirán la metodología IKA y formarán parte de nuestra red”, explica. No es mala forma de celebrar un cuarto de siglo.
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