desde hace casi tres décadas el centro de Educación de Personas Adultas (EPA) Paulo Freire ha ayudado y formado a miles de gasteiztarras que, por un motivo u otro, no tenían acceso a la educación dentro de los cauces habituales. Actualmente, hombres y mujeres de entre 18 y 90 años acuden a sus clases para un abanico de posibilidades que van desde la enseñanza reglada, con objetivos como alcanzar la alfabetización, mejorar en cursos superiores o la obtención del título de Educación Secundaria, hasta la preparación para las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de 25 y 45 años, a los grados de Formación Profesional, a idiomas, a informática a nivel básico o a uno de sus programas más demandados: el de castellano para extranjeros.

El Paulo Freire es uno de los centros que realizan tan encomiable labor en todo Euskadi, y tal vez por eso, por su labor de liderazgo en términos educacionales durante tantos años, se ha convertido ahora mismo en uno de los estandartes de la lucha contra lo que consideran unos cambios dramáticos para el curso que viene a manos del Gobierno Vasco, que los define sin embargo como una reestructuración. Así, mientras los centros de EPA vascos hablan de “recortes” para el año 2014-15, que afectarán al número de profesores y, al mismo tiempo, de alumnos, desde Lakua apuntan que el proceso no será tan dramático como insisten desde los centros y los sindicatos. Por el momento, la EPA fue ayer protagonista tanto dentro como fuera del Parlamento Vasco, con una comisión de Educación para conocer los pormenores de los cambios que podrían producirse y una protesta al otro lado de las vallas a cargo de los sindicatos y miembros de los centros educacionales.

El epicentro de las protestas tiene que ver principalmente con la pérdida de profesores y la forma en la que esto afectará al número de alumnos. Según subraya Jesús Eraña (jefe de estudios de Paulo Freire), “habrá una disminución de 168 profesores en todo Euskadi”, que en el caso del centro gasteiztarra afectaría a cerca de una docena. Desde Lakua admiten que la “reorganización” de la EPA traerá consigo la regulación “de un excedente del 10% de profesores” que existía hasta ahora en los centros de Euskadi, en palabras de Jesús Fernández, director de Centros Escolares del Gobierno Vasco, que “se empleará en mejorar el sistema educativo vasco” porque “en otras partes no está tan holgado”.

En este sentido, Fernández asegura que en los primeros informes el citado excedente de profesores en los centros de enseñanza para adultos ascendía “a un 28%”, y que era necesario acometer “una distribución equitativa de los recursos aunque respetando las particularidades de cada centro”. Sin embargo, en el Paulo Freire no lo tienen tan claro, y creen que muchos alumnos van a tener problemas para matricularse el próximo curso en sus aulas. “Va a haber gente que se quedará fuera seguro. Para ellos la EPA está sobredimensionada y en el fondo da la impresión de que, con la Lomce, lo que quieren realmente es eliminar la educación para adultos”, resalta.

más de 3.000 alumnos Con más de 3.000 alumnos en Álava, el Paulo Freire separa sus clases en tres “círculos” de alumnos. El urbano, con tres aulas en el barrio de Abetxuko, seis en el de Adurza, seis en el de Ariznabarra, tres en Sansomendi y nueve en Zaramaga. El “círculo rural”, con aulas en Dulantzi, Araia, Nanclares de la Oca, Agurain y cinco en Rioja Alavesa, y el llamado “círculo específico”, que corresponde al centro Penitenciario de Zaballa.

Para intentar contener los cambios de cara al año que viene y que ningún adulto se quede sin poder acceder a la educación como hasta ahora, los centros de EPA de Euskadi remitieron recientemente una carta al lehendakari, Iñigo Urkullu, en la que le instaban a mediar “por el entendimiento y la negociación” ante esta diatriba. Y es que no hay que olvidar que centros públicos como el Paulo Freire pertenecen a la red educativa del Gobierno Vasco.

“La enseñanza de adultos en nuestra comunidad ha supuesto durante muchos años que personas que en su día abandonaron los estudios hayan tenido la oportunidad de obtener el certificado de secundaria, posibilitando su inserción en el mundo laboral o el acceso a otros tipos de enseñanza”, recuerdan los centros vascos de EPA. “No poder contar con el mismo número de profesores para el curso próximo supone que muchos objetivos formativos y pedagógicos se queden en cartera”, destacan antes de lamentar que “la población inmigrante que acude a nuestros centros a aprender euskera y castellano para su inserción en nuestro pueblo vea cómo va a disminuir el número de horas de aprendizaje y no puedan ser incorporados a la enseñanza reglada”.

Además de en lo que al número de profesores respecta, la regulación que Lakua quiere implementar en el curso 2014-15 tiene como protagonistas al número de alumnos y clases con los que los centros de EPA podrán contar. “Dicen que hay aulas con uno, dos o tres alumnos y que la EPA está sobredimensionada porque el alumnado no cumple los ratios”, sostiene Jesús Eraña, del Paulo Freire, mientras desde el departamento vasco de Educación Jesús Fernández apunta que el problema es que los cursos de educación no reglada superan en número muchas veces a los de educación reglada, cuando deberían ser equitativos. Recién terminado el curso, la educación para adultos del próximo año está ahora en el centro de la polémica.