Mande quien mande, el currículo del Gobierno de España siempre se destaca por una especialidad: desarrollar informes ad hoc para validar aquellos proyectos energéticos lo suficientemente controvertidos como para desatar la alarma ciudadana. A nadie le extraña ya. Política e industria eléctrica se han convertido en una puerta giratoria demasiado bien engrasada. Sin embargo, cualquier maniobra favorable al sector en perjuicio del medio ambiente sigue causando una gran indignación a pie de calle. La última ha llegado de la mano del fracking. Y es un bombazo. Según varias informaciones, el Ministerio de Industria ha ocultado desde enero el informe que había mandado elaborar al Instituto Geológico y Minero sobre esta técnica de extracción de gas no convencional, con la intención de que lo suavizara. El estudio, cuyo contenido exacto todavía no se ha hecho público, advertía sobre toda suerte de riesgos. Algo inadmisible para las empresas del sector, que al parecer presionaron con éxito al PP. Para más inri, se dice que entre ellas está el consorcio formado por el Ente Vasco de la Energía (EVE) y las compañías norteamericanas Heyco y Cambria, constituido cuando los socialistas, al mando de Euskadi, impulsaron el proyecto.

La plataforma Fracking ez Araba, creada por ciudadanos de a pie para frenar la amenaza que se cierne sobre cuatro zonas del territorio histórico, no puede evitar quedarse "con la boca abierta". Los juegos de intereses les indignan, atrapados todos una vez más en el sueño de la marmota. "Al leer la noticia, lo primero que me ha venido a la cabeza es que el fantasma Castor pesa mucho", reconoce el portavoz del colectivo, Mikel Otero. Se refiere al caso del almacén subterráneo de hidrocarburos ubicado sobre la falla de Amposta, zona en la que se han producido reiterados seísmos de diversa consideración desde que el antiguo yacimiento de petróleo comenzó a utilizarse para almacenar gas mediante la inyección del fluido en la roca porosa. Al menos tres estudios publicados antes de junio de 2008, fecha en que se produjo la concesión del proyecto, ya advirtieron al Gobierno central, entonces liderado por el PSOE, de la posibilidad de movimientos y terremotos si seguía adelante. De nada sirvieron. La declaración de impacto medioambiental realizada por la Secretaría de Estado para el Cambio Climático, dependiente a su vez del Ministerio de Medio Ambiente, no tuvo en cuenta ni esos documentos ni los 141 escritos críticos de asociaciones y particulares que se incorporaron al informe.

Aquella declaración no se hizo pública hasta un año y medio después de la concesión. Era indispensable mantener ocultos los riesgos mencionados por las voces críticas pues, como la propia Secretaría reconocía en el informe, el almacén subterráneo de hidrocarburos "tenía la máxima categoría, A urgente, como proyecto necesario y prioritario para el sistema gasista español". Los socialistas, promotores de aquel proyecto e impulsores de la introducción del fracking en Euskadi, dieron por buena una técnica que ahora se comprometen a rechazar si vuelven al poder porque "su seguridad no está garantizada". Sin embargo, los populares en Madrid han tomado su testigo y se mantienen firmes en la futura explotación de esta polémica técnica, por preocupantes que sean las últimas advertencias.

Las cien páginas del informe del Instituto Geológico y Minero, titulado Recomendaciones ambientales en relación con las medidas preventivas y correctoras a considerar en proyectos relaciones con la exploración y explotación de hidrocarburos mediante técnicas de fractura hidráulica, llegaron a manos de Medio Ambiente e Industria en enero. Y los responsables políticos se revolvieron en sus asientos. Este diario se puso en contacto sin éxito para recabar la opinión del área ministerial de Medio Ambiente. Sea como fuere, por lo que ha trascendido, el análisis era contundente respecto a la posible radiactividad de aguas en el entorno de las plataformas y advertía duramente del riesgo de terremotos en las zonas más o menos próximas. Se cuenta también que semejantes conclusiones resultaron intolerables para las empresas integrantes la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo de España, por lo que presionaron a los departamentos implicados y éstos devolvieron el estudio a sus autores. El nuevo propósito es que eliminaran o suavizaran aquellos contenidos que los promotores de esta técnica en España consideraban que ponían en entredicho la cacareada necesidad de desarrollar el fracking.

El informe arrojaría luz sobre riesgos de la fractura hidráulica sobre el medio en la realización de perforaciones profundas, inyección de agua y aditivos, gestión de efluentes de retorno, contaminación de aguas superficiales y subterráneas, emisión de contaminantes a la atmósfera y en la sismicidad inducida. A Fracking ez Araba no le extraña. Hace mucho tiempo que la plataforma tiene claro que no hay garantías de que los sondeos, tanto exploratorios como de explotación, no fueran a afectar al acuífero de Subijana. Y también ha advertido insistentemente sobre la notable afección que generaría al paisaje, puesto que para conseguir energía de esta forma es precisa la construcción de múltiples caminos para el transporte del gas a bordo de camiones y de embalses. No obstante, los peligros que el nuevo informe pone sobre la mesa y que las empresas del sector parecen haber intentado tapar van aún más allá. Por eso, Otero cree que "el EVE debe dar explicaciones y aclarar si ha participado en esas presiones, porque se trata de una entidad pública financiada con el dinero de todos, de una sociedad vasca que está mayoritariamente en contra, y de haber sucedido eso es muy grave".

Las intenciones de quienes quieren dedicarse a la fractura hidráulica son claras, pero la proliferación de informes objetivos en contra empieza a colocar entre la espada y la pared a los grupos políticos y a las instituciones que todavía la respaldan. El PS0E, el mismo partido que hizo planear sobre Álava la amenaza del fracking cuando Patxi López lideró Euskadi, ya ha rectificado el rumbo. En mayo, se comprometió a través de un acuerdo con otros agentes políticos y sociales a prohibir esta técnica si acaba gobernando el próximo año. Es una buena noticia a nivel estatal para los detractores de este sistema, aunque también ha habido alegrías locales en los últimos tiempos. El Ayuntamiento de Vitoria se ha sumado por completo al no, gracias a los versos sueltos del popular Javier Maroto y el jeltzale Gorka Urtaran. En las Juntas Generales del territorio, sin embargo, el rechazo mayoritario se ha visto manchado por el voto en contra del PP, y en el Parlamento Vasco no ha habido forma de que una mayoría sustancial dé su brazo a torcer.

El Ejecutivo autonómico continúa con los permisos de exploración y baraja alternativas en el caso de que los emplazamientos elegidos sean rechazados. Los dos pozos diseñados por el Gobierno de Patxi López fueron paralizados por el Consistorio gasteiztarra, que denegó a la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi (Shesa) la licencia de actividad al no obtener respuesta a sus muchas dudas sobre el respeto del proyecto al medio ambiente. Las zonas ahora señaladas están más alejadas de los Montes de Vitoria y fuera del municipio, como si la distancia trajera el olvido. Las equis del mapa alavés del fracking pintan el entorno de Mandojana, Matauko, Subijana Morillas y Kuartango, localidad que celebró una consulta popular para escenificar su contundente rechazo a la fractura hidráulica.

Pese a las posturas marcadas, Fracking ez Araba transmite optimismo. Tiene explicación. Sus integrantes nunca hubieran imaginado que una labor de divulgación sin más armas que la indignación habría tenido tanto efecto sobre la sociedad. Según cuenta Otero, "en nuestro territorio no hace falta ya ni explicar qué es el fracking". Y quien sabe lo que significa suele posicionarse en contra. Ese clamor ciudadano es el que, a su juicio, ha hecho "que los partidos empiecen a preocuparse". Su mayor deseo ahora es que el PNV se suba a la noria y dé el giro de 180 grados que protagonizaron los socialistas. Independientemente de lo que intente Madrid, "así se garantizaría que aquí no se va a hacer nada".