los farmacéuticos alaveses se enfrentan a un presente y a un futuro cercano marcados por la perpetua crisis, que en el territorio está mostrando actualmente su cara más implacable, y por decisiones clave de la Administración vinculadas a ella. Entre otras destacan la implantación del copago de los medicamentos, una medida que ha puesto un poco más contra las cuerdas a miles de familias del territorio, o las políticas de reducción del gasto público en fármacos que han tenido un efecto directo sobre las boticas. Sin ser uno de los sectores más golpeados por la situación económica, una realidad que se explica porque la mayoría de los productos que comercializan son de primera necesidad, las farmacias alavesas también han tenido que sobreponerse a las estrecheces.
"Las medidas de austeridad aplicadas durante la crisis incluyen muchas disposiciones encaminadas a disminuir el gasto público en medicamentos y por tanto afectan de forma directa a la economía de la oficina de farmacia", contextualiza en declaraciones a este periódico el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Álava, Pedro Rivero. A esta realidad se une el descenso de ventas que las farmacias han sufrido en algunos fármacos que no están sujetos al descuento derivado de la prescripción médica. "Se puede apreciar una disminución del consumo de productos de autocuidado, de productos sanitarios y de medicamentos no sujetos a esa prescripción médica, como consecuencia de las dificultades económicas que sufren muchas personas", certifica Rivero.
En este contexto de dificultades, las farmacias han debido tirar de esfuerzo para mantener sus niveles de calidad en la atención y, por fortuna para ellas, se han encontrado con el apoyo de la Administración, que a diferencia de lo que sucede en otros puntos del Estado no ha protagonizado retrasos en los pagos. Morosidad que en comunidades como Cataluña ha provocado varias jornadas de huelga de los farmacéuticos por los impagos del Govern. Se trata, según Rivero, de la "mayor dificultad" que están sufriendo sus colegas de otras comunidades, una pesada losa que se une a impopulares medidas como el copago o el euro por receta impuesto en Madrid y la propia Cataluña. Un gravamen adicional que el Tribunal Constitucional (TC) decidió suspender a instancias del Gobierno central, que presentó por sorpresa un recurso de inconstitucionalidad.
A pesar de que las farmacias alavesas "no han sufrido ningún retraso en los pagos", esta circunstancia no ha impedido al sector tener que apretarse el cinturón en no pocas ocasiones. "Las farmacias están haciendo un importante esfuerzo para mantener su ejemplar calidad de servicio y los niveles de empleo pese a las dificultadas derivadas de la crisis", asegura Rivero. A día de hoy, el territorio cuenta con 111 oficinas de farmacia, 75 de las cuales se ubican en Gasteiz. La última abrió sus puertas hace alrededor de año y medio en el barrio de Salburua y la próxima, que será la número 112, lo hará en el presente 2014 en Lakua-Arriaga, en la calle Portal de Foronda, tras la reciente resolución de un concurso pendiente del Gobierno Vasco.
la lacra del copago Si ha habido una decisión política que ha despertado los recelos de los farmacéuticos alaveses ésa ha sido sin duda el copago de los medicamentos, una medida impulsada por el Gobierno central con el objeto de "garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario". Los profesionales del sector no han dudado en criticar el peligro que viene aparejado a esta medida en múltiples ocasiones, pero no han tenido más remedio que aplicarla. Por suerte, el Gobierno Vasco reaccionó a tiempo para minimizar las consecuencias del copago sobre los pacientes más vulnerables aprobando el pasado noviembre un decreto destinado a compensarlos económicamente. "El copago de los medicamentos, en un escenario sanitario dominado por los pacientes en situación de cronicidad, puede conducir a situaciones de infrautilización de medicamentos, a pérdida de adherencia a los tratamientos y en definitiva, a situaciones de ineficacia terapéutica. Este aspecto es más evidente cuando afecta a los colectivos de población más vulnerables, con menos recursos económicos o de mayor edad", advierte el presidente de los farmacéuticos alaveses.
Rivero, a la vista de las circunstancias, aplaude la decisión del Departamento de Salud de compensar a tres colectivos muy concretos, los pensionistas con ingresos inferiores a los 18.000 euros anuales, desempleados sin prestación e inmigrantes en situación irregular que carezcan de recursos. "Las ayudas para el reintegro del copago tienen como objetivo asegurar la adherencia a los tratamientos médicos de determinados grupos de población en situación objetiva de enfermedad y necesidad, que de otra forma no podrían costear los medicamentos que necesitan y son, por tanto, muy oportunas", se felicita Rivero en este sentido.
En el escenario actual, la labor de los farmacéuticos como agentes de salud cobra una especial relevancia, según advierte Rivero. La farmacia, un establecimiento sanitario "muy cercano y accesible para los pacientes", realiza también una labor informativa importante con sus clientes, que se suma a la de los profesionales sanitarios. En este contexto de dificultades, que podría empujar a muchos vecinos con problemas económicos a evitar la compra de fármacos, ese asesoramiento resulta también vital. "Los pacientes consultan sus dudas sobre los medicamentos y el farmacéutico tiene información de primera mano sobre el modo en que los pacientes los utilizan. Así contribuye a mejorar la adherencia y la continuidad de los tratamientos prescritos por el médico", advierte Rivero.
La implantación definitiva de la receta electrónica a mediados del pasado noviembre también ha resultado para los farmacéuticos una medida "muy útil", a pesar de los problemas puntuales que haya podido tener. La e-rezeta, aparte del ahorro en papel que trae de la mano, permite a toda la cadena de profesionales que intervienen en la prescripción "disponer de un mayor conocimiento de la utilización que hacen los usuarios de los medicamentos" y, de esta forma, "trabajar en políticas que favorezcan el cumplimiento de los tratamientos y el uso racional de los fármacos".
Crisis. La economía de las farmacias se ha visto resentida por las políticas de reducción del gasto público en fármacos y por las dificultades de las familias, que gastan menos en medicamentos no sujetos a prescripción. Entre otros, los productos de autocuidado.
Apoyo. El hecho de que el Gobierno Vasco no tenga deudas con los farmacéuticos, una situación que incluso ha provocado huelgas en otras comunidades, y el decreto para compensar el copago ha supuesto una doble ayuda importante.