cuando las autoridades sanitarias hablan sobre la gripe, generalmente insisten en advertir sobre los problemas de salud que la enfermedad puede generar, en clarificar sus síntomas para no confundirlos con los de otras patologías o en las medidas preventivas más adecuadas para evitar su aparición. Lo que no suele estar tan a la orden del día es que este virus tan común, cuando regresa por estas latitudes año tras año en la frontera entre el otoño y el invierno, genera unos costes económicos importantísimos que resultan casi imposibles de cuantificar por las múltiples derivadas que presentan.

Costes derivados del absentismo laboral, gastos hospitalarios, en vacunas y otros tratamientos... Una fuga de euros también difícil de contabilizar porque ni el propio Departamento vasco de Salud cuenta con estudios al respecto. "No hay ninguna publicación reciente sobre este tema", sentencian fuentes sanitarias a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. Un trabajo que sí ha hecho recientemente el Grupo de Estudio de la Gripe (GEG), una entidad sin ánimo de lucro formada por médicos de todo el Estado, de distintas especialidades relacionadas con la infección gripal, y que tiene como objetivo el estudio de esta enfermedad, que todos los años afecta a entre el 5 y el 15% de las poblaciones.

Dado que muchos de los que caen en las redes de la gripe forman parte de la población activa, la patología constituye uno de los principales problemas de salud pública, tanto por su coste en vidas humanas como por sus repercusiones económicas y laborales.

Un estudio epidemiológico realizado sobre la temporada gripal del año 2000 avalado por el GEG reveló que la epidemia de gripe representaría en el conjunto del Estado unos costes económicos totales para la sociedad de 1.036 millones de euros anuales. Extrapolando estas cifras al territorio alavés, con una población superior a los 300.000 habitantes, el virus se cobraría un gasto anual de entre seis y siete millones de euros tanto en costes directos como indirectos. De ellos, la gran mayoría -un 35,8%- correspondería al absentismo laboral calculado sobre la población activa, un 47,2% a los costes hospitalarios, un 11,5% al tratamiento, un 3,1% a los costes de Atención Primaria y un 2,3% a los costes del paciente.

bajas laborales Según advierte el GEG, la gripe es una de las principales causas de absentismo laboral, responsable de entre el 10% y el 12% de las bajas por enfermedad que se producen a lo largo del año en las empresas. Los ciudadanos del Estado faltan al trabajo según este estudio una media de cinco días al año debido a la gripe. En consecuencia, los costes laborales suponen anualmente unas pérdidas cercanas a los 70 millones de horas de trabajo en el Estado. En Álava, serían más de 400.000 durante ese intervalo cercano a los tres meses en los que la gripe estacional afecta a la población.

Otro estudio de relevancia publicado por la Revista de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo en el año 2009, Impacto económico de la gripe en el medio laboral, asegura que los costes de la gripe en términos de incapacidad transitoria ascienden de media a 387,6 millones de euros en el Estado, de los que el 96,7% recaen sobre la propia empresa por la ausencia laboral del trabajador y, en mucha menor medida, por los costes de sustitución.

Habida cuenta de que la vacuna es el único tratamiento eficaz para evitar la aparición de la gripe, el Departamento de Salud no escatima en gastos para adquirir las dosis necesarias temporada tras temporada. Tampoco en campañas para concienciar a la población, principalmente a los grupos de riesgo, sobre la necesidad de inmunizarse. Para la actual temporada, en concreto, el área dirigida por Jon Darpón ha destinado 1,2 millones de euros a la adquisición de 380.000 vacunas contra la gripe. Con el objeto de que el mayor número de personas se inmunizase, los centros de salud ampliaron la campaña de vacunación durante varias semanas más. "Prevenir es más importante que curar", aseguró el consejero durante la presentación de la última campaña, y no sólo por esas graves complicaciones que puede generar la gripe entre los pacientes crónicos y los mayores de 65 años sino por los importantes costes hospitalarios y laborales que trae de la mano.

Por desgracia, muchos de esos pacientes de riesgo aún rechazan la llamada de las autoridades sanitarias a la vacunación, un fenómeno que se ha hecho más patente tras la alerta generada por la pandemia de gripe A en el verano de 2009. A partir de entonces, comenzaron a proliferar las voces que cuestionaban la eficacia e incluso la seguridad de la inmunización contra la gripe, lo que ha tenido un impacto destacable en la caída de las cifras de vacunación. Por ejemplo, en la temporada gripal 2012-2013 la vacunación apenas ascendió en Euskadi al 60% entre los mayores de 65 años, al 59% entre las personas diabéticas y al 61% entre quienes padecen problemas respiratorios. Además, sólo un 26% del personal sanitario también se vacunó de la gripe, cifras muy por debajo de las expectativas y que, a la larga, generan otros costes colaterales.

Un reciente informe de la sociedad de prevención Mapfre incide precisamente en la importancia que tiene la vacunación a la hora de contener los costes laborales. La vacuna contra el virus, según Mapfre, reduce en un 70% el absentismo laboral y en un 44% las visitas al médico, lo que le asigna una "gran rentabilidad" económica tanto para el sistema sanitario como para las empresas.

Otro dato significativo recogido en este informe es que los trabajadores con gripe que permanecen en el puesto de trabajo sin darse de baja tienen una reducción del 50% en su productividad y, además, aumentan el riesgo de contagio a los compañeros. Mapfre también recalca en su estudio que existe una creencia "errónea" de que la vacuna puede provocar la enfermedad, ya que la inmunización pasa por inocular en el paciente microorganismos patógenos que generan anticuerpos.