El exdiputado general de Álava elige como rincón favorito la invención del arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel, que sirvió de transición entre la ciudad moderna y la medieval. Pero lejos de seguir las pautas arquitectónicas, la decisión de Rabanera obedece a una razón estrictamente emotiva. Sus abuelos habitaron en uno de los inmuebles que reposan sobre esta estructura, paradójicamente, el que hoy muestra en una de sus ventanas una bandera reclamando el fin de la dispersión de presos.
vitoria. "A ver qué pasa en las europeas. Y luego, en año y medio, las locales y forales... A ver, a ver". Sabe que la entrevista girará en torno a temas no estrictamente ligados a su actividad profesional, pero quizás por su costumbre de hablar de política con el entrevistador la conversación comienza con la vista puesta en las urnas. Rabanera conoce las dos caras de este examen.
En su época de diputado general recordaba que en la oposición hacía frío, pero que se aprendía a sobrevivir. ¿Qué temperatura disfruta fuera de la primera línea política?
Siento una cierta nostalgia, la verdad. A los 65 años piensas en lo que has hecho, sientes satisfacción por ver al PP consolidado en Álava. Lo ves con una mayor distancia y con más sosiego.
Usted gobernó con el apoyo de los socialistas, De Andrés lo hace con cuentas habilitadas por el PNV. ¿Lo importante es pactar?
Yo también apoyé al PNV cuando estuve en la oposición. Hay que apoyar en la gestión, sobre todo en estos momentos tan complicados económicamente. El ciudadano está harto de las descalificaciones, quiere que nos pongamos de acuerdo para solucionar problemas.
¿Qué le parece que haya concejales de 25 años?
Puede chocar, pero en el caso del que hay en el Ayuntamiento de Vitoria, es un chico preparado, es abogado, y le ha correspondido entrar porque estaba en las listas. Sé que lo hará bien. Hace tiempo el alcalde de Yécora ocupó este cargo con 20 años. Era de nuestro partido y yo me negaba, porque pensaba que no iba a ser aceptado. Curiosamente, ahora es el alcalde que más tiempo lleva en el territorio.
¿Álava sigue siendo la gran olvidada para los vitorianos?
Bueno, siempre ha habido esa queja entre los pueblos y también han criticado el crecimiento de la capital frente al resto de la provincia. Y es cierto que Vitoria crece, pero se ha convertido en una ciudad aburrida. Somos demasiado europeos.
¿Pero eso no era bueno?
Hasta cierto punto. Veo la zona del Ensanche muy triste, con poco meneo de gente. Puede ser que la gente se quede en sus barrios, pero está triste. En cuanto a la provincia, creo que somos un territorio privilegiado. Cuando voy a La Rioja, las diferencias son tremendas a un lado del Ebro y al otro.
Oído por ahí: los políticos deberían trabajar en la empresa privada antes de vivir de la política. ¿Lo comparte?
Tener experiencia en el campo no político es importante. Creo que es conveniente, sí.
¿Cuándo se va a jubilar?
Cuando me lo pida el partido, pero lo que le puedo asegurar es que nunca voy a ser un tapón. Cuando dejé las riendas del partido no fue porque compañeros míos me lo pidieran, sino porque consideré que ya había cumplido un tiempo con unas responsabilidades y que tenían que venir otras personas. Creo que no ha habido en España otro territorio donde se abriera el camino a gente tan joven como aquí. No fue un cambio de presidente, fue un cambio de generación.
¿Qué va a hacer cuando sea mayor?
Vivir un poco la vida. Mucha gente te para por la calle y normalmente no es para alabarte, sino para criticar. Sé que nuestra obligación es atender, pero eso cansa. Estar en boca de todo el mundo es muy pesado. Si sales un día de juerga con los amigos, te critican por salir; si no sales, porque no sales; si vas a misa, porque vas a misa... Estar siempre en el escaparate es pesado; nos gusta, pero es pesado.
A algunos compañeros de partido no les importaría que en su despedida le acompañaran nombres como el de Mayor Oreja o Iturgaiz.
Bueno... Jaime defiende unas ideas y lo hace con mucha insistencia. Él también ha dicho que está a disposición del partido y de lo que decida Mariano Rajoy. Yo nunca voy a ser tapón, y no digo que Jaime lo sea.
De tanto que se ha utilizado, el término campechano con el que se siente tan identificado parece devaluado.
Puede ser, pero ser próximo al ciudadano y que la gente te vea en la calle y estar atento a lo que te puedan decir es importante. Cuando ocupas un cargo ya tienes a los que están todo el día alabándote, por eso es bueno estar en contacto con la gente. Estás en política, pero eres un tipo normal que tiene sus amigos, que te tomas tus vinillos o que de vez en cuando vas al monte.
¿Cree posible que la infanta se siente en el banquillo de los acusados?
Pues sí. Lo lamento porque se está haciendo un juicio público que a nadie se lo deseo. Yo soy monárquico; ahora bien, si el juez estima que ha podido cometer unas posibles infracciones, como dijo el rey, todos somos iguales ante la ley. Lo que veo injusto es que si se aceptan los recursos de la defensa habrá mucha gente que considerará que la infanta es un ser privilegiado. Todos somos iguales ante la ley y por ser algo no tienes que ser más, pero tampoco menos.
¿Teme que se utilice este hecho contra el sistema monárquico?
Ya está siendo utilizado por la extrema izquierda y la extrema derecha. El rey ha cometido errores, pero los que tenemos cierta experiencia creemos que se está siendo muy injusto con la monarquía.
¿Las diferencias internas en torno a la Ley del Aborto lograrán lo que no ha logrado el caso Bárcenas, dividir al PP?
No creo. Es un tema muy sensible donde entran muchos factores. No hablamos del punto de vista políticos, sino moral y ético. Para empezar, no deja de ser un proyecto y estoy convencido de que habrá un acuerdo interno en el PP y otro, en su tramitación, con el PSOE. Lo que hizo Zapatero fue remover lo que ya estaba más o menos acordado y consensuado, como fue la ley de 1985. De esas lluvias vinieron estos lodos.
¿Ve a Patxi López de presidente del Gobierno español?
No soy yo el que lo va a elegir, pero me da la impresión de que López no reúne las condiciones. El PSOE tiene que buscar una persona adecuada por preparación y por prestigio académico.
¿Qué fue de aquel odio a Bilbao y a lo bilbaíno que tan presente estuvo en la política alavesa durante una época?
Siempre he sido un admirador de Bilbao. Para mi gusto reúne una cosa muy importante que no tenemos los alaveses y es que si de pronto hay un proyecto que se considera bueno para la ciudad, no ha disidencias, todos se unen. Aquí, en cambio, a los dos días salen tres o cuatro asociaciones que no sabes por quién están formadas que se posicionan en contra. Dicho esto, una cosa es reconocer lo que se ha hecho bien en Bilbao y otra no reivindicar que también se apueste por Álava. Y esa buena relación es la misma con Gipuzkoa. Aquí vino gente de Eibar que montó la pequeña y mediana empresa y trajo riqueza. Y en esas empresas trabajaron personas que venían de Castilla y Extremadura. De ahí viene el gran mestizaje que ha existido en Álava.