LABRAZA. Uno de los elementos más importantes de la cultura del medio rural riojanoalavés ha sido recuperado y puesto en valor por la Cuadrilla de Rioja Alavesa para que las generaciones actuales y futuras puedan conocer cómo era la llamada cultura del frío antes de la invención de las neveras eléctricas. Se trata de la nevera del monte de Labraza, situada en el límite con tierras navarras, en una ladera abierta al este en las estribaciones de Sierra Cantabria.
Según el informe realizado en su día por Victorino Palacios Mendoza y José Rodríguez Fernández, que se ha encargado del trabajo de rehabilitación, el elemento restaurado era una nevera de aprovisionamiento situada en la sierra, a un kilómetro de la población, desde donde el hielo acumulado se llevaba a otra nevera en la villa en la que se abastecía y repartía entre los vecinos. Aunque no existe constancia documental del año concreto de construcción de la nevera del monte, se sitúa entre 1654 y 1663, año en el que ya se mencionan las dos neveras complementarias. La nevera del monte es un habitáculo de planta circular y paredes en mampostería colocada en hiladas, sin presencia de argamasa u otro producto aglutinante.
La recuperación de esta nevera procede del estudio que se realizó sobre los elementos menores del patrimonio arquitectónico en la Cuadrilla de Laguardia-Rioja Alavesa, según cuenta el presidente de la institución comarcal, Jokin Villanueva, que reconoce que el nevero "estaba en muy mal estado, lleno de maleza y a punto de terminar de derrumbarse. Así que lo que se ha hecho ha sido frenar el deterioro y consolidarlo para que pueda ser disfrutado durante muchos años. Se ha delimitado mejor el terreno, se ha puesto una nueva valla de protección de forma que la gente pueda asomarse un poquito y se ha colocado un panel explicativo con datos de qué eran los neveros e información específica sobre éste".
El acceso al nevero se realiza por un camino que sube por el monte. "Se puede ir en un coche 4x4, pero es una zona donde se forman balsas de agua y hay lugares que pueden estar inundados, por lo que supondría una fuerte inversión realizar alguna obra en el mismo". Y es que la recuperación "no ha ido encaminada a poner en valor un elemento turístico que atraiga cada año a 40.000 personas, sino a recuperar una parte de nuestra historia y nuestra cultura que no queremos que desaparezca. No pretendemos que sea un lugar de llegada de vehículos", aclara el presidente de la Cuadrilla.