Vitoria. Después de más de dos semanas de comilonas, juergas y demás excesos, hoy llega el turno para el último atracón de las fiestas navideñas. Seguramente a muchos alaveses ya no les quedará sitio en sus estómagos, pero como mandan los cánones, la llegada de los Reyes Magos a sus hogares traerá también este lunes de la mano una última reunión familiar con un invitado ya clásico, el roscón. Abiertos los regalos, el delicioso postre que con tanto mimo elaboran los reposteros de Gasteiz y de toda la zona rural de la provincia se encargará de poner el colofón más dulce a las fiestas.
Si a lo largo de estos días han sido tanto las grandes superficies como el comercio local y la hostelería los tres sectores más beneficiados por el repunte del consumo en Navidad, hoy han sido los pasteleros quienes han hecho su particular agosto. Tradicionalmente, ha sido el día de mayores ventas de todo el año para el gremio. Las reservas de roscones, eso sí, vienen siendo una constante a lo largo de los últimos días, como siempre frenéticos para los pasteleros. Aunque siempre hay rezagados que hoy acudirán a última hora a hacerse con el postre.
Como sucede con los regalos y con las comidas, por mucha crisis que haya resulta más que difícil no caer en la tentación del roscón, que está preparado además para todos los gustos y comensales. Los de nata y los mixtos acaparan los gustos de la mayoría, en detrimento de los de crema, cuyas ventas han caído considerablemente con el paso de los años. La mayoría de las familias se decanta por el roscón de entre siete u ocho raciones, que se vende por alrededor de 20 euros según el establecimiento, aunque también quien lo desee puede llevarse a casa porciones individuales.
La tradición del roscón se remonta a la época romana, pero el origen de este postre tal y como se conoce ahora se debe al cocinero del rey Luis XV, quien introdujo una moneda en el bizcocho para contentarle. En otros países como Francia y Portugal también está muy arraigado consumir un postre típico en esta jornada de la Epifanía, aunque con distintas recetas.