Vitoria. Como un deseo de Año Nuevo recién cumplido, el aeropuerto de Foronda saludó el miércoles al 2014 con una visión que muchos consideraron un espejismo. Sin embargo, en el caso del aeropuerto gasteiztarra el oasis en el desierto tenía cola, alas y estaba lleno de personas. Era, en efecto, un vuelo de pasajeros. Uno de Iberia, concretamente, la misma compañía que el 6 de abril de 1980 estrenara la terminal alavesa. Lo que en cualquier parte del mundo -salvo Castellón, Murcia y Ciudad Real- es algo tan normal y corriente como que un avión con gente dentro aterrice y despegue tan campante, en Vitoria se ha convertido desgraciadamente en un recibimiento apoteósico digno de Bienvenido Mister Marshall.
Con todo, fue el viento y no una decisión política la que provocó que el pasado miércoles alrededor de las 21.00 horas Foronda ejerciera de hogar a un vuelo Madrid-Bilbao de la compañía española, primero para tomar tierra y dejar cerca de su destino a los pasajeros y, una hora después, regresar a Madrid cargado de más viajeros.
La ciclogénesis explosiva que asolaba de nuevo Loiu en las primeras horas de 2014 llevó a Iberia a cortar por lo sano y, al contrario de lo ocurrido durante el temporal de los días 23 y 24 de diciembre, operar aunque fuera durante unas horas en el aeropuerto vitoriano ante la imposibilidad de hacerlo en el vecino de Bizkaia, que durante estas dos semanas ha tenido que cancelar o desviar casi una treintena de vuelos, de los que hasta el miércoles sólo uno había acabado en Foronda, procedente de Santiago de Compostela.
Así, justo una semana después de que las rachas de viento de más de 170 kilómetros por hora pusieran patas arriba el espacio aéreo vasco, Eolo hizo acto de presencia también el pasado día 1 para azotar los cielos de Bilbao y provocar el mismo contratiempo pero con menos afectados, pues el volumen de viajeros de Año Nuevo no fue ni mucho menos tan alto como el de los prenavideños 23 y 24 de diciembre.
Pese a ello, al menos los pasajeros del vuelo de Iberia procedente de Madrid pudieron aterrizar en Vitoria y desplazarse después por tierra a Bilbao, al contrario de los que una semana antes tuvieron que volver a Madrid directos cuando ya se encontraban encima del aeropuerto de Loiu, o los que acabaron en ciudades como Barcelona. De hecho, el pasado miércoles la compañía Lufthansa no quiso emular a Iberia y, en lugar de aterrizar en Foronda como la compañía española, optó por enviar a sus pasajeros, procedentes de Frankfurt, a tomar tierra en Barajas.
Tiempos pasados Así las cosas, el que fuera aeropuerto de apoyo para los viajeros que, asolados por las condiciones meteorológicas, no podían aterrizar en Loiu, ni siquiera puede presumir hoy de ejercer esa labor de salvavidas. De hecho, en los próximos días, el Ayuntamiento de Vitoria deberá responder a la batería de preguntas que EH Bildu registró al respecto en la comisión municipal de Promoción Económica. "La dejadez de Maroto, su equipo y el conjunto del PP alavés a la hora de defender nuestro aeropuerto es sangrante", apuntaba Antxon Belakortu. Y es que, con apenas una visita en Nochebuena y otra en Año Nuevo de las decenas de vuelos que estos días se han visto afectados por al ciclogénesis, en la actualidad el aeropuerto de Foronda continúa lastrado por la inmovilidad de Aena, la eliminación de su condición H-24 y la indecisión de las actuales administraciones públicas alavesas.
Mientras tanto, los trabajadores de la terminal gasteiztarra seguirán sin ver de cerca un avión de pasajeros -excepciones deportivas a parte- operando en las misma pista que antes acogiera el trasiego más o menos habitual de viajeros en su día a día. Para Foronda, cualquier tiempo pasado fue mejor.