Amurrio. Tras un largo proceso, el Ayuntamiento de Amurrio ha retomado esta semana en comisión el debate en torno al borrador de la ordenanza reguladora del uso de las lonjas juveniles para alcanzar acuerdos antes de someterla a aprobación plenaria. De hecho, la norma ya fue tratada en 2012, tras presentarla a jóvenes, propietarios de lonjas y comunidades de vecinos, para recoger sus aportaciones, pero no salió adelante por discrepancias de los grupos políticos en cuanto al régimen sancionador.
Según explica la alcaldesa, Josune Irabien, la propuesta en este capítulo pasa por aplicar un sistema parecido al del carné de conducir por puntos. Así, cada licencia de apertura de lonja juvenil -que se deberá solicitar al Ayuntamiento para crear el respectivo registro- irá acompañada de 15 puntos que, en base a infracciones que se registren, se irán restando, y el local que se quede sin ellos perderá la licencia y se cerrará.
En el resto de cuestiones -ruidos, seguros, contratos, seguridad, higiene, aforo, condiciones de los locales y horarios-, se estaba mayoritariamente de acuerdo, por lo que "si acercamos posturas en lo relacionado con el apartado sancionador es posible que, en breve, tengamos una normativa para regular esta realidad cada vez más en auge, atendiendo tanto los derechos de los vecinos como los de la juventud", subraya la alcaldesa.
Guía de recomendaciones Antes de regularizar este fenómeno social mediante la rigidez de una ordenanza, Amurrio intentó que se cumpliera la guía de recomendaciones que, para la buena convivencia entre usuarios, vecinos y propietarios de lonjas juveniles, aprobó el Ayuntamiento en enero de 2010. Este documento recomendaba que estos locales dispusieran de instalación de luz, toma de agua, baño, luces de emergencia, extintor de incendios y un cartel con el aforo, que se instaba no fuese superior a 25 personas; así como horarios, seguro de responsabilidad civil y contrato. De igual forma, para evitar molestias al vecindario, la guía proponía insonorizar las paredes y recubrirlas con material ignífugo, al tiempo que instaba a la responsabilidad a la hora de emitir ruidos, cerrar persianas, limpiar el entorno o tener mascotas.
Con todo, las quejas vecinales, aunque escasas, seguían llegando al Ayuntamiento, y "decidimos que lo mejor era regular el uso de estos locales", apuntó el concejal responsable de Juventud, Eder Sánchez. El edil asegura que, a día de hoy, en el municipio hay medio centenar de locales de este tipo censados, aunque se trata de una cifra variable. La mayoría se encuentra en buenas condiciones, según las inspecciones realizadas por la Policía Municipal.
Por otro lado, la alcaldesa informa de que hace tres semanas el colectivo juvenil que, desde diciembre de 2011, lleva demandando al Consistorio un gazte lokala le pidió una cita para retomar las conversaciones que se dejaron en enero 2012. En concreto, los chavales solicitan un espacio de encuentro autogestionado, euskaldun, de acceso libre y abierto a personas y grupos de cualquier ideología y condición, en el que poder desarrollar iniciativas culturales y de ocio, así como crear nuevos proyectos o ideas. Entre los mínimos a reunir: ser céntrico, estar insonorizado y tener aforo para un centenar de personas. Después de realizar un chequeo de las instalaciones municipales, Irabien lamenta que sigue sin haber un lugar idóneo, aunque sí les han ofrecido espacios en la casa de cultura de San José.