Vitoria. Las primeras luces al final del túnel de la crisis se empiezan a dejar ver en Vitoria, no tanto en el dinero que según algunos entra a espuertas en el Estado, como a pie de calle. En junio de este año había en Vitoria 38 establecimientos comerciales y hosteleros más que en diciembre de 2012, un crecimiento pequeño, pero positivo, y que viene acompañado además de otros datos que invitan a un moderado, prudente y reversible optimismo. Así, se frena la caída de las altas en la Seguridad Social en el ámbito del comercio minorista.

Entre diciembre del año 2012 y el pasado mes de junio el saldo entre los bares y restaurantes que echaron la persiana y los nuevos negocios fue positivo, con una docena de nuevos locales. Por barrios, la zona rural suroeste, El Pilar, Zabalgana, Casco Medieval, Judimendi y Santa Lucía fueron las áreas de la ciudad donde más locales de hostelería se abrieron en el primer semestre del año, mientras que en el ámbito del comercio figuran Zabalgana, Coronación, Sansomendi, Santiago, el Ensanche, Judimendi o Salburua como los puntos donde más tiendas se han abierto. Por contra, en Ariznabarra, Coronación, el Ensanche o San Martín ven cerrar más bares y restaurantes que los que abren; y Lovaina, el Casco Histórico o Arriaga-Lakua van perdiendo tejido comercial sin que parezca afectarles este tímido despertar que refleja la estadística general.

El hecho de que el saldo de tiendas en la ciudad crezca poco a poco significa que la gente tiene menos miedo a emprender, pero no que haya perdido el pánico a gastar. Las ventas siguen cayendo, a un ritmo del 6,5% en el primer trimestre de 2013, con una reducción inferior a la media en la alimentación y superior en el caso de los productos no alimenticios, lo que da una buena perspectiva sobre la situación en la que se encuentran buena parte de los vitorianos. En el segundo trimestre, eso sí, la caída de las ventas experimentó un frenazo y pasó al 4,4%, más cerca de la media de la Comunidad Autónoma Vasca. En muchos casos se da la circunstancia de que se abren prácticamente los mismos comercios que se cierran, en lo que podría entenderse como un punto de inflexión que el tiempo deberá confirmar o desmentir.

Por otro lado, el desempleo en el comercio minorista tiene cara de mujer (79,4%), de entre 30 y 44 años (43,2%), de nacionalidad española (87%) y con formación básica (un 65%).