Vitoria. El tranvía de Vitoria está a punto de soplar las velas. El próximo 23 de diciembre, hará cuatro años que llegó la primera línea a la ciudad, tras una primera oportunidad perdida y bastantes incertidumbres sobre su eficacia. Será el momento perfecto para pedir un deseo, tal vez el desenquistamiento que sufren los intentos de futuras ampliaciones. El Gobierno Vasco en funciones reconoció ayer que "no se han dado más pasos" desde que se elaboró el estudio de la extensión de los raíles por el este debido a "la difícil situación presupuestaria" y conminó a sus herederos a continuar con el trabajo si es que ven de dónde sacar el dinero. La construcción de los actuales trayectos costaron a las arcas públicas la friolera de 118 millones. Muchos euros, demasiados, en plena crisis y con una diputación que, por ahora, se niega a arrimar el hombro.

El reconocimiento del stand-by del metro ligero gasteiztarra lo hizo el director de Infraestructuras del Gobierno Vasco saliente, Josu Benaito, durante la presentación del libro El tranvía de Vitoria, la apuesta verde del transporte, publicado con motivo de la celebración de la Green Capital y el décimo aniversario de la recuperación del sistema tranviario en Euskadi. En marzo de este año, el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno Vasco acordaron la extensión del gusano verde por el este, después de que el PP introdujera una enmienda en los Presupuestos del Ejecutivo autonómico de 2012 para financiar con 300.000 euros el estudio sobre este nuevo recorrido. Ahora bien, ese pacto contempló una ampliación menor de la inicialmente prevista. En vez de ir desde Angulema hasta Honduras, atravesaría José Mardones y terminaría en Obispo Ballester, acercándose a Zaramaga y quedándose a las puertas de Salburua. La difícil situación económica de las instituciones, dijeron, no daba de momento para más.

Sobre esa base, el ejecutivo autonómico redactó el estudio informativo, la antesala de un proyecto constructivo que aún no se ha puesto en marcha por las "dificultades presupuestarias". Así pues, parece que se hace complicado que el futuro trazado, presupuestado en torno a 20 millones de euros, esté finalizado para la fecha prevista: el año 2015. "Ahora habrá que avanzar en el proyecto constructivo y luego determinar las fases, pero esto deberán ratificarlo los nuevos responsables del Gobierno Vasco, el Ayuntamiento y esperemos que también la Diputación", señaló Benaito. El "esperemos", que reiteró hasta en dos ocasiones, tiene su explicación. En julio, el diputado general del PP, Javier de Andrés, anunció que no iba a abonar su parte de la línea de Abetxuko ni a poner un euro en las siguientes obras. Según defendió, su antecesor "no llegó a suscribir" ningún pacto. Además, consideró que debería de ser el Gobierno Vasco el que financiara la ampliación del tranvía, porque es quien tiene la competencia en transportes y dada la precaria situación de las arcas forales.

Rentable y exitoso La posición no parece haber cambiado, lo que pone aún más en riesgo tanto la extensión por el este como otras futuras ampliaciones, aunque los próximos Presupuestos vascos puedan incluir una partida. Benaito, por eso, se limitó a desear el crecimiento del tranvía, sin ni siquiera dar prioridad a una dirección en concreto. "Espero que en próximos años se plasmen las ampliaciones debatidas, bien hacia el sur, bien hacia el este", señaló. A su juicio, los usos registrados por el metro ligero desde 2008 ponen de manifiesto su eficacia y rentabilidad y, por tanto, la necesidad de continuar reforzándolo. "Se han sobrepasado ya los siete millones de viajeros al año y siguen creciendo. El coste de 118 millones de euros de las líneas, las cocheras y las unidades móviles está justificado por el éxito obtenido", resaltó el todavía director vasco de Infraestructuras.

El tranvía de Vitoria es "uno de los más modernos respecto a accesibilidad, eficiencia energética, el sistema de paradas y el de billetaje". Por eso se ha ganado ser protagonista de la nueva publicación del Gobierno Vasco. Un libro que expone la historia del metro ligero en Euskadi y la llegada de este modo de transporte a la capital vasca. Una decisión que despertó reticencias entre los ciudadanos, pero que se ha ganado el favor de miles de gasteiztarras, mientras otros tantos esperan a que, algún día, los raíles lleguen a sus barrios.