Vitoria. Diez años después de ser nombrado síndico, y una vez agotado el plazo reglamentario de dos legislaturas, Javier Otaola se despide como defensor del vecino de Vitoria con un último informe, el correspondiente a 2011 y 2012, que refleja un aumento del 43% en las incidencias registradas y un incremento del 34% de las desestimaciones -lo que habla, en cierta medida, de una buena práctica por parte de la Administración local vitoriana-. Eso sí, un 28% de las recomendaciones de este abogado gasteiztarra se ha quedado sin respuesta, un 5% más que en el periodo anterior.
Otaola se marcha dejando constancia de que en esta década ha encontrado "una buena predisposición para atender las quejas razonables de los vecinos, más allá de las naturales diferencias de perspectiva" con funcionarios y representantes públicos. El ya exsíndico -así firma su carta de despedida- resalta que durante su mandato ha tenido la oportunidad de contactar con "múltiples personas, ciudadanos y ciudadanas, asociaciones y ONG, funcionarios municipales, trabajadores sociales, policías locales, concejales y alcaldes, otros síndicos municipales o el Ararteko, gente con ideales y con sentido de la responsabilidad" que le han "enriquecido con su trato". Otaola agradece la labor de su equipo en este tiempo y reconoce el papel de los medios de comunicación como altavoz de sus recomendaciones.
En cuanto a su última memoria de su oficina, concluida con un 80% de los expedientes cerrados, el incremento del número de incidencias se traduce en un total de 3.614, frente a las 2.524 del periodo anterior. En el ámbito recogido en el documento, desde el 1 de marzo de 2011 hasta el 28 de febrero de 2012, se han desestimado 59 quejas ciudadanas, con la Inserción Social como principal campo de actuación, y se han dictado 44 recomendaciones, buena parte de ellas relacionadas con el Departamento de Hacienda del Consistorio.
El 49% de las recomendaciones del síndico han encontrado eco en el Ayuntamiento, el citado 28% no han obtenido respuesta, y un 23% no han sido aceptadas. Por barrios, el Casco Viejo es de largo el que más reclamaciones genera, con un total de 34, frente a las 14 del ensanche o las 13 de Coronación. En el resto del barrios apenas alguno supera la decena de quejas al defensor vecinal.
Polémica en la sucesión La figura del síndico fue restablecida en la ciudad por el alcalde Alfonso Alonso en 2002, y ya en aquella ocasión el cargo recayó en Otaola. Un lustro después fue reelegido y ahora debe abandonar el puesto por imposición legal. Para sucederle en el cargo, el alcalde, el popular Javier Maroto, propuso a la actual secretaria del Pleno, Idoia Martínez, pero la oposición entendió que el primer edil conservador pretendía deshacerse de la funcionaria, cuya asistencia jurídica al Pleno ha sobrevivido a varios alcaldes, y cuyas resoluciones no siempre han sido del gusto de los diferentes equipos de Gobierno.
Otra de las posibilidades que se barajaban era la de suprimir la oficina del síndico para ahorrar costes en tiempos de crisis, pero la oposición rechazó acabar con esta figura. Así pues, PNV, Bildu y PSE trabajan en el nombramiento de un sucesor paralelo al que propone Maroto para un cargo que requiere amplios conocimientos jurídicos, y específicamente sobre el Consistorio vitoriano y sus normas de funcionamiento.