Vitoria. Hace dos meses que Fueros amanece gruñendo. Es el sonido del cambio. El Ayuntamiento de Vitoria se ha propuesto devolver la luz a tres tramos de la calle, entre Portal del Rey y Olaguíbel, desde Olaguíbel a Postas y en el trecho de Florida a Manuel Iradier. Las obras prometen un cambio radical, con escalinatas al estilo de la Virgen Blanca para salvar el desnivel de El Resbaladero, aceras más anchas y un bicicarril. Es una intervención prioritaria, asegura el equipo de gobierno, para convertir el corredor en una zona amable que invite al paseo... Y a consumir. Los locales de hostelería y los comercios que hilvanan las orillas de la vía también se aferran a esta esperanza, mientras soportan como pueden el negativo efecto que siempre acompaña a una obra: más suciedad, más ruidos y menos caja.

El tiempo que tendrán que padecer las molestias preocupa a todos, especialmente por la demora que, a su juicio, arrastran ya las obras. Aunque el Ayuntamiento anunció en su web que los trabajos durarían medio año, a los hosteleros y comerciantes les aseguró que habrían finalizado para noviembre. "En dos meses y medio, y eso va a ser imposible", coinciden, preocupados, los pequeños empresarios de la calle. Al menos, eso sí, la reforma de Fueros ha resultado ser low cost. El presupuesto final asciende a 679.295 euros, un 33,62% menos que el precio de licitación. Y, además, el Gobierno Vasco pone el 69%, a través de un programa para la revitalización de la actividad comercial.

kupela

"La obra será positiva; la calle estaba hecha una mierda"

El tramo de Fueros que se precipita desde portal del Rey hacia el Ensanche dejará de hacer honor a su apodo en cuanto finalice la obra. En la zona de El Resbaladero, el proyecto contempla terrazas en la orilla derecha para suavizar el desnivel y una acera amplia de asfalto fundido al otro lado por la que sólo podrán circular peatones, bicicletas y vehículos de emergencia. "Está claro que la reforma va a ser positiva. La calle estaba hecha una mierda, el Ayuntamiento ni siquiera la mantenía, y hacía tiempo que había dejado de ser una zona de paso", asegura el dueño del bar Kupela, Alfredo López de Samaniego, mientras observa la zanja cada vez más próxima de las obras.

Hace un mes que las máquinas llegaron a este tramo, aunque en el otro extremo de la calle Fueros llevan trabajando desde agosto. Y aunque con las tripas al aire es difícil imaginar el resultado final del trecho, este hostelero ya tiene previsto ampliar su negocio de puertas para afuera con una hermosa terraza gracias a las escalinatas que alfombrarán la acera. "Claro, claro, por supuesto que aprovecharé la oportunidad. Pondré veladores.... Y traspasaré el negocio", confiesa Alfredo. Hace mucho tiempo que trabaja en el sector y, para él, ha llegado la hora de pasar la bandeja a nuevas generaciones de emprendedores.

d' bers

"La reforma dará vidilla a un tramo incómodo y oscuro"

Para mantener un negocio en el viejo tramo de El Resbaladero y no patinar en el intento se requiere mucho trabajo y positividad. Porque la ubicación, desde luego, es un gran hándicap. "Esta es una zona oscura, incómoda, que no invita al tránsito, con unas aceras muy estrechas. Y los coches se te meten hasta la tienda", reconoce Raúl Ochoa, propietario de la tienda de ropa D'Bers. Por eso, está feliz por la reforma. "Hacía falta", insiste, "y seguro que la solución con las escalinatas para poner terrazas va a dar vidilla a este trecho".

Veladores es igual a gente, y gente es igual a potenciales compradores. Una ecuación necesaria en tiempos de crisis. "Si vienen personas a consumir en las terrazas, siempre habrá más posibilidades de que entren en la tienda", confía Raúl, aunque al tiempo admite que su enemigo no es tanto el bolsillo maltrecho del vitoriano como la caprichosa meteorología de la ciudad. "Si hace calor, como esta semana, y vendes ropa de invierno...". Menos mal, para D'Bers, que las previsiones climatológicas indican el regreso del abrigo.

el chaflán

"El acceso a la tienda está difícil y afecta a las ventas"

El gemido de las máquinas se dispara al llegar al tramo de Fueros que discurre entre Olaguíbel y Postas. El tránsito también se hace más complicado. La acera izquierda es un exiguo felpudo de tierra. La derecha sólo permite el acceso a los portales y a los comercios a través de un camino vallado con la misma dirección de entrada y de salida. Y no está bien señalizado. Inmaculada Antón, de la tienda El Chaflán, da fe: "Estamos sufriendo muchas molestias y se está notando en las ventas. A veces la gente no se da cuenta de por dónde hay que entrar y cambia de rumbo". La inquietud asoma en su cara, entre bolsos y artículos de viaje.

Faltan clientes y sobra suciedad. A todas horas, Inmaculada ha de sacar la escoba. "Me paso el día limpiando. Y como si nada". Tampoco es que esté sorprendida, pues cabía esperar tanta molestia, pero lo que le preocupa es que las dificultades se prolonguen más tiempo del prometido. "Parece que esto va lento", opina, "aunque seguro que quedará al final muy bonito, porque falta le hacía, ya que era un tramo muy oscuro, con las aceras muy estrechas". El tiempo dirá, eso sí, si la transformación viene acompañada de beneficios para los comercios. "Seguro que la calle invitará a pasear, pero veremos si repercute en las ventas", apunta.

arizabalga

"Se necesitaba un carril-bici para resolver el tránsito hacia las Universidades"

Tras La Blanca, las obras llegaron al tramo de Fueros que transcurre entre las calles Florida y Manuel Iradier. Ahora mismo, la intervención se centra en la carretera, convertida en socavón, y en la acera ya levantada de Diocesanas. Por eso, desde la otra orilla las molestias se soportan con buena cara. "Veremos cuando empiecen a actuar aquí, pero por ahora lo llevo bien", asegura Isabel Arrieta, dueña de la tienda de vestidos para bodas Arizabalga. Ella es de las que ve el vaso medio lleno: "Sabemos que tiene que ser así y hay que pensar en que esto va a animar la zona y nos va a favorecer". Y si no, al menos el tramo habrá pasado por el cirujano, que falta le hacía.

"Es un tramo feo, con las aceras muy estrechas. Si se juntan una bici y un carrito de bebé, uno de los dos ha de parar y aun así se crea conflicto. Por eso, me parece muy bien que vaya a haber un carril-bici", asegura. El bidegorri forma parte de la red principal y unirá el Casco Viejo con el campus universitario.

indi&cold

"Un arreglo era necesario, pero se va a quitar aparcamiento y eso nos puede perjudicar"

La masiva peatonalización del centro de la ciudad ha sido un arma de doble fijo. Aunque hayan aumentado los desplazamientos en bicicleta y a pie, muchas personas continúan recurriendo al coche. Y ante las dificultades para aparcar en el Ensanche, hay quienes acaban acudiendo a los centros comerciales. Por eso, en Indi&Cold lamentan que la obra de Fueros entre Florida y Manuel Iradier venga acompaña de la pérdida de plazas para dejar el vehículo. "Esa decisión puede ser muy perjudicial", asegura, sin perder la sonrisa, Erenia Alonso. Y eso que, además, las obras ya le están haciendo perder clientela. "Siempre asustan", dice.

Erenia quiere pensar que la transformación de este trecho de Fueros se traducirá en más actividad comercial, pero no lo tiene claro. También duda de que las obras vayan a acabar a tiempo, si es que el plazo de dos meses y medio era cierto. "Tenemos máquinas para rato", vaticina.

la vieja taberna de praga

"Podré poner terraza, y eso es positivo, pero no creo que vaya a pasar mucha más gente"

El día del pintxopote, el acceso a La Vieja Taberna de Praga se pone a reventar. Y eso que no tiene terraza. De momento. Tras la obra del último tramo de Fueros, Reme Vadillo podrá poner veladores gracias a la ampliación de las aceras. Es una buena noticia. Aunque, según ella, prácticamente la única. Al igual que la trabajadora de Indi&Cold, advierte del perjuicio que conllevará la supresión de plazas de aparcamiento. "Entre eso, y toda la peatonalización llevada a cabo, creo que el Ayuntamiento está matando el centro", lamenta.

Mientras tanto, aguanta las obras con estoicismo, aunque se pregunta si acabarán a tiempo. "Empezaron una semana tarde, hay dos obreros para todo, esta semana es puente, en noviembre otra vez... No me cuadra el plazo que nos dio el Ayuntamiento, pero como se cumpla...". Lo festejaría, por supuesto.