Vitoria. Quedan casi 10 millones de euros por gastar de los fondos Urban, el programa europeo que alimenta el proyecto de revitalización del Casco Viejo. Y sólo queda de plazo hasta 2015. ¿Pero cómo invertirlos? Bildu exigió hace unos meses al equipo de gobierno que no siguiera la hoja de ruta marcada por la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica, que durante su actividad gastó el 100% del presupuesto de comunicación y la friolera de 6,5 millones para la apertura de nuevos comercios, pero sólo ejecutó el 11% del eje comunitario o el 26% del social. Y el PP, obligado a satisfacer a la coalición abertzale tras recibir su apoyo para disolver esta sociedad municipal, reprogramó el plan. La propuesta, presentada ayer, contempla 6 millones menos para la compra de locales, un dinero que principalmente revierte en la rehabilitación de la muralla y en las rampas del Seminario, pues no está seguro de que el Gobierno Vasco mantenga la partida comprometida si cambia su color tras las elecciones autonómicas.
Bildu, como cabía esperar, rechazó los ajustes al considerar que están "muy lejos de las prioridades sociales del Casco Viejo". La concejal Itziar Amestoy recriminó que sólo se planteen 80.000 euros más para el colegio Ramón Bajo, una cantidad que "no permite ofrecer una solución integral" a este centro educativo, lamentó que las murallas se lleven un extra de 1,5 millones, advirtió respecto a las rampas de que Urban no permite una doble financiación y exigió al equipo de gobierno que le diera margen para presentar una propuesta alternativa. El edil de Promoción Económica, Fernando Aránguiz, le tendió la mano y dio de tiempo hasta el 31 de octubre para que la oposición presente sus planteamientos, deseoso de "consensuar" el documento definitivo que posteriormente deberá aprobar Madrid.
Bildu está por la labor de alcanzar un acuerdo, aunque recordó al Gabinete Maroto que los vecinos son quienes deben decidir y le recriminó que el proceso de participación prometido todavía no haya arrancado. El PNV también mostró su "disponibilidad total" para desarrollar el plan Urban, si bien solicitó que sea con unas "mínimas garantías". "Se está replanificando sin el proceso ciudadano ni la comisión política anunciados, porque no se han convocado. Y encima se incluyen las rampas porque se intuye que el Gobierno Vasco no va a financiarlas. ¡No se puede trabajar en base a intuiciones!", reprochó el portavoz jeltzale, Gorka Urtaran, quien no se resistió a asegurar que Vitoria es la ciudad del Estado "con el menor grado de ejecución de los fondos Urban". Del 22%, en concreto. "Eso no es verdad, hay muchas que están peor", replicó Aránguiz.
La seguridad de que se han paralizado las inversiones en el Casco Viejo es, en cualquier caso, una crítica compartida por más de un grupo. Al igual que el PNV, el PSE denunció la inactividad del último año y recordó con satisfacción la era de la Arich. "El Casco Viejo ha pegado una transformación importante, aunque no sea la que le gusta a Bildu, porque lo que se buscó fue destrivalizarlo", soltó el edil Juan Carlos Alonso. Ahora bien, los socialistas, lejos de tenderle la mano al equipo de gobierno para reprogramar los fondos Urban, se encasquillaron en la acusación sin aportar alternativas. Alonso recriminó al PP que se haya puesto de acuerdo con Bildu "para destruir la Arich pero no para construir" un nuevo modelo de gestión de la colina. "Y el PSE lo que quiere es lo que se programó en el presupuesto de 2011", subrayó el concejal socialista.
Sin embargo, el camino marcado ya es otro. El futuro del Casco Viejo, sin la Arich, ha comenzado a escribirse en un nuevo libro, el del PP, que insistió en el día 31 como fecha tope para replantear el Urban. Tras tanto tiempo sin acción, surgen las prisas. Un año y medio de impasse empieza a notarse demasiado, en el seno de la Casa Consistorial y también en la calle.