Vitoria. Un escalón más y arrancarán las obras en la plaza Euskaltzaindia. Ayer, el PP y Bildu sumaron sus votos en el consejo de Ensanche 21 para aprobar de forma definitiva el proyecto de ejecución de la terminal, el que guiará su construcción. Tras el verano, llegará un informe de evaluación ambiental del Gobierno Vasco -no vinculante- y se realizará en el Pleno la modificación puntual del plan general para que el suelo pueda acoger una infraestructura de este tipo. Así, ya se podrán contratar los trabajos. Y antes de que termine 2012, darán comienzo. Dos años después y con 26 millones de euros de por medio, llegará el resultado final.

Se ha desgranado tanto ya el proyecto de la estación de autobuses que sólo quedaba ayer una novedad por contar: la ubicación definitiva de los taxis. Al final, ha ganado la propuesta de los vecinos, quienes solicitaban que se situasen en la calle Rafael Alberti en vez de adentrarse hacia la terminal por el acceso de pasajeros como había solicitado el gremio. Su petición respondía a una cuestión de seguridad, con los menores de edad en mente, y el Ayuntamiento la ha hecho suya.

La estación de autobuses contará con un edificio de servicios dispuesto transversalmente al bulevar de Euskal Herria y de tres alturas, con el parking para 307 coches, ocho motos y 86 bicicletas en el sótano. El acceso a los viajeros será por el este, a través de una gran plaza, y la entrada y salida de los autobuses se realizará por el oeste desde América Latina, bulevar de Euskal Herria y Donostia. Tanto el propio edificio, como las dársenas y buena parte de esa gran plaza estarán protegidas por una gran cubierta plegada de casi quince metros de altura, cuyo perfil recuerda a un tren de olas.

Para hacerse a una idea de las dimensiones del equipamiento, basta una comparación. Sólo la gran plaza de acceso tiene un total de 8.678 metros cuadrados -2.098 de ellos cubiertos-, cuando el área peatonal de la Virgen Blanca mide 3.600. Y la superficie construida de la estación de autobuses de Los Herrán apenas supera los 670 metros cuadrados.

Las tarifas tendrá que definirlas la empresa a la que se adjudique la gestión de la estación, aunque el plan de explotación ya da pistas. La repercusión sobre el billete supondría un encarecimiento del 2% para largo recorrido, del 4% para viajes regionales y del 17% para cercanías. La calidad se paga, y eso que persisten las voces contrarias a la estación, sobre todo por el emplazamiento. El proyecto de ejecución, no obstante, concluye que el impacto en el tráfico será irrelevante.