Vitoria. Más de cuarenta niños tuvieron que ser atendidos por los responsables del botiquín de las instalaciones municipales de Gamarra el pasado martes a causa de las erosiones que presentaban en los pies, causadas por el pavimento antideslizante instalado en la piscina infantil.

La masiva afluencia de público al complejo deportivo en una jornada en la que superaron ampliamente los treinta grados centígrados de temperatura, y la especial rugosidad del suelo de la pileta, se encuentran detrás de una actividad frenética en el punto de asistencia médica de las piscinas.

Según informó ayer el responsable de grandes instalaciones deportivas del Ayuntamiento vitoriano, Pedro Garrido, este pavimento de especial capacidad abrasiva fue instalado en el año 2008, cuando se reformó todo el complejo de Gamarra, y atendiendo a las exigencias de la legislación.

Ese verano se registraron multitud de casos de niños, generalmente de corta edad, que terminaban su jornada lúdica con rozaduras en los pies. El Departamento de Deportes del Ayuntamiento vitoriano vació la piscina para pulir y sellar las juntas, "siempre con la supervisión del servicio de botiquines", según el propio Garrido. Además, se instaló una escalera nueva para que los menores no salieran del agua por el bordillo de la piscina, y evitar así riesgos. Antes de volver a llenar la pileta se comprobó que el pavimento cumplía con las especificaciones técnicas que exige la ley tras varios meses de uso.

Sin embargo, a pesar de las revisiones y mejoras realizadas en su primer año de funcionamiento, el problema se viene reproduciendo verano tras verano, aunque las atenciones por erosiones tienden a bajar según el suelo antideslizante va perdiendo capacidad de abrasión.

En estos cuatro años se ha realizado un seguimiento de las atenciones en el botiquín y se ha comprobado que "las citadas erosiones afectan sobre todo a niños de corta edad, con pieles muy sensibles, y no a sus padres, que también hacen en muchos casos uso de las mismas piscinas", señalan los técnicos municipales.

Por otro lado, la mayor parte de los casos se suelen registrar en horarios de tarde, tras muchas horas de juegos en el agua -"con el consiguiente reblandecimiento de los pies", según se apunta desde el Departamento de Deportes-, y afectan sobre todo a los niños más inquietos, aquellos que corren a menudo por la playa de la piscina o utilizan muchas veces el tobogán de la misma.