Vitoria. En el Consejo sectorial de Medio Ambiente, el foro de debate y discusión para la defensa, conservación y mejora de la Vitoria urbana y rural, de poco sirve debatir y discutir. El vicepresidente de este órgano hasta el año pasado -ahora, ni siquiera hay-, el ecologista Andrés Illana, se ha mordido la lengua demasiado tiempo. Hasta que, por hartazgo, ha decidido hablar. Alto y claro, afirma que el equipo de gobierno popular está poniendo en marcha sus políticas y las acciones del reinado green "al margen" de los colectivos que componen este grupo de trabajo, "sin tenerlo en cuenta para nada" y con una "falta de respeto" inesperada. El propio Javier Maroto llegó a afirmar que este pepito grillo del Ayuntamiento en políticas verdes era responsable en gran medida de la obtención del título de la Green Capital y, por eso, invitó a Illana a viajar a Bruselas a recibir los laureles. Pero cuando ha tocado dar forma a ese reconocimiento, el Consejo se ha sentido totalmente "ninguneado".
Si se entera de las acciones que se están diseñando dentro del programa de la Capitalidad Verde es por la página web del Ayuntamiento o a través de los medios de comunicación. "No sólo no se nos ha dado ningún protagonismo, sino que ni siquiera se nos informa de lo que se quiere hacer", critica Illana. Y esa exclusión, asegura, se extiende a la gestión diaria de las políticas medioambientales de la ciudad. Desde que el PP ganó las elecciones hace ya casi un año, "ha costado muchísimo que el Consejo arranque". Apenas se han celebrado cuatro sesiones, todavía no se ha nombrado un portavoz entre los colectivos participantes -el vicepresidente-, siguen sin ponerse en marcha los grupos de trabajo habituales del Consejo (movilidad, parques y jardines, agua, residuos, protección animal...) y las pocas advertencias o propuestas que han podido lanzarse desde este órgano han sido "desoídas" por el gabinete Maroto.
El caso del musgo chileno del logotipo de la Virgen Blanca es, para Illana, especialmente sangrante. El Consejo de Medio Ambiente alertó al equipo de gobierno de que se había utilizado una especie en peligro de extinción, "y al día siguiente salió el alcalde diciendo que no se iba a retirar sin decir por qué". A este órgano también le duele que el Gabinete Maroto haya vuelto a recurrir a los herbicidas cuando en la pasada legislatura, tras un arduo debate, el Consistorio acordó no utilizarlos. Y, por encima de todo, lo que más le preocupa es que este "ninguneo" lo esté llevando a cabo el PP cuando, en la legislatura pasada estando en la oposición, criticó duramente al Gobierno socialista por las fricciones que estaba teniendo con este órgano. "Al menos la anterior edil de Medio Ambiente, Alba Cañadas, era nueva en política, pero Idoia Garmendia lleva mucho tiempo en el Ayuntamiento, ejerciendo las mismas funciones, y no nos esperábamos de ella esta tomadura de pelo", lamenta Illana.
En cualquier caso, el colectivo al que representa este hombre, Ekologistak Martxan, no tiene previsto salirse del Consejo como lo hizo en la anterior legislatura para escenificar su malestar. Esta vez, la estrategia será otra: aprovechar el órgano, ya que su finalidad original no se está cumpliendo, para "meter caña" al gobierno, criticar acciones que considera negativas y retratarlo. La guerra dialéctica ha estallado.