vitoria. En solares de los nuevos barrios, entre campos, a la orilla de carreteras regionales o en los dobladillos de la ciudad nacen y crecen los vertidos ilegales. Son una plaga aparentemente difícil de controlar, pero la European Green Capital no ha dudado en hacer honor a su título y endurecer la lucha contra la falta de civismo para intentar mantener a raya los tradicionales focos de suciedad y evitar que la porquería campe sin control en nuevas zonas del municipio. Desde enero, la Unidad de Residuos del Departamento de Medio Ambiente ha realizado más de cien inspecciones tanto dentro de la capital como en la zona rural.

La intensificación de los controles a lo largo del término municipal ha dado resultados. En estos cuatro meses, las inspecciones han derivado en cincuenta actuaciones: quince limpiezas realizadas por el Ayuntamiento en parcelas públicas, seis por parte de particulares ante la orden del Consistorio, doce requerimientos municipales -a la espera de su ejecución-, quince detecciones de escombreras ilegales pendientes del paso de la escoba y dos sanciones. En comparación con ejercicios pasados, son muchas más intervenciones. Entre 2009 y 2010, por ejemplo, en plena aplicación de un nuevo protocolo para la eliminación de vertederos impulsado por el entonces Gobierno socialista, se realizaron un total de 45. Cinco menos, en más tiempo.

La edil popular de Medio Ambiente, Idoia Garmendia, se comprometió al inicio de esta legislatura a "dar una solución" a la epidemia de vertederos ilegales. Y, por ahora, parece que se ha tomado en serio su compromiso. Además, el equipo de gobierno no duda en animar a los ciudadanos a ponerse en contacto con el Ayuntamiento cuando detecten un foco de suciedad. Según el protocolo, la advertencia pone en marcha a los inspectores, que revisan la zona. Si es de titularidad pública, la administración saca la escoba -para su sonrojo-. Si es privada, entonces se envía un requerimiento al particular. A partir de ese momento, el apercibido dispone de dos meses para ejecutar la limpieza. En caso de hacer oídos sordos, el Consistorio inicia contra él un expediente sancionador. La experiencia dice, en cualquier caso, que no conviene esperar hasta el pago de la multa, porque eso no garantiza que luego se adecente el área afectada, por lo que a la vez que se impone la multa se interviene de forma subsidiaria.

En lo que va de año, las labores de limpieza han llegado a Abetxuko, Aránguiz, Ullibarri-Arrazua, Berrosteguieta, Puente Alto, Estarrona, Asteguieta, Aberasturi y Villafranca (en la zona rural), así como a Venta de la Estrella, Jerónimo Roure, avenida Zabalgana, María Teresa de Calcuta y Clara Campoamor (en la ciudad). Además, están pendientes de aseo quince escombreras en Gamiz, Mendiola, Ullibarri-Olleros, Ullibarri-Arrazua, Puerto de Vitoria, Armentia, el cementerio de El Salvador, Villafranca, Gamarra Mayor, Artaza, Zuazo, Aránguiz, Gardélegui, Elorriaga y Puente Alto. Efectivamente, hay zonas donde conviven varios vertederos a la vez. Y otras donde la suciedad siempre regresa. El Ayuntamiento de Vitoria ha vuelto a sancionar a la Junta de Aretxabaleta por la parcela-vertedero cercana al basurero municipal. Y ya van tres multas en dos años.