Vitoria. La parada de Tuvisa más cercana se encuentra a unos 800 metros. Para acceder hasta ella, los vecinos de Arkayate atraviesan un corredor con solares sin construir, en la mayoría de los casos con zanjas, algunas convertidas en vertederos y la mediana de la carretera plagada de plásticos. Hay aceras sin urbanizar, barro, alcantarillas que muestran sus secretos y huecos tapados con palés y otros, directamente, abiertos. Los coches, mientras, no tienen aparcamientos sin asfaltar, con bordillos elevados. Y los edificios siguen en construcción, mientras que sobre algunas promociones libres no hay novedades. Son los efectos de la crisis en una zona -el sector 12 de Salburua- donde, según se recoge en los planes de la sociedad urbanística municipal Ensanche 21, están proyectadas 1.935 viviendas, un 66% de ellas de protección oficial.
La coalición realizó ayer una visita -que partió desde el paseo de la Ilíada- con los medios de comunicación a esta zona de Salburua, uno de los límites de Vitoria desde donde el Buesa Arena, el Alto de las Neveras o Elorriaga no parecen tan lejanos. Los que sí parecen distanciados son unos edificios de otros. Aquí no resulta tan extraño que haya bloques aislados, rodeados de solares. Un panorama desangelado que el concejal Antxon Belakortu ve como un claro reflejo de la crisis económica. Pero, aunque las promociones libres estén paradas, las de VPO continúan avanzando, por lo que lo previsible es que, conforme se entreguen esas casas, más familias queden apartadas de la ciudad. Sin servicios de autobús, con limpieza por bolseo, expuestos al viento y, por supuesto, sin bares ni comercios porque "¿quién va a venir aquí, tal y como está esto?", se preguntó la también edil de Bildu Itziar Amestoy.
La falta masa crítica en este punto ha sido el argumento, precisamente, que ha marcado los últimos debates sobre Arkayate en la Casa Consistorial. Sin embargo, Bildu propone que, hasta que se active la recogida neumática, se instalen contenedores; que la parada terminal de Tuvisa se acerque cuanto antes hasta la rotonda de acceso a la zona; y que el desarrollo urbanístico de la ciudad se concentre en el corredor que separa Salburua y Arkayate. Porque ésta es la única zona de la ciudad donde "tiene lógica" que se permita construir. Y, mientras tanto, plantean que el Ayuntamiento pueda adelantar el trabajo urbanizando las calles que, después, deben costear las constructoras.
Son soluciones a corto plazo ante un panorama que, no obstante, tardará años en solventarse, ya que necesita una actuación integral. Porque una cosa es aceptar que, ante la creación de un nuevo barrio, haya que convivir con las obras y la suciedad, y otra sentirse abandonados. Belakortu insistió en que "el Ayuntamiento no puede quedarse de brazos cruzados. Es intolerable que las y los vecinos de la zona paguen por el depredador desarrollo urbanístico que el Consistorio ha planeado en esta zona". "Éste es el ejemplo visual del fracaso urbanístico, donde se primaron los intereses constructivos y, ahora, los castigados son los vecinos", apuntó Amestoy. La crisis frenó el desarrollo del barrio, pero ahora los vecinos esperan que el Ayuntamiento garantice los servicios básicos, como en el resto de una ciudad consolidada que, por ahora, ven en la lejanía.