Vitoria. La fiesta no sólo se llama ARF. Cuatro barrios de la ciudad han competido contra la lisérgica atracción del rock durante los últimos tres días, amén del sol abrasador, y han salido muy bien parados. En Lakua-Arriaga, los vecinos aseguraban que se ha vivido el mejor cartel "de los últimos diez años". Los de Judimendi se atrevían a llamarse "el nuevo centro"de Vitoria, por la gran cantidad de gente que han atraído desde el mismo martes. Ariznabarra todavía sentía la resaca de la verbena del viernes, a la que acudieron "más jóvenes que nunca". Y en San Martín, la calle Pintor Vera-Fajardo parecía tener un imán de residentes.
El balance era positivo a pie de calle y, muy especialmente, entre los organizadores de las fiestas. La subvención fijada por el Ayuntamiento vitoriano este año, 9.970 euros, apenas llegaba para costear la mitad de un cartel digno. Así que, entre ese dime y el direte de la crisis, las asociaciones de vecinos y las comisiones de fiestas se han visto obligadas a estrujarse la cabeza más que nunca y llamar a mil puertas. Un gran esfuerzo que, por fortuna, ha cosechado el reconocimiento de los residentes y buena parte de los gasteiztarras. "La orquesta Koskor ha sido estupenda", aseguraban dos parejas mayores mientras contemplaban ayer a mediodía el paso de la fanfarre por el barrio de Lakua-Arriaga. Gustó tanto la verbena del sábado que se alargó hasta las 3.30 horas del domingo por las peticiones de bises.
Algunos vecinos todavía recordaban las 800 raciones de caldereta de guisado de la carnicería Amado, mientras se relamían pensando en las otras 800 de chocolate con churros que les esperaban por la tarde, gentileza de los bares Lakua y Meridiano. "Ha sido impresionante el nivel de colaboración de los comercios", ensalzó el presidente de la asociación del barrio, Ángel Lamelas, con la garganta ya rota. "Hay que estar en todo, antes, durante y después de las fiestas", se exculpaba tras volver del torneo de tiro al plato.
Lo que seguro que repite el año que viene es el emplazamiento de las actividades: el aparcamiento al final del barrio, un gran escenario que ha permitido reunir hasta once barracas, mientras los centros regionales ponían la sal a los eventos sacando a su gente a la calle. Y, también, la fiesta de la espuma. "Un éxito total".
En Judimendi, las hogueras se llenaron. "Hacía cuatro años que no veíamos tanta gente", aseguraba Txarli Landa, integrante de la Comisión de Fiestas, mientras repartía raciones de pintxos Eusko Label a aquellas personas que habían decidido desafiar a Lorenzo. "Hoy -por ayer- está haciendo tanto calor que la afluencia ha bajado, pero en general estamos muy contentos", reconoció. El Mago Txan ocupó la mitad de la plaza Sefarad el martes. Joselu Anaiak la reventó el jueves. "Y por la noche ha habido un ambientazo súper majo. No nos hemos movido del barrio", afirmaba una cuadrilla.
En Ariznabarra, la juventud abarrotó la verbena del viernes. Y un vecino incluso llegó a denunciar a los organizadores por exceso de ruido. Menos problemas han tenido en San Martín, donde si algo ha triunfado han sido los puestos de productos del país de Pintor Vera-Fajardo. "Y la exhibición de bailes del viernes", subrayó Miren. Su sobrina forma parte del grupo de danzas vascas.