vitoria se convirtió ayer en una ludoteca gigante de 40.000 metros cuadrados, con 5.000 actividades distribuidas en 17 zonas. La metamorfosis llegó con la inauguración oficial del XVI Festival Internacional de Juegos, el más grande del mundo. En el centro de la capital alavesa es donde se despliega este enorme tablero hasta el próximo 26 de junio. Si bien, desde el pasado día 13 la partida se ha podido echar hasta en cuatro barrios diferentes, como Ibaiondo, El Pilar, Casco Viejo y Hegoalde, donde durante cuatro días se pudo ejercitar cuerpo y mente con ejercicios relacionados con el deporte, la cultura o el descubrimiento de los servicios municipales de estos distritos.
El éxito de este evento gratuito ha llevado a que se pase de los 16 espacios del pasado año a los 17 actuales, ya que se suma la plaza de Los Fueros, donde en 2010 las obras de este emplazamiento impidieron ubicar las actividades deportivas. Aunque, sin duda, dos de las novedades más importantes tienen que ver con la filosofía del festival: aprender valores de forma lúdica. Un motivo que ha llevado a concienciar este año sobre la igualdad y la cooperación ya que, ante todo, entre todos los jugadores debe primar el fair play. "Las actividades también van dirigidas a las personas que sufren discapacidad para que todos los niños se mentalicen y a la solidaridad, con el rincón de El Machete con mazorcas, para que vean la dificultad del tercer mundo para acceder al agua", explica Encina Serrano, consejera de Gobierno del Servicio de Planificación Cultural del Consistorio vitoriano.
Dado que los niños son los protagonistas de este festival donde los juguetes son los reyes de la pista, dos pequeños fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida oficial a los mismos. Irene y Luca, de 8 años, invitaron a participar y a pasarlo bien a gasteiztarras de todas las edades. "No nos vamos a perder la oportunidad de jugar en diferentes puntos de la ciudad. Pero no sólo nosotros, nuestros padres y abuelos también porque jugar es cosa de todos", pronunció Luca en su discurso inaugural. No hacía falta que lo jurase. Media hora antes de pronunciar estas palabras los dos pequeños pregoneros intentaban derribar unos bolos en la plaza de la Virgen Blanca. "No sabemos cómo se llama este juego, pero intentamos derribar estas figuras porque luego vamos a leer un mensaje y hacemos un poco de tiempo", confesaba Irene. Las dudas del nombre estaban más que justificadas ya que el objetivo de las actividades de esta mítica plaza es descubrir cómo se divierten en otros países del mundo. Un entretenimiento que más bien apunta a los bolos por la cantidad de versiones que hay allí instaladas. Una de ellas era la que practicaba Asier, de 13 años, empeñado en derribar con una peonza 26 figuras de madera, tal y como le enseñaba Zuriñe, la monitora. Jugaba a la pirindola, una trompa de cuatro caras que tiene su origen en la Alemania medieval. Los materiales típicos con los que se hacía por aquel entonces eran de madera o plomo, pero también se conservan modelos más sofisticados en plata y oro, como los que poseía el rey Carlos V. "He venido más de tres años al festival y no cambiaría nada", contaba este chico mientras enrollaba la cuerda en su enésimo intento de hacer pleno.
Para el ingenio también hay hueco en esta fiesta para los txikis. Y si no, que se lo pregunten a quienes participan en La imagen oculta, una actividad con intriga, en la que sólo la imaginación puede ayudar a describir una figura que DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, como medio copatrocinador del espectáculo, ha escondido entre la Virgen Blanca y General Loma. Entre los acertantes está en juego un lote de regalos diario compuesto por coches teledirigidos o un chaleco del alavés, entre muchos otros.
La opinión de los más jóvenes también se tiene en cuenta a la hora de mejorar este espacio, como se puede ver en el stand Opina en tu altavoz. "También pueden adivinar qué dibujo es el que mejor representa el programa Hirikoak. Colabora con el Ayuntamiento", cuenta Idoia, una de sus monitoras.
Una de las actividades que "gusta bastante", según la técnica del festival Sara Alonso, es la de tocar instrumentos fabricados con objetos reciclados, como sartenes. A sus tres años César los hacía sonar como los ángeles porque él también casi estaba en el cielo. "Hoy no ha ido al cole porque vino ayer de Burgos que es donde vive", matizaba su abuelo José Ramón en la plaza del Conde de Peñaflorida para quien el festival ha "cambiado para mejor".
Lo mismo piensa Marina y Ramón, abuelos de los mellizos Uxue y Unai, de 20 meses, por lo feliz que estaban en la plaza de La Provincia, reservada a los de 0 a 5 años, con dos de los 50.000 juguetes que 33 fabricantes han cedido para la ocasión. "Nosotros, los adultos, también disfrutamos. Ya te digo yo que sí", aseguraba Marina.
Quien no daba crédito tampoco era Álvaro, en su primer año como padre primerizo de Oihan, de 10 meses, quien se encontraba como pez en el agua en la piscina de bolas. "No sé de dónde han salido tantos juguetes. Los niños se vuelven locos en estos cuatro metros cuadrados".
Algo parecido le sucedía al madrileño Telmo, de 4 años, quien en compañía de su abuela Mari Carmen intentaba en una de las mesas de la Plaza España hacer un puzzle de una granja de animales. "Es demasiado grande este rompecabezas. Igual lo tienes que hacer en dos partes para que entre en la mesa", aconsejaba.
El evento no se olvida de instruir a los menores en el funcionamiento del tranvía, con un mapa en el que tienen que colocar sus paradas, o del taller de ecobicis, donde se puede conocer los bidegorris o el servicio de préstamo. Todo esto es en La Florida, donde además el kiosco Aventura ambiental reta a poner el nombre de aves y árboles de este pulmón verde.