Vitoria. El nuevo alcalde de Vitoria, Javier Maroto, pasó ayer por los micrófonos de Onda Vasca. El primer edil repasó su investidura, sus primeras decisiones como alcalde y sus proyectos más inmediatos. Una situación marcada por la crisis y por las cuentas municipales, donde ha detectado una situación más preocupante de la que se esperaba en un principio.
El pasado sábado fue investido alcalde con los votos de su partido. Incluso se habló de que contaría con el apoyo del PSE...
Bueno, pues el PSE al final no nos votó, se abstuvieron. Fue una de las sorpresas de la jornada.
¿Se lo esperaba?
No sé si lo esperábamos o no, porque el Partido Socialista de Álava es diferente del PSOE en general y a veces ya es conocido que tienen opiniones diversas. En todo caso, eso no nos preocupaba absolutamente nada desde la noche electoral. En toda Euskadi había dos cosas seguras: Iñaki Azkuna, alcalde de Bilbao y Javier Maroto, alcalde de Vitoria. Nosotros estábamos tranquilos desde el primer día, desde el 22 de mayo, y también lo que queríamos hacer en estas semanas antes de la toma de posesión era aprovechar esos días para tomar todas las decisiones difíciles en relación a supresión de altos cargos, reducción de la administración y primeras medidas de austeridad.
¿Qué se ha encontrado en la cuentas del Ayuntamiento?
Para empezar, los datos objetivos de que en tan sólo cuatro años de gestión con el gobierno socialista la deuda se ha multiplicado por dos y Vitoria ha pasado de ser la ciudad más saneada del País Vasco a ser la más endeudada. Por tanto, tenemos un duro trabajo para recomponer las cuentas municipales. Y también lo que hemos percibido de los técnicos expertos en materia económica en el Ayuntamiento es su máxima preocupación porque, efectivamente, la situación económica que nos han dejado los socialistas en Vitoria es, desafortunadamente, aún peor de lo que podíamos esperar.
¿Tanto como para que peligre el gasto corriente con el que funciona la ciudad?
Vamos a medirlo, vamos a estudiar exactamente en qué consiste. Lo mejor es poner los informes sobre la mesa, hablar de datos precisos y no dejarse llevar por sensaciones. Yo sí puedo decir que, por mi experiencia de ocho años como concejal de Hacienda y por la confianza que me inspiran algunos técnicos municipales en materia económica, que sí hay algunos datos reveladores de que la situación económica del Ayuntamiento se ha resentido después de cuatro años de gobernar como si aquí no pasase nada.
Pero seguro que habrá parte de la deuda que sí que esté justificada, pensada en retornos. Como los pasos necesarios para que Vitoria se haya convertido en Green Capital europea 2012...
Ésa es una inversión que no ha costado deuda. El galardón es el reconocimiento del trabajo de muchísimas personas, de muchísimos técnicos y de muchísimas corporaciones, que en las últimas décadas han realizado inversiones como el Anillo Verde. Ahí está la labor de un técnico como Luis Andrés Orive, que no había continuado con el gobierno socialista por desavenencias con ellos en materia medioambiental. A pesar de lo chocante de esto, hemos conseguido recuperar a este prestigioso técnico, y lo hemos hecho con la esperanza de que sea uno de los grandes valedores de la Green Capital.
¿Qué grandes proyectos mantiene y cuáles quiere cambiar? ¿Hay algo que descarte ya de entrada?
Nuestra prioridad es contribuir con todo lo que esté en nuestra mano para la generación de empleo y tratar de salir cuanto antes de la crisis. Esto es lo que anuncié como primera medida durante la precampaña electoral. Con proyectos como la creación de un polígono diferente al de Betoño en ese mismo enclave, un parque empresarial urbano que puede generar hasta 6.000 puestos de trabajo, no sólo cualificados sino también no cualificados, para todo tipo de personas. Además, hemos propuesto iniciar ya la transformación urbana de la ciudad; Vitoria no puede esperar más a ver cómo se regenera urbanamente y esta legislatura será también la de la transformación urbana de Vitoria, pero ligada a una seña de identidad como es el medio ambiente. Hay que hacer otras muchas cosas en materia de políticas sociales, en materia de tráfico y seguridad, pero las iremos presentando gradualmente en las próximas semanas.
Sobre asuntos sociales llamó mucha la atención esa propuesta, que era general del PP, sobre la cuestión de inmigración: pide al menos cinco años de empadronamiento para acceder a las ayudas sociales. Sin embargo, informes como el de La Caixa o el del Ararteko dicen que los inmigrantes aportan más de lo que reciben.
Yo no hablé de inmigración porque la inmigración no es una política municipal. Por lo tanto, nosotros hablamos de una cosa distinta. Hablamos del régimen de ayudas sociales que afecta a personas que vienen de otros países, que afecta a personas que vienen de otras comunidades autónomas, de otros municipios de Euskadi y de Vitoria. Dicho esto, lo que sí es cierto es que en Vitoria existen bolsas de fraude que están absolutamente contrastadas y hemos tenido un gobierno que miraba para otro lado. Yo creo profundamente en el sistema de ayudas sociales, creo que es una seña de identidad de Vitoria, pero con la misma contundencia que digo esto digo que no caben en ese sistema las personas de Vitoria, de Álava, de Euskadi, de España o de otros sitios que vengan aquí a hacer fraude.
Aún no se ha desvelado qué pasará en la Diputación, pero todo apunta a que el PNV repetirá en el gobierno si llega a un acuerdo con EB. ¿Cómo ve las relaciones con el Gobierno foral?
Pues, sea quien sea, buenas. A mí me gusta entenderme con todo el mundo, creo que es la obligación de un político en Euskadi y es mi vocación personal. Sea quien sea el próximo diputado general de Álava, tendrá al alcalde Javier Maroto con la mano tendida para hablar de las cosas de Vitoria y para hablar de las cosas de Álava.
¿Cuál ha sido el papel del Ayuntamiento de Vitoria en la operación entre el Baskonia y el Alavés?
El lunes de la semana pasada hubo un jarro de agua fría para muchísimos miles de vitorianos y alaveses cuando descubrimos que el Baskonia tiraba la toalla. Aquella sensación fue muy fuerte para muchos de nosotros y, aunque no había sido nombrado alcalde oficialmente todavía, intenté detectar cuál era el problema. El problema era un aval de 800.000 euros del total de la operación. Fue una larga mañana, pero creo que el esfuerzo mereció la pena porque al final conseguimos darle la vuelta a la tortilla. En unos días pondré el papel sobre la mesa para que el Ayuntamiento pueda salvar esa operación. Yo no podía ser alcalde de Vitoria sin haber hecho todo lo que estuviese en mi mano por salvar el Alavés. Y lo digo porque en Vitoria, en Álava, además de las fiestas, el Celedón o el Baskonia, el Alavés es de las pocas cosas que nos unen a todos los vitorianos y alaveses, independientemente de si tenemos una ideología, otra o ninguna.