Vitoria. A Vitoria le ha salido caro "dejar de ser una ciudad aburrida de provincias", frase con la que Patxi Lazcoz resumió su paso por el Consistorio gasteiztarra. El nuevo alcalde, Javier Maroto, desató ayer todas las alarmas al asegurar que la situación económica de la institución local es "muy preocupante". Y no tanto por la deuda, aunque ésta asciende ya a alrededor de 140 millones de euros, sino por el estado de la Tesorería. Según las informaciones recabadas por el dirigente popular en los últimos días, el cerdito municipal apenas tintinea. Prácticamente no queda dinero líquido.

Maroto desveló la mala noticia en su primera entrevista radiofónica, pero no la concretó en cifras. Es una conclusión que él mismo ha alcanzado tras mantener diversas reuniones con el director saliente de Hacienda, con el entrante y con el interventor municipal, el funcionario encargado de velar por el buen uso del dinero que gestiona el Ayuntamiento; el mismo que alertó de que las Cuentas de 2011 -417 millones de euros, una deuda de 23 y previsiones más que optimistas en ingresos por venta de suelo- incumplían el principio de estabilidad presupuestaria.

El PP y EB ya llevaban tiempo alertando de que el Consistorio estaba perdiendo dinero contante y sonante. Pero tras el traspaso de poderes y gracias a su nuevo cargo, Maroto ha confirmado que el estado de las arcas "es mucho peor" de lo que imaginaba y de lo que los socialistas le habían hecho creer. Por eso, va a solicitar un informe al Interventor para clarificar qué es lo que ha pasado desde el año 2008. El documento permitirá conocer los motivos por los que el Ayuntamiento ha perdido sus ahorros, hacia dónde se ha escapado el dinero que guardaba y qué actuaciones podrían estar en peligro por esta gestión. Así pues, servirá como punto de partida para replanificar la lista de proyectos prioritarios para el desarrollo de la ciudad; un ránking en el que con toda seguridad ya no aparecerá entre los primeros puestos el BAI Center. Ni siquiera redimensionándolo, como se habían propuesto los populares antes de descubrir el estado supuestamente moribundo de la Tesorería municipal.

Las declaraciones de Maroto al respecto del proyecto estrella de Patxi Lazcoz, y dado el enfermizo estado de las arcas municipales, no pudieron ser más esclarecedoras. "Voy a primar el rigor y la eficacia en lo económico. No voy a permitir gastos que no se puedan comprender". Una filosofía que, evidentemente, pone en la picota a José Ramón Villar, gerente del BAI Center desde el año 2009 y anteriormente director del bufete de abogados Garrigues Walker de Manhattan. Este periódico ya desveló hace una semana la intención del PP de prescindir de los servicios de este fichaje de la era socialista, aunque antes tenía previsto consultar con los servicios jurídicos la viabilidad de esta opción. Por los pocos detalles que en su día trascendieron a la prensa, se sabe que la rescisión del contrato es una alternativa onerosa: incluye una cláusula de rescisión por la que, en caso de enseñarle la puerta de salida a Villar, éste se llevaría lo equivalente a un año de salario fijo; esto es, 94.000 euros.

No obstante, si sigue adelante con el despido, Maroto pretende tener las espaldas bien cubiertas. El alcalde ha solicitado un exhaustivo informe sobre el trabajo realizado por el gerente del BAI Center para, con el documento en la mano, comunicarle su decisión. Es fácil, en cualquier caso, adivinar cuál será. Aún no se ha puesto en marcha la sociedad pública, ni la fundación ni el patronato, y no hay pistas sobre la programación que ha Villar ha podido cerrar. Por los pasillos municipales se ha llegado a oir que este año y medio ha sido un tiempo "perdido".